Entrevista a Isabelino Sánchez Criador y propietario del afijo De Sonella. Isabelino es ante todo cazador y cría sus perros teniendo claro que esa será su función: cazar.
A partir de esa premisa, como él mismo reconoce, los setters que salen de su criadero De Sonella son también precoces, equilibrados e inteligentes, lo que también es importante para su adiestramiento.
¿Cuántos años lleva criando perros de caza?
Desde que tengo uso de razón siempre he cazado, primero haciendo de morralero en la cuadrilla del hermano mayor de un amigo y después, a partir de los 18 años, con escopeta y perro por delante.
Por mis manos pasaron perros de distintas razas como el epagneul bretón, pointer y braco alemán. Y fue con los bracos alemanes con los que comencé a hacer alguna camada para mi disfrute y el de mis amistades.
Allá por el año 1990 fue cuando adquirí mi primer ejemplar de setter inglés, Tino, del afijo De Arguillo, perteneciente a Jesús Ibarra, de Zaragoza.
Este setter, pequeño en cuanto a tamaño pero gran cazador, con sus guías y sus muestras tan felinas me enamoró, me hizo un setterman y un apasionado de esta raza.
Al cabo del tiempo adquirí un ejemplar hembra de Fermín Mourenza y ahí, sin darme cuenta, comenzó mi singladura como criador de esta raza.
Casi treinta años después sigo con la misma pasión por el setter inglés, aunque ahora disfruto estudiando los cruces a realizar buscando la forma de mejorar la línea, compartiendo mis setters con los amigos y sobre todo cazando con ellos.
Las camadas que realizo son escasas, unas tres o cuatro anuales, ya que me gusta socializar a los cachorros y tener mucho contacto con ellos.
Además trato de guiarlos para despertarles desde pequeños su actitud cazadora. Con más camadas no podría realizar una atención adecuada.
La socialización abarca desde el nacimiento hasta la madurez, pero el periodo más importante y crítico es el que se sitúa entre los 30 días y los tres o cuatro primeros meses de vida del cachorro.
Carácter equilibrado, más una socialización óptima, igual a una buena adiestrabilidad.
¿Por qué setter inglés?
Porque en el trabajo de setter inglés encontramos cualidades excepcionales tales como la velocidad, la pasión, la inteligencia para asimilar las experiencias, un olfato increíble y poderoso, la muestra firme y, cómo no, la guía reptante y felina que caracteriza a esta raza y llena de emoción el corazón de los que cazan con ella.
Es un perro que rezuma elegancia, ya sea tumbado en la alfombra o galopando en busca de perdices, codornices o becadas.
Estos aspectos los exhibe tanto en el empleo en diversos tipos de caza, como en diferentes terrenos cinegéticos.
Todas estas cualidades innatas deben ser guiadas atentamente con un buen adiestramiento y un constante entrenamiento.
¿De dónde viene el nombre de su afijo?
El criadero se encuentra en la localidad de Onda (Castellón), en una parcela de 5000 metros cuadrados situada en las estribaciones del Parque Natural de Sierra Espadán.
Las instalaciones están compuestas por ocho caniles, dos parideras y dos parques para cachorros, estando orientadas al sur y resguardadas de los vientos dominantes del norte.
La denominación De Sonella viene dada por el río que lleva el mismo nombre y que linda con la parcela, río que también da su nombre a la partida donde se encuentra ubicado el criadero y mi casa.
Me consta que cuida mucho sus cruces, ¿qué criterios tiene para elegir los congéneres y por qué?
Uno de los aspectos más importantes para que considere qué setter es adecuado para la línea De Sonella es que tenga una gran pasión por la caza y me haga disfrutar en el campo.
Una de nuestras principales diferencias es que, por encima de todo, yo soy cazador y busco un setter que me responda cazando y me dé satisfacciones en cada jornada de caza. Seleccionamos por y para la caza.
Los setters que salen de casa tienen una gran precocidad, siendo igualmente ejemplares muy equilibrados. Inteligencia, equilibrio, pasión y estilo, estas son las máximas exigencias y aspiraciones que me impongo en cada ejemplar del criadero De Sonella.
¿Qué importancia le da a la hembra y al macho en el cruce?
Aquellos perros destinados a la reproducción tienen que haber demostrado en el campo que son excelentes cazando, equilibrados e inteligentes, con buenos vientos y amplio recorrido.
Además han de estar libres de defectos o enfermedades genéticas hereditarias, como la displasia de cadera, entropión o monorquidismo.
En los cruces que realizo, tanto los machos como las hembras deben estar bien construidos morfológicamente.
Tienen que ser agradables a la vista, pues lo bueno y lo bello han de ir de la mano. La importancia que le doy entre machos y hembras en los cruces está repartida al 50 % entre ellos: «Tanto monta, monta tanto…».
¿Qué diferencias encuentra entre la selección del cruce para la caza o para la competición?
Pues no debería haber diferencias entre un perro de caza y un perro de competición, pero en realidad sí que las hay.
Ahora se pueden casi diferenciar dos líneas: las de caza y las de competición. Dicho esto, pregunto: ¿Quién no ha cruzado, o le gustaría hacerlo, con ese ejemplar de competición que hace turnos increíbles y sus descendientes dan muy buenos resultados en las labores cinegéticas?
Para las líneas de caza no viene mal usar en ocasiones perros de competición como sementales, siempre sabiendo lo que buscas y viendo ‘cazar’ personalmente al perro en cuestión.
Más allá de la competición mi mayor satisfacción es cuando un propietario de un cachorro De Sonella me dice: «Aquel setter que me llevé me caza fantástico, son increíbles los vientos que tiene, me encuentra la caza con mucha facilidad».
Comentarios de este tipo son los que me hacen seguir con ilusión en la cría y selección del setter inglés.
Antes que criador soy cazador y me preocupo por conseguir ejemplares que rindan en el campo y que me hagan disfrutar a mí y a sus propietarios.
Los trofeos los valoro y los entiendo como un baremo entre los mejores perros de cada raza, pero no me obsesionan. Prefiero priorizar la satisfacción del cazador que sale al campo cada fin de semana detrás de las perdices, codornices o becadas.
Volará y correrá las perdices una y otra vez hasta que un día, cuando le lleguen las primeras emanaciones, se quedará clavado en el suelo, tenso, masticando el viento, tumbado todo lo largo que es, está en muestra…, volarán las perdices y a partir de aquí nos daremos cuenta de que ya tenemos un nuevo compañero de caza.