Codorniz

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Cuidemos a la codorniz 
Dr. Jesús Nadal (UdL) 

A lo largo de su vida, la pequeña africana  se encontrará con un gran número de  adversidades a las que tendrá que enfrentarse  en sus largos viajes migratorios. Y una especie  que vive en muchos países, como es el caso de  esta coturna, no puede aprovecharse pensando  en que si no la cazo yo lo hará el vecino,  pues ello la empujaría inexorablemente a su  extinción. Por favor, seamos responsables.

La codorniz ofrece  momentos de  caza inolvidables junto a nuestro compañero pañero.

Y es que la incertidumbre  en su localización  y la calidad  del trabajo del can en la  búsqueda convierten a  esta caza en una de las  más deseadas.

La codorniz es un ave migradora que está sometida a un gran número  de vicisitudes. Muchos  de los desenlaces  a los que se enfrenta suman  la probabilidad de  morir.

A diferencia de  los animales que permanecen  todo el año sobre  el mismo terreno, la  codorniz  silvestre no pertenece a un solo territorio o  país, sino que atañe a dos continentes y a un buen  número de naciones.

Por ello es fácil comprender  que si los estados no son capaces de cuidar las vidas  humanas en su trasiego, mucho más lejos están  de preocuparse de una pequeña avecilla. Las  codornices pueden hacer dos viajes anuales del  orden de 3.200-4.500 kilómetros entre Europa y  África, y la mayoría sucumben en esta odisea.

Aunque la codorniz aparece reflejada en los libros  desde el comienzo de la Historia, las series  de datos que comparan su abundancia sólo están  disponibles desde el siglo pasado. Por eso conocemos  que su población sufrió un gran declive con  la mecanización del campo a partir de 1950.

Sin  embargo, en las últimas décadas la abundancia de  codorniz ha permanecido constante dentro de sus  oscilaciones típicas. ¿Cómo es posible que una especie  íntimamente ligada a los agrosistemas subsista  y mantenga bien sus poblaciones en la actualidad?

En los últimos cinco siglos, la tasa de extinción  de especies animales se ha multiplicado por  100. En el siglo XX han desparecido 477 especies  de vertebrados. La fauna expira a velocidad vertiginosa  como consecuencia de la actividad humana.

En el siglo pasado borramos del planeta a tantas  especies como se esperaba que se extinguiesen  de forma natural para un periodo de 10.000 años.  Los animales mueren porque destruimos su hábitat,  lo contaminamos y sobreexplotamos sus poblaciones.

Los humanos dominamos el planeta y  lo transformamos en un lugar para ganar dinero.

Un largo viaje  

La migración lleva a las codornices al final del verano  desde Europa hasta África, y en la primavera  desde África hasta Europa.

En Europa la codorniz  llega hasta el centro e incluso al norte; en África,  hasta debajo del Sahara, a la zona del Sahel. Por  ejemplo, una codorniz que nació en el valle del  Ebro en junio de 2014 con pocos días de edad vio  cómo cosechaban la parcela de cebada que le daba  cobijo.

Fueron muchas las peripecias que tuvo que  pasar hasta completar su crecimiento: sortear los  riesgos de predadores, maquinaria, vehículos, sustancias  peligrosas, cables, cazadores… A los dos  meses de edad, desde la mitad de agosto comenzó  su viaje hacia el sur, atravesó la Península con vuelos  nocturnos, haciendo estancias cortas de repostaje  cuando encontró hábitats de regadío con cultivos  apropiados y también en zonas de matorral  con herbáceas, hasta que al final llegó cerca de la  costa en Tarifa.

Desde aquí saltó hacia los cultivos  de los llanos marroquíes para después proseguir,  subir y atravesar el Atlas, siguiendo la misma estrategia  que en la Península para llegar bien dotada de  reservas antes de enfrentarse al Sahara.
Desde su partida, en la Península progresivamente  las noches se han ido haciendo más largas.  Posiblemente, su último repostaje antes de  atravesar el desierto lo tenga a sus puertas, donde  le esperan los halcones del desierto (el tagarote  y el borní).

Hasta ahora los desplazamientos  nocturnos han sido de 150-250 kilómetros (entre  dos y cuatro horas de viaje).

Atravesar el desierto  le exige mayores distancias de vuelo nocturnas,  de unos 450-550 kilómetros (entre 8 y 9,5 horas  de viaje), con paradas cortas de descanso en páramos  desérticos sin apenas recursos. De esta forma  en tres o cinco noches puede atravesar el Sahara.

Una vez que ha llegado al valle del Níger, en  el Sahel, puede en una amplia faja de hábitat favorable  buscar un hábitat idóneo para invernar.  Este viaje ha podido durar de 15 hasta 45 días y  ser hasta 1.600 kilómetros más largo si nació en el  norte de Europa.

En el regreso, seguramente participará  en una primera reproducción en el Magreb,  en las llanuras marroquíes. Después, los predadores,  maquinaria, vehículos, sustancias peligrosas,  cables o furtivos seguramente acabarán con su vida.

Si pertenece a los ejemplares más afortunados,  participará en una o dos reproducciones más en  Europa, probablemente en España. La filopatria  (el regreso al lugar de nacimiento para reproducirse  allí) de la codorniz es difícilmente demostrable  porque su esperanza de vida no llega al año.

Sí  se han recuperado algunos ejemplares que han regresado  al mismo lugar del que partieron, aunque  son poco frecuentes estos registros.  Ahora podemos comprender que la segunda  parte de la estrategia biológica de la codorniz, la  reproducción, es imprescindible que suceda antes  del año de edad, puesto que la esperanza de vida  de los ejemplares es más corta que un año.

Esto  no es fácil de interpretar desde el punto de vista  del calendario humano. Un mismo año se producen  y también desaparecen varias generaciones de  codornices. Si la codorniz se encuentra en un hábitat  de calidad, desde el final de diciembre puede  comenzar la reproducción.

Salvo en las zonas  de regadío, que pueden tener varios ciclos de cultivos  en distintas fases de crecimiento y maduración,  lo habitual es que el ciclo de la reproducción  de la codorniz esté sincronizado con el crecimiento  y maduración del cereal o de las plantas  herbáceas, de forma que, cuando llega la cosecha,  los pollos sean volantones. En este momento,  los machos de codorniz y las hembras libres,  sin puesta ni crías, ya se han desplazado a otro lugar  de mayor latitud, altitud o humedad, con cultivos  y plantas en crecimiento, para iniciar otro ciclo  reproductor. Así sucesivamente hasta agotar la  primavera y el verano.

Algunos ejemplares, según  la bondad del año y del hábitat, tienen pollos incluso  hasta en octubre.

Reproducción y cría 

La reproducción de la codorniz por estar distribuida  en el espacio (continentes, países, zonas biogeográficas  y hábitats) y secuenciada en el tiempo  (final del invierno, primavera, verano, inicio de  otoño) usa un complejo sistema de distribución de  oportunidades y ejemplares.

A la selección natural  se le suma la selección sexual y la competencia  entre ambos sexos. Las codornices se concentran  en determinadas áreas para reproducirse. La densidad  de ejemplares en el área reproductora juega  un papel de primer orden en la dinámica de la especie.

La supervivencia de la codorniz depende  directamente de la abundancia y salud de la población  reproductora. En el área de cría debe concentrarse  un número suficiente de ejemplares para  que la selección sexual sea efectiva biológicamente.  Los machos intentan aparearse con el mayor  número posible de hembras. Las hembras tienen  que seleccionar a los machos que ofrecen la máxima  calidad para su descendencia.

Esta lucha entre ambos sexos está mediada  por la localización de áreas óptimas para la cría  y el encuentro entre los grupos de ejemplares.  Los machos se desplazan en grupos de machos  cantores buscando áreas de cría para atraer y encontrar  a las hembras. La cantidad de machos que  pasa por unidad de tiempo por la zona de cría define  la calidad de esta área y, en buena medida,  su éxito reproductor.

Aunque fundamentalmente  es la hembra quien elige consorte/s, número de  huevos puestos y esfuerzo dedicado a criar los pollos,  es finalmente la calidad del hábitat, a través  de su producción primaria neta, la que, modulada  por el clima, la meteorología y la agronomía,  determina los recursos disponibles para el éxito  reproductor.

Esta interesante estrategia biológica de la codorniz  le permite subsistir con éxito a la moderna  transformación de la tierra. La cantidad de dinero  que se invierte para modificar el suelo y los paisajes  depende de la riqueza (grado de desarrollo  humano) y de la cantidad de habitantes por kilómetro  cuadrado de cada región. Durante el Paleolítico  inferior, la población mundial era de unos  125.000 habitantes, todos en África.

A comienzos  de la era cristiana había 300 millones de habitantes.  Desde la Revolución Industrial (segunda mitad  del siglo XVIII), se produce un crecimiento  demográfico exponencial: de 800 millones, en un  periodo muy corto de tiempo (250 años), hemos  pasado a 7.300 millones. En los últimos 25 años  la población ha crecido tanto como lo había hecho  en toda la historia.

Un hombre que nació el  24 de junio 2014 ahora tiene 135.500.000 personas  menores que él (han nacido después de esa fecha)  y hay 7.187.500.000 mayores que él (han nacido  antes de esa fecha). La esperanza de vida de  este hombre si nació en España es de 87 años; si  lo hizo en Marruecos, de 79 años; en Argelia, de  75 años; en Mauritania, de 66 año; en Mali, de 64  años; en Senegal, de 67 años; y en Guinea, de 63  años.

En todos estos países puede transcurrir la  corta vida de la codorniz del ejemplo nacida en el  valle del Ebro.  En nuestro ejemplo de la migración invernal  de esta codorniz vemos que desde Europa hasta  su destino invernal en África ha atravesado España,  el Magreb (Marruecos), el Sahara (Argelia y  Mauritania) para llegar al Shael (Mali).

El número  de habitantes por kilómetro cuadrado es mayor  en España, disminuye en el Magreb, se hace mínimo  en el Sahara y aumenta en el Sahel. Si examinamos  la tendencia de la densidad de habitantes  por kilómetro cuadrado en los países de estas  regiones biogeográficas, encontramos que desde  1961 hasta 2013 en España la población ha aumentado  un 51%; en Marruecos, un 164%; en Argelia,  un 200%; en Mauritania, un 300%; y en Mali,  un 200%.

Conociendo el drama humano de  estos países, su escasez de alimentos y recursos,  podemos sospechar cómo ha cambiado la situación  para la codorniz allí.

Su relación con el desarrollo social   

Los hombres explotamos en nuestro beneficio la  tierra, aprovechamos sin escrúpulos las diferencias  que existen con respecto a las endebles sociedades  en vías de desarrollo.

En estos países los sistemas  sanitarios, educativos, sociales y de regulación del  aprovechamiento de los recursos naturales carecen  de los medios y la eficiencia necesaria.

Hay empresas  europeas que se dedican a explotar sin un plan  de sostenibilidad los recursos cinegéticos en el Magreb  y en el Sahel. La tragedia que codornices y  hombres protagonizamos es una enfermedad que  se transmite por la publicidad, el marketing y el patrocinio  con el fin de hacer dinero.

Lo que percibimos depende de la selección que  hacemos de la información, de la atención que le  prestamos y de nuestra interpretación. La codorniz  está bien y permite su aprovechamiento sostenible.

Y podría estar mucho mejor y tener episodios de  sobreabundancia como los tuvo en el pasado. La  codorniz en el Magreb y en el Sahel depende del  tipo de desarrollo de las sociedades que allí viven.

Este recurso natural puede ser un revulsivo valioso  para aquellas sociedades si renovamos nuestra percepción  del planeta, de su tierra y sus gentes.  Los cazadores europeos deben innovar, buscar  nuevas respuestas a las preguntas que plantea la  gestión sostenible de la codorniz.
Con talento emprendedor,  vocación, motivación… podemos encontrar  soluciones adecuadas que beneficien a la  codorniz y a los hombres que habitan en los países  donde vive la especie. Tenemos que diseñar  nuevas herramientas y aplicar las tecnologías más  punteras para conseguir gestionar eficazmente los  recursos que compartimos entre hombres de muy  distintos países.

Corresponde a las naciones con  mayor riqueza realizar las inversiones necesarias  en las más desfavorecidas, porque nosotros disponemos  del conocimiento, las ideas, los recursos, la  capacidad y la responsabilidad de hacerlo.

DESPIECES 
La influencia negativa del hombre en su hábitat 

El hombre altera la faz de la tierra según sus propósitos:  allí donde antes había un paisaje natural instalamos uno  urbano. Las ciudades nos permiten crear infraestructuras  y servicios que aumentan nuestra supervivencia.

Sin embargo,  esto implica la desaparición de los ecosistemas  naturales y de sus pobladores. Cambiamos lo natural por  lo artificial, porque cuanto mayor es la población humana,  más aumentan las ventajas y comodidades para nuestra  vida.

Sin embargo, no queremos hacernos cargo de lo que  les ocurre a los ecosistemas naturales del planeta… a pesar  de que los daños a la naturaleza repercuten negativamente  sobre nuestra propia calidad de vida y estrangulan la  esperanza para las generaciones futuras.

La única meta de  la humanidad actual es el crecimiento continuo de la cantidad  y la inmediatez de dinero acumulado.  A partir de 1950, de forma paralela al desarrollo de los  motores de explosión y de los vehículos, surgió la tecnología  química.

Desde entonces el hombre no ha parado de  crear y liberar sustancias químicas al medio ambiente. Los  productos químicos permiten el progreso, también la contaminación  y el envenenamiento de la naturaleza.

Las sustancias  químicas las usamos en la vida diaria: artículos de  limpieza, ropa, utensilios, pinturas, insecticidas, fungicidas…  Los productos químicos son impulsores del crecimiento económico,  del comercio y del empleo, por lo que la sociedad  moderna depende totalmente de ellos.

Sin los fitosanitarios sería imposible alimentar a la población  actual del mundo. A la vez, estas sustancias químicas  explican en gran medida la defaunación y la degradación  de los ecosistemas.

La producción mundial de sustancias  químicas ha pasado del millón de toneladas en 1930 a las  cientos de millones de toneladas actuales. La industria de  las sustancias químicas convierte materias primas tales como  petróleo, gas natural, aire, agua, metales y minerales  en miles de productos distintos.

En 2011, la UE poseía la  segunda industria química más grande después de China.  Se desconoce el número exacto de sustancias químicas  en el mercado… y cada año aparecen nuevas.

La UE ha  desarrollado un reglamento para evaluar los riesgos que  representan los productos químicos para la salud humana  y el medio ambiente, otro reglamento sobre los biocidas,  otro sobre los riesgos y otro sobre la importación y exportación de productos químicos.

A pesar de estos reglamentos,  ningún ser vivo, incluidas las codornices, se libran de su  impacto. ¿Por qué la codorniz resiste con éxito a la defaunación  que produce la vida moderna?

La estrategia de vida de la codorniz incluye dos historias  apasionantes: en primer lugar, la migración; y en segundo,  la reproducción, ambas perfectamente sincronizadas, armonizadas  e imbricadas. La historia de la vida de la codorniz  permanece oculta en muchos aspectos.

Poco a poco,  con la ayuda de los cazadores colaboradores, exploramos  y destapamos los secretos de los hechos biológicos de  esta especie.

La recuperación de los ejemplares anillados  la recogida de muestras biológicas y la cumplimentación  de las encuestas de los sobres-ficha aportan valiosa información  para comprender a la codorniz.

La Federación de  Caza de Castilla y León lidera este proyecto y da apoyo  a estos trabajos, por lo que la mayoría de los cazadores  colaboradores pertenecen a ella.

También contribuyen  a esta labor cazadores sensibilizados de todo el país. Los  venadores de todas las comunidades autónomas están  unidos para apoyar nuestras investigaciones.

Si quieres saber más sobre la codorniz, en Trofeo Caza dispones de toda la información relacionada con una de nuestras especies cinegéticas más representativas:

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Y como siempre, en Trofeo Caza encontrarás las mejores recetas para que disfrutes con los tuyos:

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