La astucia y dureza del jabalí le convierte en una de las piezas de mayor más complicadas de abatir tanto en montería como en espera. Por eso deberemos colocar muy bien nuestro tiro, pues no nos ofrecerá demasiadas oportunidades. Apunte bien, mantenga la calma y dispare siguiendo estos consejos.
Tradicionalmente se han distinguido dos subespecies ibéricas, el jabalí albar (Sus scrofa castilianus), de distribución más norteña, mayor tamaño y pelaje más claro y tupido, y el jabalí arocho (Sus scrofa baeticus), más al sur peninsular, menos grande y de pelo más oscuro.
Aunque su vista es poco aguda, su sentido del olfato es finísimo, igual que su oído, por lo que no es un contendiente fácil. Da pocas oportunidades al tiro, ya que es muy nervioso y de movimientos realmente rápidos, echándose literalmente al matorral más espeso delante de nuestros ojos.
Nada tan emocionante como tratar de encontrar sus huellas con los perros, una mañana fresca, para sacarlo de su encame, en un gancho o una batida, o participar en una montería en la que abunde este animal.
Luego estarán los que disfruten cebándolo: maíz junto a una baña, algunos dulces… Cada uno tiene su secreto para finalmente aguardarlo a últimas horas del día o ya en la noche de luna.
ARMAS Y MUNICIONES PARA EL JABALÍ
Aunque en nuestro país pueden encontrarse ejemplares de jabalí realmente importantes, de hasta 120 kilos o más, se hallan lejos de los enormes pesos que llegan a alcanzar en otros lugares de Europa.
Pero siempre será un duro rival, resistente a los impactos y sumamente rápido en el monte. Muchos son los que se han iniciado en su caza con una simple escopeta del 12, cargada con balas o postas (sobre todo de noche), y luego han evolucionado al rifle.
La elección del calibre adecuado podrá ser muy amplia. Por tamaño y peso, un rifle de cerrojo para animales de tamaño medio servirá. El jovencito que quiere iniciarse en esto podrá usar algo tan “cómodo” para sus primeras esperas como un .243 Winchester, entre otras municiones de calibres pequeños.
Pero en su inmensa mayoría, la caza del jabalí se presentará en situaciones de tiro a corta distancia, o media, y con monte fuerte. Por ello se imponen los cartuchos de buena energía de choque, pasando a un segundo plano la necesidad de grandes trayectorias planas..
En las monterías, ganchos o batidas se utilizan otros sistemas de rifles distintos a los de cerrojo, pero de buenos resultados en este ámbito. Así, los semiautomáticos proporcionan una demoledora cadencia de tiro por la rapidísima sucesión de sus disparos, siendo muy utilizados los .30-06, pero también los del .300 Winchester y 9,3×62.
Y también unos rifles muy eficaces en este entorno, pero casi olvidados en nuestro país, los de palanca, un arma muy compacta y resolutiva a corta distancia pero disparando una munición que les lleva a ocupar los últimos puestos en el ranking de trayectorias, caso del .44 Remington Magnum, .30-30 Win, .45-70 Government, .444 Marlin ó .450 Marlin, entre otros, que con una excepción, el Browning BLR (Browning Lever-action Rifle), pues gracias a su peculiar cierre por cremallera utiliza la cartuchería propia de los comunes rifles de cerrojo.
En general, los rifles de palanca clásicos son rifles cortos, muy manejables y bien balanceados, pero su alcance eficaz se reduce hasta unos 150 metros.
No olvidemos tampoco los diferentes express yuxtapuestos o superpuestos, muy utilizados en 8 x 57 JSR o en el 9’3 x 74R, y que están como hechos a medida para estas disciplinas.
En cuanto a las miras, igualmente se usa de todo, desde las abiertas metálicas o las tipo Red Dot holográficas, muy apropiadas para ganchos en terrenos muy espesos, hasta los visores más monteros de 1’1-4×24, que se adaptan bien al tiro a la carrera o los más luminosos de 1,5-6 x 42; 2,5-10×50 o los de 3-12×56 para las noches.
Y…¿DÓNDE COLOCAMOS EL DISPARO PARA QUE SEA EFECTIVO?
A diferencia de otros mamíferos de mayor talla y más estilizados, como el venado, gamo, etc., el jabalí es un blanco enjuto, apretado, de cuello y miembros cortos.
Su figura recuerda dos elementos troncocónicos unidos por su base: el uno formado por la cabeza y el cuello; el otro, el resto del cuerpo. Los elementos anatómicos fáciles de identificar en otras especies van a estar mucho más camuflados en este suido, mayormente debido al espeso pelaje.
En efecto, el hombro y la punta de la paleta pueden estar muy ocultos por las cerdas, mientras que el codillo tratamos de adivinarlo siguiendo hacía arriba la pata delantera.
Y si en otros animales la cruz es una muy buena referencia, aquí tenemos una crín dorsal en ocasiones muy hipertrofiada que llega a acabar en la zona dorso-lumbar, otro elemento que puede confundir al cazador novel.
¿Qué referencias tomamos entonces? Hay quien dice, y no sin razón, que “donde más bulto haga…”. Y es que la zona que va desde el eje de la pata anterior hacia arriba hasta donde “debe estar” la cruz auténtica, la determinada por las apófisis espinosas de las primeras vértebras dorsales, es el área de mayor grueso del animal y en donde están, de abajo arriba, corazón, pulmones y columna dorsal.
Si prolongamos el eje del cuello hacia atrás hasta juntarse con la línea anteriormente descrita, llegamos a un punto en mitad del tórax donde tendremos la parte alta del corazón, grandes vasos emergentes de él y zona anterior de los pulmones.
Desvíos hacia delante irán a aquel hombro desapercibido, por arriba a la columna, por debajo al parénquima cardíaco y por detrás… correrá más y tardaremos más en cobrarlo, porque seguramente irá herido en la parte inferior de los pulmones, hígado, o empanzado.
Después tenemos los disparos especiales para el jabalí, como el tiro debajo de la oreja, propio de las esperas y preferido por algunos cazadores lugareños que velan por “estropear la menor carne posible”.
Y hablando de esperas… conforme cae el día y todo se mezcla en un mosaico de sombras, cuando aparece el jabalí habrá que confiar en la suerte de verlo sobre algún fondo más claro, en la baña, con algún terraplén calizo detrás… y a encontrar esa zona torácica “sensible”.
Mostrándose de perfil todo será más sencillo. Otra cosa será si se pone de cara o tres cuartos… Entonces será cuestión de esperar o de dilucidar cada relieve y cada minúscula referencia que nos deje acertar.
Texto: Enrique Lacuesta
Fotografías: Adolfo Sanz
pues nunca es tarde ni se deben perder las esperanzas. enhorabuena