La mayoría de los cotos tiene aprobada en su Plan Técnico de Caza una zona declarada para el adiestramiento de los perros de caza. Las áreas de aleccionamiento disfrutan de un régimen temporal especial, lo que permite poder practicar el entrenamiento del perro en ellas durante un amplio periodo, aunque en cada comunidad autónoma y coto las reglas de estos campos de instrucción son específicas.
Desde que los cazadores solicitaron que se habilitase alguna zona en los cotos para el entrenamiento de sus perros de caza, las distintas autonomías han desarrollado normativas para la declaración de estas zonas dentro de los cotos.
Los campos de adiestramiento pueden tener muy distintas características: extensión, localización, posibilidades de acción y reglamentación asociada… Se trata de microcotos para la enseñanza de los perros dentro de los cotos de caza.
Estos espacios tienen sus propias normas de funcionamiento, distintas a las del coto. Por eso, examinar las zonas de adiestramiento nos permite saber mucho de cómo se gestiona el coto y sobre los cazadores que realizan su aprovechamiento.
DIFERENTES COMUNIDADES, DISTINTAS REGULACIONES
No son los mismos los requisitos que exigen para su instrucción los perros de pluma que los de pelo, madriguera o rastros de caza mayor.
Cuando la gestión del coto está orientada hacia la caza menor con perro, los responsables se han ocupado de disponer de una buena zona de adiestramiento porque existe esa demanda desde los cazadores.
En las Islas Canarias, los campos de adiestramiento están generalizados, como las zonas de caza controlada. Allí, estos terrenos se dividen en campos de pelo (para conejo) y pluma (para perdiz), además de campos de verano (abiertos antes del comienzo del periodo hábil) y de invierno (abiertos después del cierre del periodo hábil).
Los campos de entrenamiento tienen un periodo concreto de uso, fuera del cual no es posible visitarlos porque quedan vedados. Este sistema se aplica para proteger a las especies silvestres y ha dado un excelente resultado, pues estas áreas no sólo funcionan como zonas para entrenar a los perros, sino también como excelentes reservas para proteger las poblaciones cinegéticas.
Otra situación muy especial es la que se encuentra en la campiña andaluza. Puesto que en esa latitud al final del invierno los cereales tienen más de una cuarta (25 centímetros de altura) y las perdices ya van en parejas, es posible mostrar las colleras (parejas de perdices en Andalucía) con el perro como si se tratase de codornices, pues bajo esas condiciones las perdices aguantan la muestra del perro.
Sin duda, una situación excelente para el adiestramiento y la competición de los perros de muestra. Hace muchos años que los adiestradores franceses la aprovechan y bajan a Andalucía durante esta época para entrenar durante 15 días a sus perros. Por ello es en esta región donde se celebran las pruebas más prestigiosas sobre las virtudes de los perros.
Durante el proceso de instrucción, el maestro mantiene un diálogo tenso con el perro. Lo aprendido por el can depende de la solidez, audacia y estímulos que el profesor puede ofrecerle. La oferta se asocia estrechamente con el campo de adiestramiento y sus posibilidades.
El influjo que opera durante la instrucción lo regula el adiestrador, sin embargo, las oportunidades dependen del campo. Así, podemos comprender que la genialidad de los instructores radica en gran parte en la elección del campo de adiestramiento. Los franceses no dudan en hacer más de 1.300 kilómetros para enseñar bien a sus perros.
¿PERRO PARA LA CAZA DE PLUMAS O DE PELO?
¿Qué zona de adiestramiento queremos? ¿Qué características tiene el perro que queremos entrenar? ¿Cómo queremos preparar a nuestro perro? ¿Para cuántos cazadores es útil la zona de adiestramiento? ¿Qué modelo de zona de adiestramiento necesita nuestra sociedad de cazadores?
No son los mismos los requisitos que exigen para su instrucción los perros de pluma que los de pelo, madriguera o rastros de caza mayor. Los de pluma se pueden adiestrar en una pradera, los de pelo en un matorral, los de madriguera con un tubo y los de rastro con un camino de olor.
Otra cuestión muy distinta es la preparación física del perro, que requiere un circuito para correr y andar, una poza para nadar y un montón de tierra para cavar.
Enseñar las aptitudes para la búsqueda precisa de espacio y de animales de caza. La instrucción con animales silvestres es la idónea, pero su disponibilidad es muy limitada, por lo que frecuentemente se usan animales de granja. El olor de un animal de granja es muy distinto al de otro de campo.
Esto hace que perros que son excelentes con piezas de granja tengan un largo camino hasta desarrollar su destreza con los olores del campo. Algo similar ocurre cuando el perro aprende el comportamiento frente a la pieza. No es lo mismo trabajar con animales silvestres que con los de granja. Las muestras son más fáciles de enseñar con las piezas de granja.
Guiar al perro en el aprendizaje del cobro exige desarrollar la atención con respecto al cazador, la búsqueda, la mordida, el traer y el entregar. Existen muchas técnicas para desarrollar en el can todo el aprendizaje completo del proceso. Algunas de estas técnicas en las fases iniciales utilizan distintos señuelos, aunque en las finales es conveniente trabajar con animales de caza y fuego real.
La obediencia, el buen estado físico, las habilidades en la búsqueda, la muestra y el cobro son algunas de las cuestiones clave en el aleccionamiento del perro de caza. Para entrenar en estas habilidades al perro necesitamos las zonas de adiestramiento.
Debemos considerar que todo se olvida, que las destrezas se pierden si no tenemos oportunidad de continuar el aprendizaje. El fin último es conseguir un perfecto entendimiento dentro del binomio perro-cazador. Se trata por ello de la formación continua durante toda la vida del perro de caza.
CADA MAESTRILLO…
Las exigencias del proceso de educación de nuestro perro de caza determinan los requisitos que vamos a necesitar en la zona de adiestramiento. Por eso es importante revisar las fases del proceso de formación que queremos dar a nuestro compañero. Hay cuatro claves básicas que considerar para este asunto:
1) La selección del modelo de educación elegido. Cada vez tenemos más y mejores adiestradores y especialistas en perros. Esto ha abierto un amplio abanico de posibilidades y escuelas de educación canina. Para el perro de caza es conveniente que el maestro a seguir sea un cazador ejemplar de la naturaleza que proponga pautas claras y sencillas.
2) Necesitamos constancia y fuerza de voluntad para el desarrollo educativo de nuestro perro. Sólo seremos capaces de conseguir el objetivo y avanzar en el aprendizaje siendo persistentes y poniendo mucho empeño.
3) No tener miedo al fracaso. Nosotros fijamos el nivel de exigencia y formación en relación a nuestros intereses, capacidad, disponibilidad de tiempo y medios. No necesitamos ninguna evaluación externa, ninguna comparación con otro perro o cazador. Somos nosotros quienes debemos estar de acuerdo con la guía y los objetivos. Se trata de nuestra vida, del tiempo de ocio que compartimos con nuestro perro.
4) La satisfacción está relacionada con nuestros logros. Es absurdo que venga dada por lo que hacen o consiguen los compañeros. Nosotros debemos fijar cuál es la meta, el reto a batir. Esta decesión tiene que ser inteligente y acomodada a nuestras circunstancias. No debemos desear metas inalcanzables que están fuera de nuestras oportunidades. Nuestros objetivos deben ser naturales y necesarios sólo para nosotros y nuestro perro.
LA LOCALIZACIÓN DEL ÁREA
Definido el proceso de formación que deseamos desarrollar con nuestro perro, podemos proyectar cómo debe ser el área de adiestramiento adecuada. La primera cuestión a resolver es la localización de la zona de adiestramiento dentro del coto. Es idóneo que sea cercana porque vamos a acudir a ella frecuentemente. Por esto es aconsejable que se sitúe lo más próxima posible al núcleo urbano del coto.
Esto va a permitir, por un lado, mejorar la vigilancia del terreno y, por otro, amortiguar su impacto en las poblaciones de animales de caza silvestre. Una buena elección de la situación de la zona de adiestramiento dentro del coto de caza ayuda a conservar las poblaciones de animales de caza silvestres y a controlar el furtivismo y a los predadores antropófilos.
Aquellas sociedades que alquilan o adquieren parcelas que están incluidas en las zonas de adiestramiento pueden cultivar o plantar especies vegetales que den una cobertura idónea para esta labor. Las especies cultivadas ex proceso para los campos de adiestramiento siempre deben estar bien adaptadas a los condicionantes ambientales del lugar. Por ejemplo, una pradera polifitica (con varias especies) de herbáceas pratenses, que sean resistentes al pisoteo, es idónea para esta función. La vegetación natural herbácea o leñosa es perfecta como cobertura vegetal del campo de adiestramiento.
Los buenos cazadores se diferencian por la paciencia y dedicación empleados en formar a sus perros. Disponer de un espacio al aire libre para guiar el aprendizaje del perro es esencial.
El diseño de la zona de adiestramiento puede hacer que interese a pocos o muchos cazadores de la sociedad. Por ello es aconsejable que su alcance y rendimiento sea elevado, o que contrariamente sea un espacio muy exclusivo o no usado.
Con objeto de evaluar la inversión, de conocer su estado de mantenimiento, es conveniente hacer un seguimiento de la utilización de la zona de entrenamiento. ¿Usan la zona un buen número de cazadores aficionados a entrenar a su perro? ¿El campo de adiestramiento es aprovechado por los mejores maestros de caza, por aquellos que se distinguen por su “buen hacer”?
Los buenos cazadores se diferencian por la paciencia y dedicación empleados en formar a sus perros. Disponer de un espacio al aire libre para guiar el aprendizaje del perro es esencial, como también la continua mejora y evaluación de este espacio.
El rendimiento de la inversión realizada en la zona de adiestramiento lo podemos medir con el número de salidas que cada adiestrador hace con su perro, por el número de unidades de aprendizaje ejecutadas, por el número de muestras y cobros…
Lo que más importa es que en la zona de entrenamiento se aplique la ética rigurosa de la caza natural. Que la instrucción se mida por su calidad, que el campo de entrenamiento sirva para introducirse en la naturaleza, que enseñar al perro sea útil para aprender a comprenderlo, para ensamblar armonía entre el perro y su dueño.
Un campo de adiestramiento bien gestionado ayuda a las poblaciones de fauna silvestre, y además es el reflejo de la correcta gestión del coto.
EL AGUA, VITAL EN LA ZONA DE ADIESTRAMIENTO
El ejercicio hace sudar a los perros y, como consecuencia, necesitan beber. Una buena zona de adiestramiento dispone de agua para los animales. Si la parcela no contiene ningún punto de agua que sea accesible para la fauna, es conveniente crearlo.
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La poza o charca pensada para los perros y la fauna silvestre debe permitirles un baño y nadar en agua potable. Son muy importantes las condiciones higiénico-sanitarias de la poza y toda la zona de adiestramiento. Cuantos más perros y cazadores usen la zona de adiestramiento, más exigentes debemos ser:
a) con la desparasitación y el control de enfermedades y
b) con la potabilidad del agua de la poza y el enterrado de los excrementos.
LO IMPORTANTE: QUE SE ADAPTE AL PERRO QUE QUEREMOS
Cómo queremos preparar a nuestro perro de caza? ¿Lo vamos a educar para una sola especie, un grupo de especies o en todas las especies cinegéticas? Cuanto mayor sea el número de especies en las que pretendemos formar al can, mayor número de requisitos debe cumplir la zona de adiestramiento. ¿Podemos trabajar sin piezas? ¿Son suficientes los señuelos? ¿Queremos o no utilizar animales de granja para la instrucción?
Cuando el área de adiestramiento es muy utilizada, la presencia de otros cazadores y perros condiciona nuestras sesiones ¿Qué distancia mínima necesitamos mantener de otros perros y cazadores que estén trabajando en ese momento? Y si para alguna de nuestras lecciones precisamos arma de fuego… ¿es suficiente el adiestramiento sin presencia de arma y de fuego real? Es posible que en la zona de adiestramiento de nuestro coto no dispongamos de estas posibilidades. Siempre que se considere necesario se puede acudir a un coto de caza intensiva con el fin de completar estas lecciones.
¡MUCHA ATENCIÓN A LO QUE ESTABLECE LA LEY!
La dimensión máxima de las zonas de adiestramiento de perros de caza generalmente está regulada por disposiciones oficiales de cada comunidad autónoma, provincia o cabildo, pero es habitual que el límite máximo de extensión sea de 50 hectáreas. En una zona de adiestramiento de 50 hectáreas pueden operar 10 cazadores simultáneamente sin molestarse siempre que actúen ordenada y respetuosamente.
Todo esto está promediado por la cobertura vegetal del terreno. Los terrenos cubiertos ofrecen más oportunidades que aquellos que están desnudos. Si la zona de adiestramiento incluye principalmente parcelas cultivadas, su uso está condicionado por el ciclo de crecimiento de los cultivos y la autorización de los propietarios.
Dr. Jesús Nadal (UdL)
Ingeniero Técnico Forestal
Existe en este articulo un grave error de concepto. El campo de adiestramiento es para que el perro entrene sus capacidades físicas y para su adiestramiento, jamas para acosar a las especies de caza o para el uso de caza sembrada, ay que para eso están los cotos intensivos. Diferente es que entrenando encontremos una perdiz o conejo, pero ese no es el fin de estos campos, es el de poder sacar a correr a nuestros perros para que mantengan cierta actividad física o para realizar su adiestramiento.