Mejoras para la caza menor

 

Estamos ya de lleno en plena temporada de caza y la gestión de nuestras poblaciones no es solo cosa de la época de veda. Tener el acotado a punto y seguir las pautas de gestión establecidas en la ordenación redundará en el buen rendimiento de nuestro coto.

Una vez comenzada la temporada, habremos tenido la posibilidad de tomar el pulso al coto y ver cuál será la tendencia de las poblaciones del mismo este año, para poder así ajustar la presión de capturas sobre el mismo.

 

Generalmente las atenciones se centran en las densidades de población, para lo cual la acción más cómoda y desgraciadamente más socorrida es la repoblación, aunque ahora ya sería tarde; o incluso, ante la falta de buenos resultados con las mismas, la suelta directa de ejemplares previa a su caza es otra variante, aunque desaconsejable, muy popular.

Esto, si no es descartado, debería ser siempre la última opción y en terrenos sin caza natural. Si se realiza, será siempre de cara a contentar a corto plazo a los socios; ya que, por la gestión del mismo y sus poblaciones silvestres, los efectos a medio y corto plazo serán sin duda negativos. Las repoblaciones pueden ser una última vía, siempre de manera personalizada en cada coto, y con unas pautas y unos objetivos bien definidos.

El tema de las sueltas directas puede ser una opción en los cotos intensivos o comerciales, pero nunca un camino hacia la mejora de las poblaciones.

 

De manera tradicional también se culpa siempre a los predadores, y cierto es que un exceso de los mismos puede dar al traste con una gestión a priori correcta, pero rara vez son la causa principal de la falta de efectivos.

Además, en muchas comunidades autónomas no existen métodos regulados; por lo que, salvo la caza directa, pocas opciones quedan. Algo que escribía en esta misma revista, hace ya algunos años, cobra cada vez más sentido; y no es otra cosa que las mejoras indirectas, es decir, factores que generen condiciones favorables sobre la especie y especialmente en el hábitat.

Como digo, la principal causa de merma de poblaciones, en este caso en especies de caza menor como pueden ser la perdiz roja o la tórtola común, es la pérdida de hábitat idóneo, lo que genera efectos negativos como falta de alimento, de agua, de protección o, lo que es peor, de varias de ellas.

No es ningún secreto que uno de los usos con los que compartimos escenario, y en muchos casos al que se dedican muchos cazadores, es la agricultura. Y no es que sea incompatible con la caza ni mucho menos; es más, es imprescindible, pero los muchos excesos que se cometen con gran falta de conocimiento resultan absolutamente perjudiciales.

En ocasiones es posible negociar o concienciar a los agricultores, en otras muchas no; pero siempre que sea posible debemos centrar nuestros esfuerzos en este sentido. Como digo, la gestión debe realizarse todo el año, por lo que se detallarán en las próximas páginas una serie de mejoras que podremos realizar a lo largo de la temporada.

 

Mejoras forestales.

• Si realizamos poda de encinas o trasmoche de fresnos, por ejemplo, se podrán aprovechar las ramas de poco grosor para la protección de majanos si tenemos como especie objetivo el conejo, para la elaboración de chozos para la perdiz y como protección de comederos y bebederos.

• Se acondicionarán rozas y siembras específicas en función de la especie objetivo.

• Se aplicarán los tratamientos silvícolas oportunos para obtener la cobertura vegetal adecuada en las zonas de monte que más favorezca a nuestra especie objetivo.

• Se eliminarán fustes secos en las proximidades de comederos, zonas de majanos, bebederos o zonas querenciosas para las especies, para evitar el posadero de rapaces, además de evitar perjudicar a las especies forestales sanas.

 

Mejoras sanitarias.

• Se avisará a las autoridades sanitarias ante la aparición de enfermedades de obligada comunicación, como la mixomatosis en liebres.

• Se tenderá a disponer de un número suficiente de puntos de agua o bebederos y comederos, para evitar la concentración de muchos ejemplares en pocos puntos.

• Se evitará realizar translocaciones de conejos o liebres cuyo origen no esté próximo al coto de destino.

• Se evitará dejar al alcance de perros los despojos de conejos o liebres.

• Siempre que se realicen sueltas o repoblaciones, será con animales procedentes de granjas autorizadas y con el debido control sanitario.

• En caso de disponer de bebederos, el agua será desinfectada bien mediante la dosis recomendada de cloro o productos similares propuestos para tal fin.

 

Mejoras para el control de predadores.

•Se aprovechará la ocasión de abatir cualquier tipo de predador, cuyo control esté permitido en la comunidad autónoma pertinente, cuando se esté cazando.

• Siempre que lo permitan las autoridades, se ejercitará el control de predadores durante los meses de febrero y marzo.

• Se colocarán los métodos de control permitidos en torno a las zonas más querenciosas de las especies objetivo, especialmente jaulas para córvidos y lazos selectivos en alar.

 

Mejoras agrícolas.

• Se evitará levantar los rastrojos antes de mediados de septiembre.

• Se potenciará al máximo el respeto, restablecimiento y/o repoblación de linderos con especies de la zona.

• Ha de evitarse el uso de cultivos de ciclo corto, intensivos o de semillas blindadas, especialmente en cotos de perdiz.

• En caso de tener terrenos baldíos o carentes de interés, se evitará el convertirlos en barbechos y el uso de químicos en los mismos.

• No cosechar durante la noche.

• Cosechar siempre desde el interior al exterior.

• Dejar una altura mínima de rastrojo de 15 cm.

• No picar la paja o hacerlo lo más tarde posible.

Todos estos puntos, y muchos que podrían surgir sobre la marcha recorriendo cualquier acotado, son pautas positivas de gestión y lo ideal sería poder aplicarlas todas.

Pero si no se trata de una finca en propiedad, soy consciente de que es muy complicado llevar a cabo cualquier pauta de gestión; existen muchos cotos locales o sociales en los que no solo están las trabas propias que impone el medio, los mismos socios muchas veces no colaboran de la forma esperada.

En este sentido, lo primero es ser capaces de concienciar a los asociados y en segundo lugar intentar lidiar con propietarios y agricultores, pero toda medida que consigamos aplicar tendrá, sin duda, sus frutos y habrá merecido la pena.

En muchas ocasiones se tiende a realizar las medidas que dependen solo de los cazadores, por comodidad y operatividad; pero muchas veces se ve un dineral gastado en medidas que no van a ser efectivas porque no se pone solución al problema.

Es mejor invertir esos recursos en mejoras en el medio físico que estén a nuestro alcance, o en comprar a los agricultores esa paja que queremos dejen en altura, o esos metros sin cosechar que nos interesan para la caza.

En cualquier caso sí me interesa destacar un par de ideas a modo de conclusión, que apunto abajo. Les deseo a todos una muy buena temporada de caza; y, como siempre digo, mucha precaución y que prime la seguridad ante todo…

 

Juan Pascual Herrera Coronado

Ingeniero Forestal