Nunca llueve a gusto de todos; y mientras el deterioro de nuestros campos está acabando con casi todas las especies de caza menor, algunas, pocas, como la paloma torcaz, se han reciclado y han encontrado en los entornos urbanos una oportunidad para prosperar.
Antaño migratoria, el cambio climático la ha hecho básicamente sedentaria, lo que ha provocado una adaptación también de sus formas de caza, una actividad siempre interesante.
La población de paloma torcaz a nivel europeo sufre un claro proceso de incremento de sus efectivos, llegando a considerarse una plaga en algunos puntos.
Los movimientos de esta ave, reina de la media veda en España, componen una de las mayores migraciones de especies cinegéticas de nuestro continente. Hasta siete millones y medio de aves se han llegado a contabilizar cuando acuden desde Europa a sus zonas de invernada en España y Portugal.
La población promedio a nivel nacional se sitúa por encima de los nueve millones y medio de ejemplares, siendo la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha la que mayor población promedio alberga, superando los tres millones de individuos.
En este artículo nos centraremos en el aprovechamiento de la población asentada en España, bien residente o llegadas de Europa, es decir, las torcaces que realizan movimientos parciales en función de la disponibilidad de alimento y climatología y que se cazan en los pasos a esos puntos.
La población sedentarizada de torcaces en España se sitúa por encima de los cuatro millones y medio de individuos, con tendencia al aumento poblacional. La disponibilidad de recursos alimenticios, el cambio climático, el éxodo rural y su aclimatación a entornos urbanos han sido factores influyentes en este proceso de sedentarización.
Aunque se dan referencias en los años noventa que apuntan las poblaciones sedentarizadas como poco significativas, salvo en la Comunidad de Madrid, hoy en día es una realidad en muchas comunidades autónomas, principalmente Cataluña, Castilla y León, Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura o Andalucía.
Como único requerimiento indispensable se aprecia la necesidad de arbolado para nidificar, mostrando preferencia por encinares y alcornocales.
Debe ser contemplada como una especie más en nuestra planificación cinegética; y como tal se deben plantear acciones para su fomento y contemplar sus formas de aprovechamiento.
En la temporada general se aprovecharán, por tanto, las poblaciones sedentarias, así como las migratorias en las principales áreas de invernada, que en la península ibérica se localizan principalmente en el sur de Castilla y León, Madrid, Castilla-La Mancha, Andalucía y, sobre todo, en Extremadura. Hay varios estudios al respecto, cifrando el número de zonas de dormideros en más de ciento treinta.
La paloma torcaz que cría en España realiza generalmente dos puestas al año, una en torno al mes de abril y la otra en julio.
Los principales factores que influyen en el éxito reproductivo de la especie son:
Los principales predadores sobre huevos y pollos en el nido serán los córvidos y los gatos asilvestrados, además de otros pequeños predadores que no son objeto de nuestro control.
Durante el otoño y principios del invierno cobra especial importancia la producción de bellota para fijar presencia de la especie en un territorio. En este sentido, encinares y alcornocales son los hábitats preferidos por la torcaz.
El alcornoque tiene un comportamiento en su producción de fruto con un marcado carácter vecero, pudiendo doblar en producción de kg/ha a la encina algunos años, y otros apenas dar bellota. Esto condicionará también, sin duda, la presencia de torcaz en nuestros campos.
Sin embargo, para establecer los dormideros, la torcaz prefiere arbolado de mayor altura, pues, además de mejorar el control visual de la zona, ofrecen más defensa frente a los predadores. En este sentido prefieren plantaciones forestales de pinos, chopos o eucaliptos.
Es importante conocer que, aunque la población sea sedentaria, puede realizar movimientos de corto o medio alcance en base a la climatología y a la disponibilidad de alimento. Con el avance del invierno, serán muy normales los desplazamientos hacia el cuadrante suroccidental.
En la península ibérica cría en prácticamente la totalidad del territorio, salvando zonas especialmente áridas o sin arbolado. Las únicas autonomías en las que no está presente son las Islas Canarias y Melilla.
Los principales movimientos de la especie se dan siguiendo la línea oblicua que cruza la península de NE a SO, es decir, de Cataluña (entrada por Pirineos de la migración procedente de Europa) hasta Huelva y el sur de Portugal.
Si no se da en el coto la presencia de ejemplares sedentarios, podemos tener paso de palomas, bien procedentes de migración o bien procedentes de movimiento de sedentarias, bien por el clima o bien porque estamos en su área de campeo y crucen nuestro coto para acudir a beber a zonas agrícolas (rastrojos y siembras) o a dormideros.
Es importante no castigar las zonas fijas, es decir, no ubicar los puestos en zonas cercanas al agua o al dormidero, pues al cabo del tiempo acabarán por dejar de usarlo.
Los puestos han de situarse en las zonas más elevadas del coto, montando la línea de los mismos lo más perpendicular posible a la línea direccional dominante del paso.
Debemos espaciarlos algo más del mínimo que marca la ley, que según cada comunidad será de en torno a los 50 metros, pero siempre en base al terreno y la visibilidad, y primando la seguridad; si los distanciamos entre 80 y 100 metros, no se estorbarán los cazadores entre sí ni se cortarán las piezas.
Esencial también es el montaje de los puestos, que no destaquen en exceso, por lo que debemos utilizar la vegetación predominante de la zona o camuflaje moderno, y tenerlos ubicados semanas antes de tirar para que las aves no los extrañen.
Por último, no debemos olvidar el tirar solo a las palomas que pasen a tiro. Parece una obviedad, pero no es raro que, al tirar al paso, se tire a distancias muy largas a ver si cae, y con esto lo que conseguimos es evitar que bajen y entorpecer la tirada, además de plomear algunos ejemplares, que se irán heridos.
Si, por el contrario, aprovechamos palomas presentes en el coto todo el año, tenemos varias formas de hacerlo.
La primera es aprovechar las jornadas de caza al salto o en mano, pues muy normal es que se levanten torcaces de las encinas u olivos según vamos dando la mano.
Las precauciones con la paloma sedentaria son en principio las mismas que con la de paso.
La colocación de puestos en torno a zonas de paso dentro del coto será con los mismos criterios ya descritos en los pasos migratorios.
Si, por el contrario, aprovechamos las zonas de comida de afluencia natural o cebaderos, debemos observar la entrada principal de torcaces y situarlos en función de esta y rodeando la comida. Dejarlas cumplir las aves en este tipo de tiradas es aún más importante si cabe.
Si se trata de un coto de gran extensión, debemos situar varias zonas de tiradas e ir alternando, con el fin de no castigar demasiado un mismo cebadero, pues acabarían por no entrar.
Aprovechar siembras naturales según la época es una buena pauta. Guisantes, girasoles, cereal, veza, etc.
La torcaz necesita especialmente la presencia de arbolado. En este sentido se debe pensar antes de eliminar una mancha de eucaliptos o chopos que puedan aprovechar como dormidero.
Mantener la tranquilidad en estos dormideros será algo de suma importancia.
La poda en los alcornoques y encinas es vital para maximizar la producción de bellota. Se requiere una poda de formación o talla en los primeros años y posteriormente una poda de mantenimiento o conservación. Igual de necesario será mantener los pies limpios y saneados.
Los puntos de agua deben ser lo más naturales posibles, y es preferible varios pequeños distanciados a uno grande.
El fomento de cultivos de alta palatabilidad para la especie es igualmente importante, y si se van continuando las producciones se ofrecerá comida todo el año.
Así, especies como cereales, guisantes, veza o girasol son muy recomendables, además de potenciar la presencia de encina o alcornoque; y, en caso necesario, reforzar cebando.
La paloma torcaz cada día es más abundante en entornos urbanos; y en muchas ocasiones encuentra en parques, campos de golf o en las propias arboledas de las ciudades esa tranquilidad que requiere para sus dormideros.
Pero no es tan mansa como la paloma bravía; es más campera, por lo que aunque resida en estos entornos urbanos frecuentará las zonas agrícolas cercanas y puntos de agua intermedios.
Esos pasos también son aprovechables, pudiendo obtener resultados espectaculares si se aquerencian a las siembras más cercanas.
Juan Pascual Herrera Coronado
Ingeniero Forestal