El cielo está raso y no hay niebla en la carretera. Para que se me haga más ameno el viaje intercambio durante el trayecto cds de música desde Amy Winehouse a Andrés Calamaro. Cualquier cosa antes que escuchar las noticias que solo nos dan disgustos. Y hoy es día de pasarlo bien.
En Barrax hago la parada obligatoria para tomarme un vaso de leche con colacao y unas magdalenas. Paco me prepara el bocadillo de chorizo con queso para el taco en el campo.
Llevaba un par de semanas sin subir a El Bonillo porque ha llovido bastante estos últimos días. El campo es un espectáculo de colorido. Los campos de cereal empiezan a verdear. El contraste con las nubes que amenazan agua lo hacen muy pictórico.
Hoy hemos cazado en los Toscares, una zona de la finca con muchos linderos, poco monte y bastantes sembrados. Me ha acompañado Elías. Hoy había un par de cuadrillas más cazando en la finca.
Sobre las 9 de la mañana nos hemos puesto en marcha. La primera vuelta no se ha dado muy bien. Hemos visto muchas perdices, pero fuera de tiro. No hay forma de acercarse a ellas, vuelan muy largas. Sólo hemos tirado a dos o tres perdices.
Tras un obligado receso para reponer fuerzas, hemos empezado la segunda vuelta, cazando el monte.
Las perdices se las saben todas. Son listas. Buscan la salida entre las sabinas fuera de tiro que obligan a un disparo muy rápido. He errado tres perdices consecutivas. Para este tipo de lances conviene llevar una escopeta con los choques más abiertos porque los tiros se producen a más corta distancia.
Elías sigue llevando la mano, tratando de meter las perdices, aunque resulta difícil hacerlo cuando te dan pocas opciones.
Syrah entre lance y lance se refresca en cada charco que encuentra a su paso. Ha cazado muy bien aunque algo fuerte, sobre todo, al principio de la mañana. Luego se ha ido serenando un poco y ha cazado mejor.
Los conejos salen de las siembras donde están comiendo a primera hora de la mañana y al menor ruido se meten como rayos en los agujeros. No hemos podido tirar a ninguno.
En esta época del año, la perdiz está muy fuerte. En los caminos hay comida abundante, pero también las siembras de cereal son un manjar para las patirrojas. Hay mucho verde en el campo.
En uno de los lances más bonitos del día de hoy, pero que no ha tenido el final esperado porque no hemos conseguido cobrar la perdiz, he enrollado de segundo tiro una perdiz larga. Hemos visto el pelotazo, pero de la perdiz ni rastro.
La segunda vuelta se ha dado bastante mejor y al final me he podido colgar media docena de perdices, no sin errar antes un par de dobletes.
Patricio Simó.