El nuevo director general de Derechos de los Animales, José Ramón Becerra, que sustituye en el cargo a Sergio García, que dimitió de su puesto al excluir a los animales de caza de la Ley de Bienestar Animal, ha afirmado en el periódico El País que la “caza es de tiempos pasados y cada vez suscita menos apoyo en la sociedad”.
Supongo que el señor Becerra tendrá datos para hacer una afirmación tan categórica como esta porque las cifras demuestran precisamente lo contrario. Una cosa es expresar una opinión personal, con la que tampoco estoy de acuerdo, y otra muy distinta es avalarla o respaldarla con datos.
Soy de Valencia y cazador. La Federación de Caza de la Comunidad Valenciana, a la que pertenezco desde hace más de cuarenta años como federado, publicaba hace unos días el balance del año, donde se constata un aumento continuado de los federados hasta sumar un total de más de 50.000 cazadores.
Sí es verdad que en los últimos años se había producido una caída significativa en el número de licencias de caza, por diferentes motivos, pero esta situación se ha revertido.
La caza en España ocupa el tercer lugar en cuanto al número de federados, después del fútbol y el baloncesto, con algo más de 850.000 licencias. Además, se constata un mayor número de mujeres cazadoras. El número de mujeres que se han aficionado a la caza crece cada año en España, con un incremento del 50% de licencias en los últimos años y con más de 4.000 mujeres federadas.
España es, después de Francia, el país europeo con mayor número de cazadores. Hasta aquí los datos.
Yo le trasladaría al señor Becerra, y al resto de personas que defienden la prohibición de la caza, qué harían para frenar la superpoblación de especies como el jabalí y de otras especies de caza mayor y menor como el conejo, que están provocando graves daños en la agricultura, además de ser responsables de muchos accidentes de tráfico, como ocurre con el jabalí en zonas superpobladas. ¿Prohibimos la caza?
En Cataluña, muchos cazadores hartos de las trabas administrativas y de la persecución a la que son sometidos, decidieron dejar de hacer batidas de jabalíes y los resultados fueron un mayor descontrol de esta especie, que no tiene depredadores naturales. La caza es una actividad necesaria.
Patricio Simó.