En primer lugar lamentar profundamente la muerte del hombre de 87 años fallecido este pasado sábado en Canejan, en la Vall d’Aran, por los disparos de un cazador cuando se realizaba una batida de jabalíes en la zona.
Fueron los propios cazadores quienes alertaron a los servicios de emergencia del 112 para dar cuenta del accidente.
Hasta el lugar de los hechos se desplazó un helicóptero y una dotación del Grupo de Rescate de Montaña, así como una patrulla de agentes de Medio Ambiente, y de los Mossos d’ Esquadra. Por desgracia, el hombre falleció antes de ser trasladado al hospital.
Respecto a las medidas de seguridad que deben preceder toda cacería señalar que las batidas de jabalíes deben estar anunciadas previamente y autorizadas por la Administración correspondiente que suele ser la Conselleria de Medio Ambiente o la Delegación de Gobierno, previa solicitud de la sociedad de cazadores.
Pero, además de ser anunciadas con varios días de antelación y autorizadas deben estar debidamente señalizadas con tablillas para que nadie, salvo los cazadores, pueda acceder al lugar de la batida. Se cierra y se delimita la zona para que ninguna persona ajena a la cacería como ciclistas, paseantes o seteros puedan acceder a la mancha objeto de la batida. Además, es obligatorio el uso de chalecos reflectantes por parte de los cazadores para que puedan ser perfectamente visibles en todo momento.
Las batidas de jabalíes es la modalidad cinegética donde más accidentes de caza se producen. Nadie debe moverse del puesto que ha sido asignado previo sorteo y se debe disparar a pieza vista.
Estas normas que son elementales muchas veces se incumplen.
Cada vez se realizan más batidas en los acotados debido a los daños que los jabalíes provocan en la agricultura y cuyas pérdidas son muy cuantiosas.
Solo en la Comunidad Valenciana, las pérdidas ocasionadas por la superpoblación descontrolada de jabalíes, conejos, corzos y cabras montesas ascendió a 35 millones de euros en 2021, un 15% más que el año anterior, según AVA-ASAJA.
Los accidentes relacionados con la actividad cinegética se han cobrado desde 2007 hasta marzo de 2022, 125 fallecidos y un total de 729 heridos, excluyendo a Cataluña y País Vasco, según datos del SIGO (Sistema Integral de Gestión Operativa) de la Guardia Civil.
Los datos reflejan que 2016 con ocho fallecidos y 2019 con siete personas muertas son los años en que se produjeron más víctimas mortales por accidentes relacionados con la caza.
Aprovecho estas líneas para denunciar los insultos que se reproducen a diario desde las redes sociales cada vez que se produce un hecho luctuoso como es la muerte de un cazador, con mensajes absolutamente deleznables y cargados de odio contra todos aquellos que practicamos una actividad legal como es la caza.
Patricio Simó