La firmeza de la Asociación Española de Rehalas (AER) ante la propuesta de reforma del delito de maltrato animal aprobada por el Consejo de Ministros se ha vuelto a materializar con la presentación de alegaciones en contra del texto.
Muchas son las entidades y particulares que están preparando alegaciones, solicitando la retirada de este proyecto y los actos de movilización se van a ir sucediendo, hasta que este gobierno entre en razón. La pregunta es: ¿para qué sirve esta reforma?
Tras el 20 de marzo, ya es un clamor popular el que pide al gobierno de Sánchez que retire esta iniciativa inútil, impulsada solo por la minoría radical animalista que aún colea por los pasillos de Moncloa, apurando sus últimos minutos de gloria en el poder, jactándose de tener sometido al presidente Sánchez, a condición de mantenerle en el cargo. Todo no vale, señor presidente.
Como ya dijimos en una nota de prensa en enero, la realidad es que si entrase en vigor esta reforma va a restringir el uso de los animales hasta su inutilidad, condenándolos a un maltrato psicológico perpetuo. ¿Así sirve un gobierno al interés general? ¿Quién va a asumir la responsabilidad por el daño que se va a causar? El medio rural va a perder animales de trabajo, auxiliares esenciales para muchas actividades. Su selección a través de siglos ha dado a este país, razas autóctonas que son patrimonio de todos y la envidia del mundo. ¿Quién pagará esta cuenta cuando desaparezcan?
Lo que persigue esta propuesta no es el bienestar animal sino acabar con actividades tradicionales como la ganadería o la caza, objetivo prioritario de un sector radical animalista que solo subsiste gracias al subsidio de los fondos públicos. Cientos de miles de personas productivas ya dijimos NO el 20 de marzo en La Castellana, pero la masa social que está en contra es mucho mayor y va a tomar nota de las decisiones que este Gobierno adopte al respecto. Las urnas hablarán.
Alfonso Aguado Puig
Presidente AER