Falta de relevo generacional en la caza

En unos pocos años, el principal problema de la caza va a ser la falta de relevo generacional. Detrás de nosotros no hay jóvenes dispuestos a seguir nuestros pasos. La edad media se sitúa en los 53 años.

En mi caso que pronto cumpliré 61 años solo tengo un sobrino que es aficionado a la caza y a la pesca. La mayoría de mis amigos que tienen hijos, ninguno va a seguir con la afición de su padre.

La caza ha sido siempre una actividad que ha pasado de padres a hijos. La caza no es solo un motor económico de la España rural, es también una actividad necesaria para la regulación del ecosistema y de las especies.

Los que defienden prohibir la caza como los grupos ecologistas y animalistas no son conscientes de los problemas derivados de prohibir la caza, como sería la superpoblación de especies. El mundo animal no es capaz de autorregularse por sí mismo. Hemos visto las consecuencias y los daños que ocasionan los animales salvajes, como el jabalí o el conejo en las explotaciones agrarias con cuantiosas pérdidas para el agricultor. Imagínense por un momento si se prohibiera la caza.

La imagen del cazador entre los más jóvenes sigue siendo muy negativa, seguramente por desconocimiento. Mucha culpa de que esto ocurra la tienen los medios de comunicación, que solo sacan noticias cuando hay un accidente o un desalmado ha matado a su perro. No estaría de más que en los colegios y en las escuelas se estudiara en los libros de texto de Sociales la importancia de la actividad cinegética. Hay que dejar de criminalizar a los cazadores. El estereotipo que tienen muchos jóvenes de los cazadores es que somos unos asesinos desalmados y unos criminales.

Ha habido una campaña constante y sistemática por parte de los grupos ecologistas, pero también de partidos políticos con responsabilidades en el gobierno de la Nación, como Unidas Podemos o Sumar, que se han dedicado a desprestigiar la imagen del cazador. Las redes sociales se han convertido en un auténtico estercolero donde se difama con absoluta impunidad, con mensajes que rayan lo delictivo, deseando la muerte de los cazadores o felicitándose cuando alguno ha perdido la vida.

El número de licencias de caza cae en picado. Más de un 30% en los últimos 20 años cuando había más de un millón de cazadores en toda España. Las últimas cifras sitúan el número de licencias en 743.600 y sigue bajando.

Esto es debido, básicamente, a que renovar el permiso de armas a partir de determinada edad es cada vez más complicado, con revisiones anuales para las pruebas médicas y psicológicas y muchos cazadores veteranos prefieren colgar la escopeta antes que hacer frente al enorme papeleo para renovar el permiso de armas y el resto de documentos que se exigen como la licencia federativa o la licencia de caza.

 

 

Patricio Simó.

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