El Ayuntamiento de Barcelona destinará 120.889,06 euros en un plan de choque para frenar la incursión de los jabalíes en áreas urbanas. La Dirección de Derechos de los Animales del Consistorio ha elaborado un plan de acción para 2022-2023, junto con el asesoramiento del Servicio de Ecopatología de Fauna Salvaje de la Universidad Autónoma de Barcelona (SEFaS), que pretende reducir la presencia de jabalíes en la ciudad y las «incidencias» que generan.
Los jabalíes en Barcelona van en aumento. Así lo atestiguan los datos de capturas y daños provocados por estos animales cuando se adentran en áreas urbanas. Desde 2014, el número de ejemplares abatidos en el Parque Natural de la Sierra de Collserola se cifra en 584 por año como media, experimentando un significativo incremento durante 2021 por motivo de la pandemia de la Covid-19. En la ciudad de Barcelona se registraron ese año 1.202 incidencias y 196 capturas (107 reactivas y 89 programadas).
Ante la proliferación de situaciones problemáticas y el aumento de la población de suidos, el Ayuntamiento pondrá en marcha un «plan de acción para reducir la habituación del jabalí al entorno urbano». Además de las batidas que autoriza la Generalidad de Cataluña en determinadas áreas de Collserola, el plan contará con distintas medidas disuasorias y de control. Dentro del plan de capturas, se prevé hacer «dieciséis capturas efectivas» en ocho zonas del Parque mediante el método de red de caída. El Ayuntamiento indica que estas actuaciones se realizarán entre primavera y verano por ser la época «mejor para la extracción».
Las capturas requieren de la autorización del Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Administración catalana y estarán supervisadas por el SEFaS. A los animales capturados se les aplicará «la anestesia y la eutanasia a los jabalíes capturados la efectuarán técnicos veterinarios especializados». Además, se colocarán jaulas-trampa en punto determinados de «alta conflictividad». Además de las capturas programadas, el Ayuntamiento estima que se verá en la obligación de realizar «actuaciones reactivas» en los casos de incursiones de jabalíes en áreas urbanas. En estos casos, el protocolo establece que la Guardia Urbana active el servicio del SEFaS para capturar a los animales, anestesiarlos y practicarles la eutanasia y la necropsia en la UAB.
Carles Conejero es coordinador del programa del SEFaS y afirma que los jabalíes «ahora tienen preferencia por las áreas urbanas». Además de las situaciones que pueden provocar, alterando la normal vida urbana, un estudio del SEFaS en 2020 ha comprobado que uno de cada tres puede transmitir la hepatitis E. Por ello, veterinarios de este Servicio apuntan a la caza como la solución más efectiva para controlar la plaga y sus consecuencias, que además es una herramienta de control gratuita que no repercuten en el las arcas municipales. Otros municipios como Cáceres o Ferrol invierten miles de euros en controlar la sobrepoblación de jabalíes.
Entre las capturas, el Ayuntamiento prevé que se hagan otras medidas de choque o control como la protección de los contenedores de basura, sobre todo en las zonas por encima de la ronda de Dalt y en los barrios de montaña donde se han instalado contenedores con sistema antibloqueo. Además, se deberán realizar desbroces en los distritos de Horta-Guinardó y el sur de Nou Barris, y extenderlos a sectores del norte de la ciudad. La finalidad de los trabajos de eliminación de matorral es reducir la zonas de «reposo y confort» de los jabalíes.
El Ayuntamiento también quiere que se proteja el alimento de las colonias felinas que se encuentran en las proximidades de Collserola. Lo «óptimo», afirman desde la Dirección de Derechos de los Animales, «es desplazar o concentrar en emplazamientos controlados las colonias de gatos, empezando por las situadas entre Collserola y la ronda de Dalt y después ir progresando hacia el interior de la ciudad con el objetivo de disminuir el atractivo del pienso de los gatos para los jabalíes, que a causa de su elevada capacidad olfativa detectan a kilómetros de distancia».
Por último, se tendrán que realizar campañas de comunicación para concienciar que alimentarlos provoca que los jabalíes «pierdan el instinto y entonces se ven forzados a malvivir en los entornos urbanos y pierden el miedo a la presencia humana, se exponen a sufrir atropellos, generan conflictos y se tienen que capturar y sacrificar».