Claves para mantener perdices silvestres en los cotos

Una de las claves para mantener perdices silvestres en los cotos consiste en favorecer la reproducción de las poblaciones y en conseguir tasas de supervivencia aceptables, tanto de huevos y nidos como de los pollos en los bandos. En los agrosistemas mediterráneos esto está muy relacionado con el estado del hábitat que ocupan las perdices y, por supuesto, con el tipo de gestión agrícola que se lleva a cabo en los cultivos.

MEJORAR EL ÉXITO REPRODUCTOR DE LA PERDIZ EN ZONAS AGRÍCOLAS (I)

Conocer cuáles son los factores limitantes del hábitat y las necesidades de los perdigones es básico para poder recomendar medidas de gestión eficaces. Sin embargo, la gestión del hábitat implica tener capacidad de actuación sobre el mismo. Y en la mayoría de los casos esto no es real, ya que la caza no suele ser el principal aprovechamiento de las fincas. Por eso, hay que negociar con agricultores y propietarios y establecer un sistema de compensaciones por las medidas de gestión del hábitat. En este artículo se relatan nuevas evidencias sobre la ecología de los bandos familiares de perdiz y se detallan medidas de gestión de hábitat para favorecer la supervivencia de los perdigones.

Iniciamos con esta contribución a Trofeo una serie de artículos sobre la perdiz roja destinados a esclarecer algunos aspectos de la reproducción de la especie en los agrosistemas. Pero, sobre todo, pretendemos aportar ideas y soluciones destinadas a que cazadores, agricultores y gestores puedan aplicarlas de manera práctica en sus fincas para mejorar las condiciones de las poblaciones perdiceras. En esta misma revista aparecía hace poco el libro del compañero Juan José Jiménez sobre el conejo, cuya lectura es muy recomendable por la claridad de ideas y el enfoque práctico que demuestra. A veces, los que estamos inmersos en la investigación tendemos a evadirnos de la realidad, a publicar resultados científicos en revistas importantes que, sin embargo, no llegan al destinatario final implicado en la caza y la gestión. Debemos intentar aportar soluciones y no conformarnos sólo con el impacto mediático de nuestro trabajo.

DENSIDAD Y HÁBITAT

Dicen los que saben de estas cosas que el éxito reproductor de la perdiz roja es densodependiente en el caso de los bandos con pollos, pero no sucede así para los nidos. Esto, en la práctica, significa que las pérdidas de nidos están más relacionadas con la estructura, estado y calidad del hábitat que con el tamaño de la población, mientras que la supervivencia de los pollos está relacionada con la cantidad de perdices que hay en el coto. Sobrevivirán más pollos en aquellos cotos con pocas perdices y menos donde haya una buena densidad poblacional. Así pues, en el caso de los bandos no hay que esperar grandes éxitos sino una tasa mínima de mortalidad que puede tender a incrementarse si conseguimos mejorar las densidades perdiceras del coto. Pero esto no quiere decir que el hábitat no tenga ninguna responsabilidad en la supervivencia de los bandos. En realidad, sobre la dinámica de los pollos de perdiz roja se sabe más bien poco. Es uno de los aspectos de la ecología de la especie menos tratado, quizás por la dificultad de estudiarlo. Sabemos que los pollos dependen para alimentarse de los insectos durante sus primeras semanas de vida y… poco más. Especulamos con que en los cultivos agrícolas, tratados habitualmente con productos fitosanitarios, los linderos son reservorios de insectos y que los pollos acuden a ellos a buscarlos. Y se ha demostrado que, efectivamente, cuando se fumigan ampliamente los campos y los linderos, la mortalidad de los pollos es mayor que cuando no se hace.

Claves para mantener perdices silvestres en los cotos

Mejora del éxito reproductor de la perdiz en zonas agrícolas

Estamos, por tanto, de acuerdo en que la presencia de insectos en el campo es básico para los perdigones. Pero, ¿es éste el único factor determinante o hay otros que se nos están pasando por alto? ¿Basta con fomentar los linderos para tener insectos? ¿Qué tipo de linderos y dónde hay que instalarlos? En realidad, la cuestión no es tan sencilla. Analizando con detalle la vida y el uso que hacen del hábitat los bandos de perdigones, uno se da cuenta de las decisiones tan difíciles que estas aves se ven obligadas a tomar para intentar sobrevivir en un medio, a veces, muy hostil. Y es que los agrosistemas en verano pueden resultar verdaderas travesías por el desierto para los perdigones, sin agua, sin vegetación donde refugiarse, con la necesidad de recorrer grandes distancias para alcanzar un oasis y con el peligro añadido de muchos ojos pendientes del menor descuido para aprovechar la oportunidad.

AGUA, VEGETACIÓN E INSECTOS

Hace ya tiempo que investigadores portugueses demostraron la importancia de la disponibilidad de agua para la supervivencia de la perdiz. Si, por cuestiones obvias, el hecho de que haya agua es importante para las aves adultas, no lo es menos para los perdigones, y mucho más si estos habitan un medio cultivado. Pensemos en cultivos de secano, herbáceos (cereales, girasol) o leñosos (olivar, almendros, viñas). En el primero de los casos no existe más vegetación que la cultivada. En el segundo caso puede aparecer vegetación natural entre los pies de árbol o las viñas, pero el manejo agrícola tenderá a hacerla desaparecer sistemáticamente. Sin embargo, si la viña o el olivar tiene riego por goteo existirá siempre un pequeño halo de humedad en el punto de instalación de cada gotero. Y en torno al gotero tenderá a crecer recurrentemente un pequeño rodal de vegetación natural. Y donde hay humedad y vegetación natural hay insectos. Por tanto, el riego por goteo puede ser un valor para la perdiz. De hecho, hemos podido comprobar que en aquellos olivares con riego por goteo los bandos se desplazan menos a los linderos.

LINDEROS

Cuando no hay vegetación que soporte insectos en el interior del cultivo o ésta es escasa a pesar del riego, a los bandos no les queda más remedio que salir a buscarla a los bordes o linderos. Los existentes en un medio pueden ser de varios tipos y, además, pueden estar a diferentes distancias. La elección del bando suele decantarse por el lindero que esté a menor distancia, independientemente de la naturaleza del lindero. Pongamos un ejemplo: una parcela de olivar que linda con un cultivo de cereal, una herriza con matorral de jaras y una zanja interior que posee un seto de vegetación espontánea (jaramagos, malvas, lechetreznas, avena loca, etcétera). Los estudios sobre insectos demuestran que suelen ser los bordes con cultivos de cereal los que tienen mayor cantidad de insectos. Pero si el lindero de cereal está más lejos que el de la zanja interior, el bando preferirá ir a este último. El bando sopesa el riesgo-beneficio, y lo que prima es el criterio de la menor distancia. Esto se debe a que durante el recorrido existe riesgo de predación que se incrementa al recorrer terrenos descubiertos (caso del olivar) y mayores distancias. Por eso, para obtener el mismo alimento (aunque quizás en menor cantidad global, suficiente de forma puntual) se prefiere recorre menos distancia y evitar ser descubiertos por los depredadores, sobre todo alados. Además, los linderos de las herrizas y los bordes con el monte, donde predomine el matorral mediterráneo, presentan un riesgo adicional, y es que en ellos cabe esperar mayor abundancia de depredadores terrestres carnívoros, por lo que suelen ser evitados.

Claves para mantener perdices silvestres en los cotos

Mejora del éxito reproductor de la perdiz en zonas agrícolas

EL USO DEL HÁBITAT Y LA EDAD DE LOS POLLOS

Con el paso del tiempo, los perdigones van creciendo y se hacen igualones. Tras pasar sus primeras semanas de vida alimentándose de insectos, la dieta dejar de ser dependiente de la biomasa animal y pasan a una alimentación vegetariana, como los adultos. A partir de ese momento, los linderos dejan de ser tan importantes para la supervivencia. Los bandos pueden pasar más tiempo en el interior del cultivo, siempre y cuando éste albergue vegetación que tenga semillas, flores y hojas. El factor decisivo es el de la diversidad o heterogeneidad de hábitat. Es decir, que el hábitat usado disponga de variedad de medios. Cuando esto ocurre, los bandos reducen sus áreas de campeo y recorren menos distancia, existiendo, por tanto, menor riesgo de ser descubiertos por un depredador.

LA EFICIENCIA DE LA GESTIÓN DEL HÁBITAT

Muchos investigadores insistimos hasta la saciedad en las bondades de la gestión del hábitat. Para ello nos basamos en que la pérdida de hábitat es la principal causa comprobada de declive de la perdiz y en que, por pura lógica, no cabe esperar una recuperación de la especie si persisten las causas que motivan el declive, por muchas perdices que se repueblen… Sin embargo, hay que reconocer que existe poca información aún sobre el efecto de la gestión del hábitat y que la que está disponible apunta a que no se deben esperar resultados inmediatos. En efecto, de la mejora del hábitat no hay que esperar el efecto de ninguna varita mágica. Sus resultados son a medio plazo y requiere tener paciencia y persistir en la aplicación de las medidas adoptadas. Además, tampoco es una solución por sí sola. Puede requerir otras medidas complementarias entre las que no hay que descartar el control de depredadores generalistas o la regulación estricta de cupos de captura, según los casos. Tampoco parece funcionar a una escala local. Se requiere más bien la aplicación de medidas a escalas espaciales amplias, cotos o asociaciones de cotos. Y, por si esto fuera poco, no vale con sembrar en primavera y verano y olvidarse hasta el año que viene. Hay que adoptar medidas encadenadas a lo largo del año que cubran las diferentes necesidades de la perdiz durante todo su ciclo anual.

Pero quizás el mayor escollo para la gestión del hábitat es que el territorio a manejar no suele ser propiedad de los cazadores ni la caza el principal rendimiento lucrativo. Así, nos gustaría que la aplicación de fitosanitarios fuera mucho más racional y comedida, que se dejaran bandas de cultivo sin cosechar, que se retrasara la acción de las cosechadoras o que no se aplicara tanto laboreo al suelo del olivar. Pero todas estas medidas pueden ir en contra del agricultor si se reducen la producción y sus ingresos. ¿Es lógico pedir este sacrificio sin una compensación? Es evidente que no. Establecer un sistema de compensación entre agricultores y cazadores es básico para alcanzar el buen fin de la recuperación de la perdiz. No se trata de pedir imposibles. Ni se pretende que el agricultor vuelva a la agricultura de tiempos pasados, ni que el cazador pague el 100 por 100 del déficit de producción. Existen puntos intermedios negociables. Solamente hace falta voluntad para obtener un beneficio mutuo.

En la situación de crisis actual en la que está sumida España, los valores del patrimonio natural vuelven a tener una gran importancia. La caza y la conservación tienen capacidad para contribuir al sostenimiento de economías deprimidas. Aunque los españoles nos caracterizamos por una tendencia hacia los extremos, hay que hacer una vez más un llamamiento a la racionalidad y a adoptar actitudes moderadas. Seguimos apostando por la gestión de hábitat como una medida eficaz para la perdiz roja. Y dejémonos ya de malgastar dinero en inútiles repoblaciones que traen pan para hoy y hambre para mañana.

CUADRO 1. BUENAS PRÁCTICAS DE HÁBITAT PARA MEJORAR LA SUPERVIVENCIA DE LOS BANDOS FAMILIARES DE PERDIZ ROJA

En medios cultivados en los que se laborea el suelo, la falta de vegetación en primavera y verano es el principal factor limitante de la supervivencia de los bandos. La vegetación no sólo ofrece refugio a los perdigones, también es el soporte de los necesarios insectos con que se alimentan. Evite que todo el suelo del cultivo esté desnudo o laboreado. Ésta es la mejor de las buenas prácticas que se puede llevar a cabo. Negocie con los agricultores la creación de pequeñas parcelas o fajas de cultivo sin laborear.

Las cubiertas vegetales espontáneas o dirigidas y manejadas en época estival son cada vez más frecuentes en olivares y viñedos. A decir de los agricultores que las implantan no reducen la producción y evitan gastos en control de plagas e insumos. Para la perdiz roja y otras muchas especies cinegéticas, aún a falta de estudios específicos que lo confirmen, parecen ser una muy buena opción. Trate de fomentar estas prácticas en su coto. Si los agricultores no las conocen o desconfían, organice visitas a fincas en las que se estén empleando. Que sean los propios agricultores los que hagan ver a sus homólogos las ventajas del sistema.

En los cultivos herbáceos la medida clásica de gestión recomendada es la creación de caballones o de fajas perimetrales sin cosechar o sin tratar. A esto habría que añadir el fomento, dentro y fuera del cultivo, de pequeñas islas de vegetación espontánea, que no se traten ni cosechen e incluso mezcladas con algo de monte, matorrales de tamaño medio tipo lentiscos o retamas.

El riego por goteo en cultivos leñosos puede ser una buena herramienta de gestión para la perdiz roja. Los goteros favorecen la existencia de pequeños rodales de vegetación verde en los que suele haber insectos que utilizan los perdigones para alimentarse, evitándose así peligrosos desplazamientos hacia los bordes del cultivo. Este sistema es mucho mejor que instalar bebederos, por cumplir más funciones, ser menos artificial y estar más deslocalizado.

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Mejora del éxito reproductor de la perdiz en zonas agrícolas

Si la opción del goteo no es viable en el cultivo, trate de promover la instalación de pequeñas fuentes o abrevaderos naturales. Tan importante es que los puntos tengan agua como que exista un poco de vegetación verde en su entorno. Una pequeña zona encharcable conectada a un depósito dispensador de agua asociada a una microsiembra de leguminosa y cereal, y donde crezca algo de vegetación espontánea sin tratar, es mucho mejor que un bebedero comercial. En estos puntos se concentra mucha fauna, no sólo la cinegética, sino también los depredadores. Diversifíquelos para evitar males mayores.

Favorecer los linderos es una medida clásica de gestión que siempre se ha recomendado. La cuestión novedosa es que no hace falta que sean linderos ni muy extensos ni en los bordes del cultivo. De hecho, lo que realmente importa es que los linderos estén cerca de las zonas de campeo de los bandos para que los desplazamientos a éstos requieran poca distancia y se reduzca el riesgo de predación. Permita la aparición de pequeños rodales de vegetación espontánea (como jaramagos) en el interior de los cultivos, dejando parches sin laborear o sin tratar con herbicidas.

Si el cultivo es de olivar, los rodales de vegetación que crecen espontáneamente en los ruedos de los olivos o las zanjas interiores para el drenaje de agua pueden funcionar como perfectos linderos interiores. Negocie con el agricultor para que algunos ruedos de olivo conserven la vegetación, al menos hasta julio. Hable con los tractoristas para que no apuren con la grada la vegetación de las zanjas.

Más vale lo mucho, diverso y pequeño que lo poco y homogéneo aunque grande. No hace falta crear o restaurar un gran lindero perimetral al cultivo, ni sembrar un parcela grande para la caza. Es mucho más eficaz favorecer varios pequeños linderos interiores, dejar la vegetación de los ruedos en uno de cada 10-20 olivos (por ejemplo) o hacer pequeñas parcelas de microsiembra. Piense que estos rodales de vegetación verde son también atractivos para los depredadores. No les facilite su acción. Para minimizar los riesgos de predación hay que diversificar el esfuerzo. De lo contrario, las medidas tendrán efectos indeseados.

Algunas prácticas de manejo de hábitat en agrosistemas pueden implicar mermas en el volumen total de la cosecha o de rendimiento del cultivo. Por ello, las sociedades de caza deben compensar estas pérdidas a los propietarios de los terrenos y/o agricultores si se quiere manejar el hábitat para favorecer la caza. Convénzase o haga las cuentas: estas compensaciones en ningún caso serán malas inversiones y, desde luego, resultarán mucho más rentables y eficaces que los miles de euros que año tras año se tiran a la basura con recurrentes y mal planificadas repoblaciones. Igual que los presupuestos anuales de los cotos incluyen dinero para soltar perdices, sería aconsejable incluir una partida económica para compensar la posible pérdida de renta agraria derivada del manejo del hábitat.

Mucho mejor lo natural que lo artificial. Las tolvas y comederos dispensadores de pienso y grano pueden convertirse en una medida adecuada para el invierno o la época de escasez, pero no para los bandos de perdigones en verano. Realice microsiembras, favorezca parches con vegetación espontánea e incluso, si se queda más tranquilo, aporte en superficie mezclas de semillas en estas zonas. Pero no lo haga en un único sitio para evitar la concentración de los depredadores.

Si en su coto hay jabalíes, cuidado. Pueden ser más lesivos para la perdiz que los propios zorros. Y no tanto por la predación directa que puedan ejercer sobre los bandos, como por echar a perder el esfuerzo invertido en los manejos de hábitat. Procure defender las siembras y puntos de agua con un mallazo o estructura similar anclada al suelo, que los excluya y evite que accedan a ellas.

 

CUADRO 2. ESTUDIO DE LA SUPERVIVENCIA DE BANDOS DE PERDIZ ROJA EN UN COTO DE LA COMARCA DE ANTEQUERA (MÁLAGA)

En el departamento de Biología Animal de la Universidad de Málaga se ha llevado a cabo un estudio durante tres años seguidos de la supervivencia y la selección de hábitat de los bandos familiares de perdiz roja. El estudio, desarrollado en un coto privado de caza de 1.600 hectáreas en la comarca de Antequera, ha implicado el seguimiento de 264 bandos familiares. A finales de julio se detectó una pérdida global del 27 por 100 de los pollos nacidos y un tamaño medio de bando de 7,6 pollos por bando. Las pérdidas ascendieron un 13 por 100 más durante agosto y septiembre, de forma que a finales de este último mes la supervivencia global de los pollos era del 60 por 100. En el coto estudiado, el hábitat dominante era el olivar (77 por 100 de la vegetación cultivada), intercalado con cultivos herbáceos de cereal y girasol (15 por 100) y, en menor grado, con viñas, almendros y zonas con monte mediterráneo. El olivar, a partir de mediados de primavera y sobre todo en verano, se caracteriza por la falta de cobertura vegetal en sus calles y ruedos como consecuencia del laboreo del suelo. En este contexto la supervivencia de los perdigones estuvo relacionada con las características del hábitat usado.

La existencia de riego por goteo en el olivar favorecía bandos con mayor tamaño, lo cual estaba relacionado con el uso de parcelas donde existían insectos y vegetación en los ruedos de olivos con goteros, frente a aquéllas en las que no había riego y apenas vegetación. En las parcelas sin riego los bandos se veían obligados a desplazarse a los linderos del olivar, buscando siempre el más cercano, y no necesariamente los cultivos de cereal o girasol. Cunetas de carriles o zanjas interiores de riego del olivar con pequeños setos de vegetación espontánea componían los linderos más usados. Cuando los bandos cumplían seis semanas de vida, el interés por los insectos desaparecía y entonces el factor decisivo a la hora de elegir el hábitat que utilizaban era la existencia de heterogeneidad de hábitat o diversidad vegetal. En otras palabras, parcelas en las que coexisten en un entorno próximo olivar viejo (que ofrece más seguridad que el olivar joven frente a los depredadores), linderos de vegetación espontánea y linderos de cereal o girasol.

Extracto-resumen de la Tesis Doctoral de uno de los autores (J. Duarte) que ha versado sobre el ciclo reproductor y aprovechamiento cinegético de la perdiz roja en Andalucía.

BioGea Consultores. Calle Federico García Lorca 14, 29400 Ronda (Málaga) & Departamento de Biología Animal, Facultad de Ciencias, Universidad de Málaga. 

Texto: Jesús Duarte, Miguel A. Farfán y J. Mario Vargas

One Reply to “Claves para mantener perdices silvestres en los cotos”

  1. miguel angel dice:

    Hay muchos puntos a discutir sobre el agua tengo un coto y trabajo en una empresa de riegos

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