Ante el declive poblacional de la mayoría de las especies sedentarias de nuestro país, esta migratoria se está abriendo hueco entre los cazadores de escopeta y perro más exigentes, levantando pasiones sobre todo en el norte peninsular. Pero ¿cómo está afectando a la sorda el cambio climático? ¿Cuáles son los factores que influyen en su migración?
No he salido muchas veces a cazar becadas ex profeso, y las que he cazado ha sido por lo general cazando perdices, de ahí que considere el cobrar una becada como un regalo. Esta ha sido la forma habitual de acercamiento a esta ave de la gran mayoría de cazadores de menor españoles, y su caza especializada estaba restringida a determinadas zonas norteñas y era practicada por unos escasos apasionados becaderos.
Pero la cada vez más escasa caza menor sedentaria ha llevado a muchos cazadores a aficionarse a esta romántica modalidad que puede colmar sus espectativas, si no con muchas piezas, sí con satisfacciones, como es disfrutar del entorno y del perro.
UNA CAZA DE CALIDAD
La becada reúne una serie de condiciones ideales para ser el objetivo del moderno cazador naturalista.
Por un lado, que es la única limícola forestal que existe; es un ave migratoria, con el plus de salvajismo e incertidumbre que esto aporta a su caza.
Otro factor a tener en cuenta es que en su caza pesa más la calidad que la cantidad, y una jornada con pocos lances puede ser una gratísima jornada.
Además, su afán por ocultarse en lo más intrincado del bosque para intentar pasar desapercibida hace indispensable la colaboración de un buen perro, lo que es otro valor añadido.
¿Pero corren estos nuevos becaderos con el riesgo de quedarse con la miel en los labios en un futuro próximo?
FACTORES QUE INFLUYEN EN LA MIGRACIÓN
Una serie de factores determinan en mayor o menor medida el comienzo y el tamaño de las migraciones, así como el destino de estas.
- Clima. Indudablemente el factor determinante y que desencadena otros condicionantes del comienzo de la migración de la becada es el clima. Con la llegada del frío al norte de Europa, algo que empieza a hacerse patente a partir de septiembre, comienzan a producirse las primeras oleadas de migración. El cazador, por consiguiente, conviene que se informe del tiempo en el nordeste de Europa, algo sencillo con los modernos sistemas de comunicación, como Internet.
- Las heladas. El frío tiene además como consecuencia las heladas, lo que implica que la becada no podrá obtener alimento y optará por migrar.
- Vientos y tormentas. Lo ideal son los vientos sostenidos del noroeste, pero las tormentas y vientos locales también pueden provocar golpes de migración.
- La luna. La becada, en general, se moverá más con las lunas nuevas de otoño e invierno.
Todos estos factores tienen una repercusión en el comienzo y en la magnitud de la migración, que se producirá en varias oleadas, y la suma de ellos tendrá un mayor efecto.
EL DESTINO
El destino de la migración será un lugar que reúna para ella las condiciones ideales para pasar el invierno, como un suelo húmedo y blando, preferiblemente cubierto de masa orgánica en descomposición y desprovisto de hierba, en el que pueda obtener alimento y una temperatura benigna. Un monte que no sea excesivamente denso y que alterne zonas abiertas en las que la becada pueda alimentarse y zonas boscosas en las que encuentre refugio.
Robles, fresnos, castaños, hayas o abedules son especies arbóreas que crecen en estos montes. También puede optar por pinares o bosquetes de otras coníferas, así como por terrenos cubiertos de matorral. En días fríos puede dirigirse a praderas o barbechos, y sobre todo a cursos de ríos y arroyos.
LA BECADA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO
El norte de la península Ibérica ha reunido, al menos hasta ahora, unas condiciones ideales para acoger a la chocha en sus tradicionales migraciones invernales. Nuestro país es punto de encuentro tanto para las becadas que tienen un ciclo largo de invernada como para las que lo tienen corto o son sedentarias.
Digo hasta ahora, porque esto también puede verse afectado por el manido cambio climático. Al parecer ya es oficial que 2014 ha sido el año más caluroso de los registrados y, según Michel Jarraud, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), 14 de los 15 años más cálidos del registro han ocurrido en el siglo XXI, sin duda un dato aterrador, si no para los Groenlandeses y los que vivimos en Navacerrada, sí para los que venden gasoil de calefacción y para los becaderos españoles.
Igual que la torcaz ha encontrado en nuestra tierra un hogar ideal y ha modificado sus costumbres migratorias invernales permaneciendo aquí todo el año, el más benévolo clima centroeuropeo ha hecho que poco a poco muchas de las becadas de largo recorrido migratorio del nordeste acorten su viaje y se queden en una franja óptima de tierra, que va desde Suecia a los Balcanes, y que, por supuesto, recalen en Francia.
Por otro lado, se ha constatado que por causa del calentamiento global ha aumentado el área donde las poblaciones son sedentarias o realizan migraciones locales de corta distancia, propias del suroeste europeo; y si bien esto en principio podría ser una buena noticia para los becaderos españoles, existe el riesgo de que esta área se desplace al noroeste si el calor aumenta, lo que haría difícil que pudiéramos disfrutar de la presencia de unas y otras.
El cambio climático puede ser fatal para muchas poblaciones de especies sedentarias, pero las migratorias tienen una clara ventaja a la hora de adaptarse a los cambios locales, simplemente desplazando sus áreas de cría o invernada. Esperemos que, igual que los turistas, este regalo de la naturaleza siga visitandonos en el futuro como ha hecho siempre.
PRINCIPALES ÁREAS DE MIGRACIÓN
Las poblaciones de becada más norteñas tienen un área de invernada más al sur que las poblaciones de Centroeuropa, que tienen un ciclo migratorio más corto. Además, se ha detectado que algunas poblaciones del noroeste invernan más al oeste que las orientales. Las migraciones, que se realizan en grupos de menos de diez ejemplares, se producen de noche, y las realizan antes los jóvenes y las hembras.
Las distancias cubiertas pueden ser de unos 400 kilómetros, divididas por paradas de varios días. Las becadas más norteñas, de ciclo de invernada largo, llegan a la Península antes, a mediados de noviembre. Casi un mes más tarde se produce la migración de las becadas de ciclo corto de Centroeuropa. El viaje de regreso es más rápido y lo realizan antes los machos. Las becadas, como los salmones, son fieles a su lugar de nacimiento, y al parecer las áreas de cría e invernada son las mismas año tras año.
Fuente: Base de datos EURING y CCB