El elefante africano, ayer y hoy

Alrededor de 1975 en Kolbio, en el límite frontera de Somalia con el norte Kenia, en aquella época una zona repleta de elefantes donde ahora no queda ninguno por los furtivos.

Los siguientes datos corresponden al censo de los elefantes que se calculaban en toda África en el año 2016, conjuntamente los ejemplares sabana, Loxodonta africana, y los habitantes de la zona forestal, Loxodonta africana cyclotis. El estudio ha sido realizado por el African Elephant Status Report 2016, controlado a su vez por el African Elephant Specialist Group, con sede en Nairobi, Kenia, y la UICN, en Gland, Suiza, contando con el respaldos de Species Survival Commission, Vulcan A. Paul G: Allen Company y Save the Elephants, todo ello con el patrocinio del Departament of Environment Food and Rural Affairs (DEFRA), African Elephant Fund, Safari Club International y African Wildlife Fundation, además de muchas donaciones particulares, todo lo cual creó un fondo económico importante que permitió utilizar toda clase de medios para realizar los trabajos, como fueron vehículos todoterreno, avionetas, helicópteros y, en los últimos años, los drones, que han sido de un valor y ayuda incalculables para poder llegar a los lugares más inaccesibles de la geografía africana, controlando las posibles poblaciones de elefantes.

Todo este trabajo sobre el censo de los elefantes en el año 2016 fue realizado por los grandes especialistas en la materia, como son C. R. Thouless, H. T. Dubin, J. J. Blanc, D. P. Skinner, T. E. Daniel, R.D. Tayloe, F. Maisels, H. L. Frederick, y P. Bouché. Estas personas todavía no han terminado con los posibles censos de principios de la década 2020, que suelen publicarse cada seis o siete años como máximo, según los resultados, pues es un trabajo muy pesado y difícil para que tenga la máxima veracidad, todo lo cual se resume en un libro con toda clase de información, de cómo se realizaron las cosas país a país, zona por zona y con mapas.

El autor con un elefante de Botsuana cobrado hacia 1990.

Elefante de gran tamaño de Sudán, que quedó en esta postura tras caer a plomo por un fulminante disparo en el cerebro.

Un complejo censo

Tony Sánchez Ariño en Sudán junto a un todoterreno de la compañía con la que estuvo asociado y cuatro colmillos que superaron las 100 libras de peso cada uno.

En los lugares de terrenos despejados se utilizó principalmente el sistema de visión aérea, pero en la zona de las grandes selvas ecuatoriales, donde esto no era posible debido a que los árboles, entrelazando sus copas, no permitían en absoluto ver el terreno desde el aire ni lo que en él podría haber, se encontró un sistema de gran efectividad práctica, que fue contratar a los furtivos de cada zona, más o menos conocidos, ofreciéndoles una buena paga para que estos guiaran a los grupos de investigadores, lo que permitió tener una idea bastante fiable sobre el estatus de los elefantes forestales, contando con los posibles encuentros, rastros, recuento de los excrementos según su frescura y lo que constituía su alimentación principal más o menos consumida, pues en eso son selectivos y no comen todo lo que crece en la selva ecuatorial.

Estas referidas grandes selvas ecuatoriales siempre fueron como un mundo perdido, pero con los nuevos sistemas disponibles se están consiguiendo datos muy importantes.

Otro gran elefante de Sudán abatido en el año 1978.

Naturalmente, las referencias sobre el posible número de elefantes forestales son más o menos aproximativos, según país y zona, pero ya con muchos menos errores que antaño, cuando una parte de los posibles cálculos se hacían, más o menos, teorizando…

Desgraciadamente, el número de elefantes de las dos especies ha sufrido una verdadera hecatombe después de los procesos de independencia de los países africanos, en su mayoría en los años 1960, comenzando ya una verdadera masacre desde mediados de 1970, cuando el precio del marfil alcanzó unos niveles nunca vistos antes, con una gran e interminable demanda por parte de China, Tailandia, Vietnam, Singapur, etc., junto con un terrible furtivismo, por lo visto con el beneplácito de muchas autoridades africanas, que cobraron sus comisiones cerrando oportunamente los ojos…

Distribución de los elefantes

Para que el lector se pueda hacer una idea aproximada del pasado y del presente del elefante en África, ahora se darán unas cifras comparativas entre los años 1997 y 2016, todas ellas oficiales, en las cuales se pueden ver cómo ha descendido la población del elefante en África en los últimos diecinueve años, o sea, de plena actualidad, donde prácticamente han desaparecido los ejemplares con grandes colmillos, excepto en unos pocos parques nacionales donde, lamentablemente, ya han matado alguno los furtivos…

Tony en el río Galana, en Kenia, tras una cacería realizada en esa zona sobre el año 1972.

Para el mejor control de la distribución de los elefantes dividiremos el continente en cuatro partes: África Occidental, África Central, África Oriental y África Meridional, mencionando todos los países donde hay o hubo elefantes en los antes referidos 19 años, entre 1997 y 2016 (ver figura 1).

El total global de elefantes en toda África en el año 1997 fue de 525.896 ejemplares, mientras que en el 2016 la cifra bajó a 409.126, o sea, una pérdida de 116.770 elefantes.

Figura 1

El total de elefantes en África Occidental, de las dos especies, fue en 1997 de 14.982 ejemplares y en el año 2016 bajaron a 5.184.

El total de elefantes en África Oriental fue en 1997 de 144.514 ejemplares y en el año 2016 de 85.394, todos ellos de la especie de sabana.

 

 

 

El total de elefantes en África Central, de las dos especies, fue en 1997 de 158.400 ejemplares y en el año 2016 hubo un dramático descenso a solo 33.800.

El total de los elefantes en África Meridional fue en 1997 de 208.000 ejemplares, y en el año 2016 de 284.748, lo que supone un enorme aumento, todos de sabana.

Las cantidades de animales dadas por país son las que se calculan oficialmente. Lamentablemente, hay datos de toda garantía asegurando que entre el año 2016 y principio de la década del 2020 se han furtiveado muchos elefantes en el Sudán, Camerún, antiguo Congo Belga, Tanzania y Mozambique, pues el comercio ilegal de marfil continúa sin parar. En China dicen que han suprimido la importación y el comercio del marfil, pero, por lo visto, es solo teóricamente, pues el marfil, lo mismo que el agua, siempre encontrará alguna ‘rendija’ por donde colarse…, igual que ocurre internacionalmente con las drogas.

Personalmente he participado en algunas comisiones nacionales e internacionales buscando soluciones positivas para los maltrechos elefantes que, al final, terminaron en una pérdida de tiempo y dinero, pues las decisiones tomadas a miles de kilómetros fuera de África por unos señores extraños, mucho me temo que todas las cartas y documentos enviados terminaron como papel higiénico entre los que deberían tomar las mayores decisiones para la protección de sus elefantes, excepto entre una muy pequeña minoría…, ¡qué, esperemos, perdure!

1.317 elefantes

Durante los 62 años que fui cazador profesional en África, sin parar, tuve la oportunidad, creo que única, de cazar elefantes de 23 países diferentes, cuando estos se encontraban por todas partes en gran cantidad, en aquellos lejanos y felices tiempos cuando comencé su caza con 22 años, en 1952, retirándome a los 83, no por ley de vida, sino porque aquella vieja África mía no existía ya, viendo ahora, desde el atardecer de mi vida con 92 años de edad, que si hay algo hoy día estable en África es su inestabilidad, donde su fauna está siendo diezmada y los elefantes llevándose la peor parte…

Antes de terminar estas notas quisiera aclarar una cosa muy importante: todas las cifras sobre el censo de los elefantes, ayer y hoy, referidas en el presente artículo, no son con la exactitud matemática de que dos por dos son cuatro, ni mucho menos. Dada la inmensidad de las zonas pobladas por los elefantes, diversidad de hábitats y de terrenos, etc., hacen que los supuestos resultados numéricos aceptados oficialmente tengan un lógico margen de error, entre un 10 % y un 15 % por arriba o por abajo, pues pretender unas cifras exactas sería ilógico, estúpido y por completo fuera de todo sentido común…

Durante mi larga vida de cazador profesional en África he tenido la triste oportunidad de ver cómo desaparecían los elefantes de zonas donde antes eran tan abundantes como los tallos de la hierba, y hoy día no queda ni el recuerdo de ellos.

Resultado de una cacería de elefantes en los pantanos del Nilo, cuando el autor contaba con unos treinta años de edad.

En los viejos y felices tiempos de Tanzania.

 

 

Elefante de Sudán.

Este elefante superó las 120 libras de peso en cada colmillo. Foto realizada en el campamento de Biki, en Sudán sobre la década de los años setenta donde se pueden ver también dos trofeos récord de bongo y eland de Derby.

 

Elefante de un solo colmillo, que pasaba de las 110 libras de peso, de Sudán. Un excelente ‘monopunta’ logrado en los años setenta, cuando los furtivos todavía no habían comenzado a causar estragos.

 

 

Tuve la ocasión de cobrar 1.317 elefantes, incluyendo los que cacé con mis licencias, en operaciones de control por cuenta de diversos departamentos de caza, para eliminar elefantes que eran una maldición para la agricultura privada y gubernamental, más lo que se escaparon heridos por clientes en safaris y a los que tuve que perseguir y acabar con ellos, demasiadas veces por desgracia, pues no todo el mundo era la reencarnación de Búfalo Bill… ¡Qué más hubieran querido ellos y yo!

 


Tony Sánchez Ariño.

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