Hace unos cinco años yo no había salido nunca a los corzos y varios amigos me decían que, por mi forma de entender la caza, el día que lo probase ya no lo dejaría. Y como estoy seguro de que mi caso no es una excepción, me he permitido escribir estas líneas que espero sean útiles para aquellas personas que empiezan o desean iniciarse en esta modalidad.
Siempre me ha gustado mucho cazar a mi aire con mi perrita, sin que nadie me organice ni me diga hacia dónde debo ir y lo he encontrado en el rececho del corzo, aunque sin perro.
Salir, un día tras otro, en busca del corzo es algo difícil de describir; vas estudiando sus querencias, por dónde sale, a qué hora lo hace, cuánto tiempo se deja ver y cuando ya decides que el ejemplar merece la pena vas en su busca y, claro, ese día no aparece o aparece fugazmente y no te da tiempo a nada y eso hace que te piques cada vez más.
Es una modalidad de caza apasionante en la que eres tú solo el que tiene que tomar todas las decisiones y encima se desarrolla en primavera y a principios de verano, cuando no se pueden cazar otras especies y el campo está rebosante de verde por todos los sitios. Además, como se caza muy despacio y mirando mucho, descubres un montón de animales en su época de cría viendo los nidos de las aves, los rayones recién paridos, los gazapos y lebratos, etc.
HABLO DE ALGO MÁS QUE CAZAR CORZOS
Es una época ideal para intentar controlar a los predadores y si en el coto dispones de permisos para el zorro, para el jabalí o para ambas especies, no hay que dudar en controlar su población, ya que hacen bastantes daños a los corcinos en los primeros días de vida.
Algo que hacemos muy pocos es gestionar las corzas y, si la población es grande, se debe hacer para dejar espacio para otros animales. La abundancia de corzas hace que cualquier macho las pueda cubrir, sin selección natural alguna, por lo que la población cada vez es de peor calidad. Hembras que, además, van envejeciendo y terminan siendo estériles.
Y como su carne tiene un alto nivel nutritivo, es importante evitar que se destroce apuntando al cuello, en vez de al codillo, que es donde se debe apuntar a los machos para asegurar su cobro. Mi cuadrilla de caza arrienda cotos y entre todos gestionamos los corzos que allí habitan.
Al principio invertimos muchas horas de ver querencias, buscarlos y localizarlos. No nos gusta comprar un precinto y que te lleven de la mano a un corzo que ya está localizado y simplemente solo tienes que intentar abatirlo.
Es mucho más bonito cazar en solitario o con un acompañante y buscar tú a un animal que ya en salidas anteriores has podido ver. Lo más gratificante de este tipo de caza es que cazas mucho pero matas poco, ya que en la mayoría de las jornadas no abates ningún ejemplar pero has estado buscándolo, recechándolo e incluso fotografiándolo y el disfrute es casi igual que el día que lo abates.
Me ha guastado mucho el artículo.
He empezado la caza este año y he tenido la oportunidad de realizar algún aguardo a jabalí y un par de monterías pequeñas. Verdaderamente no me apasionan estas modalidades y desde hace tiempo he pensado que mi modalidad favorita sería el rececho, pero como bien dices, todo gestionado por mi cuenta. No me ilusiona demasiado ir a un coto donde me cobren un ojo de la cara por ir con un guía que me localice al animal y me lo ponga a tiro para un simple trofeo. El hecho de empezar de cero, siguiendo huellas y otros rastros, escuchar el monte …. es algo que me llena solo al pensarlo.
Esto no es fácil al inicio y de hecho me da la sensación de que es todo muy cerrado y caro. Tal vez un día tenga la oportunidad de formar parte en la gestión de un coto y gestionarme la caza personalmente para poder hacer recechos por mi cuenta como tu indicas.
Gracias por el artículo, me parece de gran ayuda para gente que estamos empezando con una gran ilusión de disfrutar de la naturaleza y de este arte que va de la mano a ella.
Un saludo