DOMINAR EL AIRE
La frase: «Es de tontos hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes» es de Albert Einstein y explica a las mil maravillas el principal defecto de los esperistas cuando comienzan a practicar esta modalidad.
Hace varias temporadas decidí hacer un puesto en un lugar que, en principio, parecía tener buenas condiciones para las esperas. Era una explanada de olivos perdida, rodeada por un pinar y varios bancales de olivos cultivados más altos, a la que los jabalís bajaban desde ellos.
Tras colocar maíz los jabalís pronto hicieron acto de presencia y comenzaron a llevar el puesto, tardando muy poco tiempo en dejar un ruedo de tierra y polvo rodeando el bidón. La cosa parecía prometer y me hice el puesto, primero en una pequeña caseta cerrada a nivel del cebadero que los jabalís llevaban a diario. Creyendo que los resultados llegarían pronto, comencé las esperas y una tras otra fueron todas un fracaso.
Los jabalís entraban casi todas las noches, pero precisamente las noches en las que yo permanecía de espera no aparecían. Decidí dejar el coche más lejos por si oían el ruido del motor al llegar, probé varias estrategias más, pero la cosa continuó igual hasta final de temporada. A la temporada siguiente decidí cambiar mi puesto alejándolo más, pero todo continuó igual y los jabalís entraban siempre menos cuando yo estaba en el puesto.
Pensé entonces que estaba haciendo siempre lo mismo, mantener el puesto al mismo nivel del cebadero en la parte baja y que por esa regla no podía esperar que los resultados cambiasen. Probé a ponerme una noche en uno de los bancales altos junto a un bajador por el que los jabalís entraban; el resultado fue inmediato, en la segunda espera conseguí cazar el primer jabalí que, como estaba previsto, entró sin titubear. A las pocas noches conseguí el segundo, un macho que sin ser una maravilla tenía una boca merecedora de tabla. Había dado con la solución.

Si tener en cuenta el aire es importante en cualquier modalidad de caza y con cualquier especie, en el caso de las esperas y el jabalí esta cuestión se vuelve prioritaria.
El problema de este puesto era que, al estar en un punto bajo, el aire creaba remolinos que llevaban mi olor a los jabalís que entraban desde los lugares más altos que el mío, en los que estaban encamados. A menudo este es uno de los problemas más frecuentes y complicados de solucionar según la naturaleza de los puestos.
Siempre es preferible estar en lugares altos en los que el aire no les dé y desde los que podamos tener una visión lo mejor posible de los alrededores del cebadero.
Un puesto que en principio puede parecer bueno deja de serlo si no tiene un lugar donde colocarnos sin darles el aire. Lo mejor en estos casos es desecharlo y buscar otro.
Aun así, el aire, aunque suela venir la mayoría de las veces desde el mismo sitio, hay veces en que cambia y se nos vuelve en contra.
Es frecuente en ocasiones que los jabalís nos entren por detrás o por un lateral y que nos huelan, mostrando una actitud un tanto desafiante intentando con sus bufidos que nos vayamos. En estos casos es bueno tener un plan B y tener otro puesto en el que colocarnos según la dirección del viento. Aquí interviene otro punto muy importante: conocer las inmediaciones del puesto y los entraderos de los jabalís.
personalmente, una vez instalado tras la primera linea del bosque ,pongo delante mío un paraguas abierto verde oscuro al que le aplico las redes de camuflaje por delante. Esto me permite tener una pantalla opaca detrás de la cual puedo permitirme cierto grado de movimientos que no son percibidos desde enfrente