Mucho se ha hablado ya sobre el uso o no de algunos aparatos que, por su tecnología, están en entredicho.
Dentro de mi equipo de esperas no falta el monocular nocturno. No utilizo nunca prismáticos, pues las distancias en espera no son tan grandes y si tengo que ver dispongo del visor del rifle.
El monocular nocturno me parece un elemento esencial que no debe faltar. Desde que lo utilizo, ya hace varias temporadas, me distraigo mucho viendo el terreno a través de él y las esperas se me hacen mucho más distraídas.
Ver la entrada de un animal que no tiene que ser necesariamente un jabalí siempre es un espectáculo para los que disfrutamos el campo.
Debemos distinguir entre los monoculares nocturnos y los visores nocturnos.
– Los primeros no están en ningún caso acoplados al visor del rifle y están permitidos por la ley (creo que en todas las comunidades).
– los segundos sí están acoplados al rifle y su uso no está permitido por la ley.
Las ventajas del monocular nocturno son evidentes, nos van a permitir ver qué pasa a nuestro alrededor y qué animal está comiendo en el cebadero, cuál es su tamaño, estudiar su comportamiento y ver en qué posición se encuentra para poder dispararle mejor.
Aporta seguridad, y eso está bien. Tienen un inconveniente, y es que desde el momento en el que dejamos de ver por él para encarar y disparar el animal ha podido moverse y cuando encendemos la linterna no lo encontramos en el mismo lugar.
Esto me ha sucedido varias veces y me ha tocado desencarar, encontrar al jabalí y volver a apuntar para disparar. En todos los casos he tenido la suerte de que los jabalís han aguantado, pero no siempre es así.
Resulta curioso que en algunas comunidades el uso de la linterna para esperas esté prohibido. Quiero pensar que el legislador que lo ha prohibido no ha hecho nunca una espera ni se ha movido en el monte de noche.
En una noche cerrada es imposible, por muy buen visor que llevemos, disparar a un animal con un mínimo de garantías, ya no de acertarlo sino también de saber a qué estamos disparando; a la vez que salir del puesto a oscuras es una insensatez tremenda por la inseguridad que para el cazador representa.
Siempre llevo varias linternas de distintos colores de luz –blanca, roja y verde– que empleo según entiendo el lance. Aparte, una linterna frontal en la cabeza para salir del puesto es siempre imprescindible.
Los que piensen que las cámaras de fototrampeo son la clave de una espera por su fiabilidad están totalmente equivocados. Que ayudan sí, pero de ahí a que sean la panacea queda mucha distancia.
Los jabalís no siempre entran de manera exacta a la misma hora y de forma constante. Un cambio de tiempo y, sobre todo, las lluvias pueden hacer que sus costumbres y preferencias a la hora de alimentarse cambien.
Lo cierto es que pueden proporcionar una información al cazador que debe saber interpretar y no confiar nunca en que las cosas van a suceder tal y como aparecen en las imágenes registradas; la última palabra siempre la tienen los jabalís.
Preferiría que el cazador dispusiese de más libertad, según su ética, para utilizar o no estos elementos, primando siempre la seguridad.
Selección de la mejor munición para cazar en montería y espera de jabalí
Roberto Coll Alcalde