Una vez que hemos hablado en artículos anteriores de las características ópticas que se le debe exigir a un visor para cazar el jabalí en montería (Los mejores visores para cazar el jabalí en montería)o en espera (¿Cómo elegir el mejor visor para esperas de jabalí?), nos centramos en esta ocasión en las armas y, especialmente, en las municiones más adecuadas para practicar ambas modalidades de caza.
En montería no solo es normal que tengamos que disparar sobre el jabalí en movimiento, sino que es frecuente que tengamos que resolver lances muy difíciles en los que solo tenemos tiempo para encarar y disparar, a veces tan solo un tiro, antes de que sobrepase nuestro puesto y se oculte.

Rifle Semiautomático, de cañones basculantes o de repetición por sistema de cerrojo, palanca o corredera. Todos sirven para montear siempre que el diseño del arma (y su retroceso) nos permita encararlo y recargarlo rápidamente.
Por esta razón, el primer requisito que hay que pedirle al rifle que utilicemos es que podamos encararlo, apuntarlo y recargarlo con la rapidez que requiere este tipo de lances. Y para ello el arma, independientemente de su calibre, tiene que tener un sistema de repetición rápido y fiable y unas medidas y peso que se adapten a nuestras medidas anatómicas.
Si no es así, utilizaremos un rifle con el que nos sentiremos incómodos al encarar, que en los lances más difíciles no nos permitirá reaccionar a tiempo y con el que fallaremos más e incluso no podremos repetir a tiempo el disparo.
Los tiradores y cazadores experimentados que usan escopetas dicen con razón que «la culata es la que mata», pero curiosamente muchos monteros no tienen en cuenta esta máxima al elegir un rifle con el que pretenden acertarle con un solo proyectil disparado a tenazón o casi a una pieza que corre y salta a gran velocidad y, en muchas ocasiones, medio tapada además por el matorral.
Incluso cuando se montea en escenarios abiertos donde da tiempo a apuntar y no se necesita realizar disparos tan rápidos, se consiguen mejores resultados si utilizamos un rifle equilibrado con el que podamos encarar y seguir la pieza con la cara pegada a la culata, porque nuestros disparos serán más precisos.
Los rifles semiautomáticos son los que poseen el sistema de repetición más rápido y útil para cazar en esta modalidad, en la que, sin embargo, se han utilizado siempre más rifles de repetición manual por sistema de cerrojo (y muy pocos de corredera o palanca) al desear muchos cazadores utilizar el mismo arma para cazar en todas las modalidades, entre otras razones.
También son muy útiles los rifles de dos cañones basculantes porque permiten disparar muy rápido dos tiros. Cualquiera vale siempre que su diseño nos permita encarar y recargar rápidamente.
MUNICIÓN POTENTE Y EXPANSIVA
Otra gran dificultad añadida que tiene la caza del jabalí en montería es que es una pieza muy resistente. Tanto que a veces no suele servir de nada herirlo porque, salvo que lo agarren los perros, no solo no lo cobraremos sino que puede que ni siquiera notemos que lo hemos alcanzado. Y, lamentablemente, debido a la dificultad de algunos lances, es muy fácil que el tiro quede más corto, alto o bajo de lo necesario.
Por todo ello, además de utilizar en montería un arma que nos permita encarar y disparar rápido, es conveniente que también dispare una munición que sea lo suficientemente potente como para que sea capaz de ocasionarle heridas muy importantes.
Y nótese que digo que «sea potente y capaz», porque muchas personas suelen creer que la mayor potencia es siempre sinónimo de mayores heridas letales y no es así. Las heridas que provoca un proyectil de rifle son el resultado de la cesión de energía de la bala en el cuerpo del animal y esta cesión de energía depende a su vez de la capacidad que tiene la bala para expandir correctamente y frenarse dentro del cuerpo a medida que lo atraviesa.
Por esta razón, un cartucho más potente, como el .300 Win. Mag. si se utiliza con una bala poco expansiva puede ser menos efectivo que otro del .30-06 que dispare una bala muy expansiva. Hay personas que se compran un 9,3×62 o un .338 Win. Mag. porque están hartos de pinchar jabalíes con otro rifle menos potente, los usan con balas muy pesadas y al final se desesperan porque tampoco consiguen resultados, etc.
LA ENERGÍA “ÚTIL” ES LA QUE MATA
Pero, ¿de qué depende que una bala expanda bien o mal?
En primer lugar es preciso aclarar que se considera que una bala expande bien cuando se deforma en forma de hongo a medida que penetra en el cuerpo de la pieza sin que pierda mucho peso porque se fragmente, ya que cuando esto sucede está comprobado que se produce la mayor cesión de energía a la pieza y por tanto la bala causa las heridas de mayor importancia.
Que la expansión sea correcta depende de muchos factores:
- Del calibre de la bala.
- De su peso
- De la velocidad en el momento del impacto.
- De su diseño interno y externo
De modo que, a igualdad de peso y diseño interno, cuando más grande es su calibre, más plana su punta y más velocidad tiene en el momento de chocar contra el blanco mejor suele expandir el proyectil y más energía cede a la presa.
Digo «suele» porque puede ocurrir que si la velocidad es excesiva, el proyectil más ligero de lo conveniente o se den ambas circunstancias, la bala se desintegre al chocar o por lo menos que se fragmente en varios trozos. Y si esto pasa los fragmentos puede que no penetren lo suficiente y se detengan antes de alcanzar los órganos vitales y sin producir heridas internas importantes.
Por esta razón, en cada pieza, dependiendo de su peso y de la modalidad en la que se caza, se consiguen mejores resultados con ciertos calibres, pesos y diseños de proyectil.

Secuencia correcta de expansión: el proyectil se deforma pero no se fragmenta. Como en montería y en esperas se tira cerca se deben usar balas que se deformen correctamente a corta distancia.
En el caso concreto del jabalí, si se tira a corta distancia (montería o espera) con calibres menores de 7 mm, aunque sean veloces y por tanto potentes, la bala puede expandir más de la cuenta por falta de peso aunque el mismo cartucho con la misma bala (imaginemos un 6,5×55, por ejemplo) utilizado mientras se rececha a un corzo, sea capaz de dejar ‘seco’ al jabalí a 100 o más metros porque, a medida que la bala se aleja del cañón, pierde velocidad y, por tanto, capacidad de expandir (y además el jabalí tampoco está en alerta ni huye estresado, acosado por los perros).
El mismo efecto de sobrexpansión ocurre cuando se utilizan a distancias cortas calibres más grandes y potentes, cuando se disparan con balas muy ligeras o, no siéndolo, poseen un diseño externo muy expansivo.
Por ejemplo, las balas tipo tip, ideadas para que expandan bien cuando se utilizan para recechar a grandes distancias, literalmente se pueden hacer añicos cuando chocan contra el cuerpo de un jabalí grande a 25 metros, sobre todo si la disparamos en un calibre medio o pequeño que sea muy rápido, como un .270 Win., .270 WSM, 7 mm Remigton Magnum, etc.
Y al contrario, si disparamos un proyectil muy pesado y grande, porque ha sido diseñado para que expanda bien al chocar contra animales más corpulentos que los jabalíes y venados que podemos cazar en España, no expandirá lo suficiente. Y si no expande no hay cesión de energía y por muy potente que sea el cartucho puede que no le cause heridas de importancia al jabalí.
Es lo que suele suceder cuando se caza en montería con calibres como el 9,3×62 con balas más pesadas de 250 grains o con el .338 Winchester Magnum con balas de peso superior a los 200 grains, por ejemplo. Digo suele porque evidentemente una bala más pesada también puede matar a una pieza si tenemos la suerte de acertarle en un punto vital, ya que aunque no se deforme sí penetra y en su camino puede romper huesos y atravesar cualquier órgano.
¿CALIBRES ESTÁNDAR O MAGNUM?
En teoría, cualquier cartucho que genera una potencia igual o superior a la .270 Winchester, se puede utilizar en montería si se dispara con un cartucho cargado con un proyectil que expanda bien.
Sin embargo, para cazar jabalíes en esta modalidad es preferible utilizar calibres más grandes y potentes, aunque sin pasarnos, porque utilizar municiones más potentes que el.338 Win. Mag. no tiene sentido. Y conste que durante años lo hice con un .375 H&H Mag., aunque con el tiempo me di cuenta de que era demasiado grande y pesado para mí y dejé de utilizarlo.
Por ejemplo, calibres estándar como el .30-06 (el más popular en España sin duda), el 8×57 JS, el 9,3×62 o cualquier otro calibre que genere una potencia similar a los mencionados (.308 Win.; .35 Whelen, etc.), así como los cartuchos para armas de cañones basculantes, 8×57 JRS y 9,3×74 R, son buenas opciones para cazar en montería. En el caso de utilizar armas de palanca clásicas, los mejores resultados se obtienen con cartuchos más potentes que el .30-30 Winchester, caso del .444 Marlin.
Y entre los magnum podríamos citar el 7 mm Remigton Mag., 300 Win. Mag. y .338 Win. Mag, y demás municiones similares (como el .300 WSM o el 8×68 S).
Los calibres estándar presentan sobre los magnum tres ventajas:
- Normalmente los rifles de repetición que los disparan son más manejables y ligeros porque utilizan cañones más cortos.
- Sus balas, sobre todo si son de calibre superior a 8 mm, tienden a desviarse menos si chocan con alguna rama cuando disparamos sobre una pieza medio tapada por el matorral.
- Además tienen menos retroceso.
Sin embargo, los magnum son más potentes y presentan la ventaja de que al ser más rápidos facilitan el adelanto que hay que dar a la pieza o, lo que es lo mismo, utilizándolos es más difícil quedarse cortos por lo que especialmente son útiles cuando no se dispara muy cerca.
Los rifles semiautomáticos de calibre magnum y estándar suelen utilizar el mismo largo de cañón, por lo que la ventaja que tenemos al elegirlo en un calibre estándar solo es su menor retroceso. Que no es pequeña, porque el mayor retroceso desencara más el rifle y dificulta repetir el disparo.

Un .30-06 comparado con los tres magnum más populares: 7 mm. Rem. Mag; .300 y .338 Win. Mag. Los calibres magnum tienen más retroceso y su uso a corta distancia en un semiautomático, si necesitamos repetir el tiro muy rápido, puede ser contraproducente.
¿Y CON QUÉ TIPO Y PESO DE BALA?
Más que el calibre, elegir el tipo de bala es el gran problema que tiene que resolver el cazador porque, como hemos dicho, de poco sirve el calibre que utilicemos si no lo disparamos con una bala que expanda bien y ceda suficiente energía.
Y, como veremos, no es además un problema fácil de resolver porque para cada calibre se fabrican numerosos tipos de balas que se diferencian no solo por su peso sino también por su diseño interno y externo.
Lo primero que hay que saber es que básicamente hay dos categorías de balas de caza expansivas:
- Las de diseño clásico, que expanden exclusivamente (o casi exclusivamente, porque la forma de la punta también influye) por efecto de la velocidad y del peso del proyectil.
- Las que lo hacen de forma controlada por su diseño, además de por el peso y la velocidad.
Las primeras se eligen, según la modalidad de caza, tamaño de la pieza a cazar y el calibre utilizado, en función del peso de la bala.
Siempre se habla de calibre pero nunca de hacertar en un punto vital.
Soy del parecer que con un calibre adecuado (no creo que sea necesario un calibre 300 a 50-100m) abates casi a cualquier bicho en España.
De hecho, con un 300blackout 123 grains a 50-100m con un tiro certero cae cualquier jabalí.
Incluso hay videos que con un .22lr a 30-50m caen. Así pues, el calibre es importante pero mucho más donde le das. Es mi opinión.
Saludos
Señor Paris, básicamente estoy en pleno acuerdo con sus comentarios, pero al usar el 338 win. Magnum con puntas de 225 intelok o sst los chanchos con tiros muy bien pegados, corren cerca de 100 mts, salvo que se impact en su sistema nervioso.
Esto no pasa con el 8 x57 js o. COn el 7,65 Argentina con puntas de 175′ sierra o Barnes de 180 que quedan en el lugar con un impresionante daño interno.
Dese ya lo felicito por su artículo atte.