Winchester diseñó el .270 para su rifle de cerrojo modelo 54 a partir de vainas del calibre .30-06, modificadas para que engarzaran balas semiblindadas de 130 grains de 0, 277 pulgadas (7,03 mm, aproximadamente), un calibre nada usual, pues hasta la fecha este diámetro de proyectil no se había utilizado ni en Europa ni en EE. UU., pero que sin embargo le permitió fabricar proyectiles muy precisos y crear una munición muy polivalente que podía abatir a mayores distancias que el .30-06 la variada fauna no peligrosa norteamericana.
Poco después también se ofreció, entre otras, con balas de 150 grains porque las de 130 eran demasiado ligeras y cuando se utilizaban a corta distancia (o sobre animales muy grandes) expandían más de lo aconsejable y no penetraban lo suficiente.
PRIMEROS CARTUCHOS MAGNUM CORTOS
Aunque los fabricantes norteamericanos han sido los que más lo han popularizado, el término magnum no es norteamericano sino británico. Lo han utilizado numerosos cartuchos ingleses, incluso
El rifle Winchester 70, fue el primer rifle que disparó la munición WSM.
modelos de pólvora negra, antes de que lo adoptaran los fabricantes norteamericanos.
Sin embargo, Winchester en 1925 fabrica por primera vez la cartuchería británica .375 H&H Magnum, cuya robusta vaina cinturada (belted) es utilizada años después para crear los primeros cartuchos Magnum norteamericanos que desarrolló Roy Weatherby a partir de 1943 (caso del .270; 7 mm; .300 y .375 Weatherby Magnum, entre otros) y que, pese a su gran potencia, los más veloces y potentes presentaban la desventaja de que tenían necesariamente que ser disparados en armas con acciones de cerrojo muy largas, poco comerciales.
Pues bien, este problema lo resolvió Winchester a partir de 1956 al lanzar al mercado para su rifle modelo 70 cartuchos de alta velocidad que utilizaban cargas de pólvora de combustión muy lenta, para que la presión no se disparara, y vainas con el mismo y robusto culote del .375 H&H pero más cortas, para que los cartuchos se pudieran utilizar en armas con acciones comerciales estándar (la del .30-06).
Por tanto se puede decir que Winchester creó la primera generación de Magnum cortos comerciales, aunque en su nombre no se indique nada al respecto. Es el caso del .458 Winchester Magnum de 1956, al que le siguen el .264 Winchester Magnum y el .338 Winchester Magnum, en 1958, y el .300 Winchester Magnum en 1963, que sale al mercado un año después de que Remington, para competir con los cartuchos Winchester, lanzara otro cartucho Magnum con el mismo tipo de vaina ‘corta’. muy apreciado en nuestros días: el 7 mm. Remington Magnum.
CARTUCHOS MAGNUM CORTOS DE SEGUNDA GENERACIÓN
El siguiente paso importante, y de momento el último en el desarrollo de municiones comerciales de caza de alta potencia, lo dio de nuevo Winchester en 2000 al lanzar su rifle modelo 70 en un nuevo calibre Magnum: el .300 WSM (iniciales de Winchester Short Magnum) que, a diferencia de sus primeros Magnum, utilizaban una vaina distinta: es más corta (mide 53,34 mm de longitud, en vez de 66,19 mm en el caso del .300 Win. Mag.); está provista de un culote con ranura de extracción ligeramente rebatido (rimless rebated, con un diámetro menor en el culote que el cuerpo) y posee un diámetro muy considerable para que los cartuchos puedan contener una gran dosis de pólvora pese a ser tan cortas las vainas: su cuerpo mide exteriormente 14,097 mm de diámetro, mientras que por ejemplo una vaina estándar, como la del calibre .30-06, tiene un diámetro de 11,93 mm, y una Magnum belted ni siquiera consigue este diámetro en la parte más gruesa (en el cinturón, donde mide 12,97 mm).
Pues bien, este tipo de vaina fue utilizada en los años siguientes para lanzar al mercado otros calibres WSM: 7 mm; .270 y .325 que, como consecuencia del tipo de vaina que utilizan, tienen un aspecto inconfundible (‘regordete’, he escuchado decir a algún cazador) y se pueden disparar en armas de cerrojo con acciones más cortas y por tanto más manejables.
Teóricamente también esta munición aporta otras ventajas, como un retroceso algo más moderado (porque la pólvora arde de forma diferente al estar en una columna más gruesa y corta) y también una precisión mayor (debido a que la vaina WSM se apoya en la recámara mejor), pero lo cierto es que estas últimas ventajas a niveles prácticos son inapreciables, especialmente la de la precisión, ya que, aunque sea posible medirla en milímetros sobre el papel, no es lo suficientemente significativa para que el arma sea más efectiva en caza mayor ni siquiera a largas distancias. Eso sin contar que la mayor o menor precisión también depende del rifle. E igual ocurre con el retroceso porque también depende del arma, de su peso y de lo bien equilibrada que esté, no solo del cartucho.
EL CARTUCHOS .270 WINCHESTER SHORT MAGNUM SE IMPONE
Aunque inicialmente fueron acogidos con gran expectación todos los cartuchos WSM que Winchester ha ido lanzando, los únicos que han tenido éxito han sido el .300 WSM y, sobre todo, el .270 WSM, que fue introducido un año después que el .300, en 2001, y desde entonces su popularidad no ha parado de crecer.
Esto se debe a que el .270 WSM es el único Magnum corto de última generación que aporta, sobre otros calibres Magnum similares ya existentes, prestaciones balísticas significativas, mientras que no sucede lo mismo con los demás.
Así, por ejemplo, el 7 mm WSM no ha podido competir con el 7 mm Remington Magnum, ni el .325 (introducido en 2005 y prácticamente desconocido en España y otros muchos países) con el .338 Win. Mag. Incluso el .300 WSM tampoco ha logrado imponerse al .300 Winchester Magnum porque, salvo por el hecho de que pueda utilizarse en armas más cortas, tampoco aporta mejoras balísticas considerables.
Sin embargo, el .270 WSM sí las aporta porque dispara con gran precisión los mismos proyectiles que utiliza el .270 Win. a una notable mayor velocidad. Y por tanto permite cazar a distancias mayores que con el veterano y apreciadisimo en todo el mundo calibre .270 Winchester, ya que las balas desarrollan una mayor energía en cualquier punto de su trayectoria y tienen menor caída.
Así, por ejemplo, la bala de 130 grains del 270 Win. tiene una velocidad inicial de unos 930 metros por segundo, mientras que la del mismo peso del .270 WSM es de 998 m/s. Y las de 150 grains desarrollan 870 y 960 m/s, respectivamente.
Solo existe un calibre con prestaciones similares: el .270 Weatherby Magnum, que es ligeramente más potente, pero los rifles de este calibre utilizan acciones más largas y son más incómodos de manejar. Además, al tratarse de un calibre Weatherby, nunca ha gozado de la popularidad del .270 Win. ni de la variedad de cartuchos ni de armas en las que se ofrece el cartucho Winchester.