No hay nada tan ilusionante como empezar la nueva temporada con un cachorro al cual entrenar. Alegrías y sinsabores se suceden hasta que el alumno se va convirtiendo en un experto.
Voy a dar algún consejo para aquellos que se inician en la educación de un joven perro de caza, basados en los nuevos métodos de entrenamiento que utilizan los instintos naturales del perro como herramientas didácticas.
El cachorro.
La elección del perro que vamos a entrenar es una parte muy importante en el proceso de obtener un buen perro de caza. Algunos perros son más idóneos que otros para determinadas funciones, por lo que les llevará menos tiempo aprender determinadas habilidades.
Y este es, ni más ni menos, el origen de las razas de perros. Se fueron seleccionando determinados caracteres para que se perpetuaran de padres a hijos, para mantener estas características con cierta seguridad en la descendencia. En los perros de caza hemos ido agrupando características funcionales idóneas para la caza en las diferentes razas, apareciendo los perros de muestra, de cobro, de rastro, de madriguera, etc.
Por lo tanto, si queremos un perro para una actividad concreta, tendremos que buscar en las razas creadas para ese fin. Esto es fácil en un perro de rastro, para el conejo o de madriguera, ya que las diferentes razas suelen cumplir sus estándares funcionales, y sus estándares funcionales coinciden con la función a la que se van a dedicar.
Por poner un ejemplo, aunque el estilo de caza de un sabueso español es diferente a un azul de Gascuña, ambos cumplirán correctamente la función de seguir presas a la pisada. Dependerá del gusto del cazador inclinarse por uno o por otro, pero ambos cumplirán su cometido.
Pero el tema es diferente en los perros de pluma. Han distorsionado todo las pruebas de caza práctica y gran búsqueda a las que han sometido a estos perros, y bajo las cuales se han seleccionado en las últimas décadas.
Estas pruebas no tienen nada que ver con la caza real, y los perros que las ganan no valen para el ejercicio cinegético cotidiano. Estos perros han terminado cazando de manera explosiva, a gran velocidad y distancia, que es lo que las pruebas les exigían, lo que los hace poco aptos para la caza de nuestras especies salvajes.
Educar un cachorro de estas líneas de perros –si queremos que cace a la distancia correcta e indicándole las zonas que debe mirar– es no menos que imposible, porque va en contra de su genética.
Los perros se seleccionan para una cosa, y se los intenta educar en otra muy diferente… a base de descargas eléctricas. Entonces se pasa de la educación al maltrato con los collares de castigo. La educación, en lugar de ser algo placentero, se convierte en algo traumático, sobre todo para el perro.
El educador.
Tengo un amigo que, cuando alguien habla mal de su perro, suele decir: «Solo durante 5 minutos, me gustaría saber qué opina tu perro de ti».
Si el primer paso, elegir un cachorro con las características genéticas idóneas para lo que lo vamos a necesitar, se ha realizado correctamente la educación de un perro es un paseo agradable y placentero.
Si vamos en contra de la naturaleza del perro, el asunto se convierte en un tormento para el dueño y, sobre todo, para el perro. La educación tan solo intenta sacar partido a las cualidades innatas de un perro; y un buen adiestrador, a un perro mediocre lo convertirá en bueno y a un perro bueno lo convertirá en excepcional. Hay que tener en cuenta que la diferencia entre un buen adiestrador y uno malo suelen ser pequeños detalles, sentido común y un poco de paciencia.
Las técnicas de adiestramiento han cambiado de manera radical en los últimos años. Antes, la educación canina se basaba en la disciplina y la obediencia, y el castigo era parte natural del entrenamiento.
En la actualidad la educación se base en utilizar los instintos naturales del perro en nuestro favor. El perro es un animal social y necesita pertenecer a un grupo, a una manada. Esto es primordial para él, tan importante que hará cualquier cosa para reforzar los vínculos dentro de la manada.
Por ello, cuando un dueño dice que su perro haría cualquier cosa por él, la verdad es que está interpretando erróneamente la situación. Lo cierto es que, haciendo lo que el dueño le pide, el perro estrecha los lazos con su amo y sacia la necesidad que siente de pertenecer a la manada.
Esta va a ser una de las principales herramientas que vamos a utilizar para su entrenamiento. Pero, además, nos tenemos que convertir en los líderes de la manada, para que el perro nos siga a ojos cerrados y en todo momento.
La principal característica de un líder es que promueve la acción, y precisamente es lo que haremos. Nada refuerza más los lazos entre el perro y el dueño, y fortalece el liderazgo, que salir de paseo al campo.
No hay nada que le guste más a un perro de caza que el campo, y donde más disfruta mientras va a ir cogiendo la experiencia y la condición física necesarias para su futuro trabajo. Esto es lo primero que hago con mis cachorritos, sacarlos al campo.
No solo aprenden a moverse por su entorno natural, sino que otras lecciones importantes van incluidas, como montar en el coche. Cuando son muy pequeñitos, los meto en el coche y los llevo hasta un lugar seguro donde soltarlos y que exploren mientras doy cortos paseos con ellos. Asocian el coche con las salidas a campo y van conociendo el entorno. Conforme crecen, los paseos van siendo más largos.
Cuando vuelvo del paseo hacia el coche, y si el cachorrito va un poco cansado, se suele poner a mi lado o detrás de mí. Es más fácil caminar al rebufo del líder, lo que aprovecho para atarlo y que aprenda a caminar de la correa. Con este sistema no hay luchas ni tirones. Aprovecho su instinto de dejarse llevar al lado del líder para enseñarle esta importante faceta del manejo.
Que acudan inmediatamente a la llamada es también muy importante en cualquier perro. De nuevo, lo trabajo desde muy pequeñitos. Personalmente, educo a mis perros para que siempre estén atentos a mí, y nunca al revés.
Cuando paseo por el campo con cachorros, cambio frecuentemente de dirección sin ningún aviso, lo que hace que el cachorro aprenda a estar pendiente de mí constantemente, para no quedarse solo, algo que teme. Llamo muy poco a los perros cuando paseo con ellos.
Alguien que llama constantemente a su perro le está enseñando a ser desobediente. Cuando les llamo, tienen que venir a la primera llamada, y siempre hay un premio y caricias esperándolos.
Como soy cazador de mayor y practico el rececho y la montería, es importante que mis perros aprendan a estar quietos y tranquilos a mi lado. También los entrenos de pequeñitos. Una vez que aprenden a andar de la correa, de vez en cuando me paro y me siento en el suelo con ellos y les doy algún premio en forma de golosina.
El premio solo lo reciben si están absolutamente quietos. Conforme aprenden el juego, les voy espaciando el tiempo con el que reciben el premio, aprendiendo a estar quietos para obtener la golosina.
En varias sesiones, y de forma natural, hemos conseguido que el cachorrito aprenda a moverse por el campo, aprenda a montar en el coche, esté pendiente de nosotros en todo momento, acuda a las llamadas, camine de la correa y permanezca quieto a nuestro lado.
Las bases de una buena educación ya están asentadas.
Juan J. García Estévez.
Veterinario.