Tras la reunión que el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de CLM mantuvo en el flamante Consejo Asesor de Medio Ambiente con diversas asociaciones agrarias, ‘ecologistas’ y de caza, para tratar el futuro de la nueva Ley de Caza de Castilla-La Mancha y los planes de gestión para las ZEPAS (zonas de especial protección para las aves), se pudo comprobar que sigue sin haber consenso entre los que defienden la caza como actividad tanto cinegética como económica, los que viven en y del medio rural y los que parasitan las subvenciones públicas.
También creo que se abordó el cambio del clima climático –Moratinos dixit– en el que Castilla-La Mancha va a ser fundamental, sobre todo si eliminamos las ventosidades de cierta cabaña ganadera.
El ‘ecologista’ de despacho, sobradamente conocido por estos lares, vino a dar lecciones a agricultores y cazadores de cómo administrar su negocio, su afición y su propiedad.
Ese afán por regular la propiedad privada del otro, como está pasando con los propietarios de fincas en el interior de los parques nacionales, como en Cabañeros, es el ejemplo del intervencionismo político y ‘ecologista’ de los amantes del estatalismo. Curiosamente, regulan y prohíben a otros, que para ellos todo son prebendas y subvenciones que pagamos el resto.
Las ZEPAS son, para algunos políticos y sus palafreneros en plataforma, como los chicles. Se encogen o estiran según su propia conveniencia, sin importarles como esas decisiones afectan a la vida de quienes realmente viven y disfrutan del medio rural, y no solo para ir a hacer senderismo de fin de semana o hacer fotos en zonas protegidas e inaccesibles –para el resto de contribuyentes, que no para ellos que siempre tienen a mano una autorización ad hoc– y que luego venden a las revistas del ramo o difunden en sus charlas, coloquios, conferencias o asambleas de a tanto la hora. Aprovechándose, como nos ocurre en un coto de Castilla y León, del que soy socio, de la presencia del lobo para hacer sus excursiones guiadas y cobradas, sin que aporten un euro ni a propietarios, ganaderos, ni cazadores, que somos los que soportamos y mantenemos la población lobuna.
El chollo padre, vamos.
En cambio las ZEPAS, que bien gestionadas podrían ser desde el punto de vista cinegético un revulsivo para el incremento de las poblaciones de algunas depauperadas especies, como por ejemplo la perdiz roja, se convierten en todo lo contrario. Pues ni pueden hacerse mejoras para su incremento, ni se contemplan ayudas para ello.
Y lo que ya es el colmo es que un ‘ecologista’ subvencionado se permita la desfachatez de decir que se relativicen los perjuicios económicos que las limitaciones medioambientales de las ZEPAS provoquen al sector agrario. Cómo se nota de qué vive este cazasubvenciones.
Lo que no puede ser es que las ZEPAS se conviertan en ZEPOS a la libertad de quienes viven y disfrutan del medio ambiente y de sus propiedades.
Tome nota, Sr. Consejero.
Roberto Rincón
Machote, que un indocumentado cuestione medidas que no solo defienden “ecologistas” así, entrecomillado, sinó todo el sector científico es de chiste. Los cazadores (el 90% de los cuales no pasarían un control de alcolemia después de comer) se creen en el derecho de decidir sobre las especies silvestres por el mero hecho de matar. Como ellos matan, ellos deciden. Y peor, se creen que matar es un instrumento de gestión cinegética. Y como llevan muchos años matando se creen que han acumulado el bagaje científico suficiente para afirmar que matar es la mejor forma de mantener las poblaciones de especies silvbestres. Genial. Simplemente genial. Si dejamos la gestión del medio natural en manos de “matadores” ocurre lo que ocurre. Hibridación, desaparición de especies siilvestres, proliferación de enfermedades… y mil cosas más. Anda “ecologista” de escopeta!!!