Azúcar, canela y clavo… ¿Qué calibre elegir para cazar en España?

Vamos a repasar los calibres más populares en España, reflexionando sobre si su elección es la adecuada para cada cazador y tipo de caza que va a practicar. Aunque es un tema polémico, puede resultar útil y entretenido.

 

Tal vez aporte ideas a quienes, con algo menos de experiencia que la mía, busquen incorporar una nueva arma a su equipo. Esta es solo una opinión personal basada en mi experiencia y sin duda, hay muchas otras tan válidas o más que la mía.

Este artículo analiza los calibres más utilizados por los cazadores españoles, basándome exclusivamente en datos reales recogidos durante los diez seminarios de tiro impartidos en la primera mitad del año 2024.

Desde hace cinco o seis años, en cada seminario apunto las armas y calibres de los participantes, ya que calculo el Máximo Point Blank Range (PBR) o máxima distancia de tiro sin corrección balística, para cada calibre. Estos cálculos de máximo PBR no los utiliza ninguna marca de armas ni municiones para medir la eficacia de un calibre. Tampoco los manejan demasiado en las armerías, lo traje de EE.UU. y puede resultar clave para las reflexiones finales que luego haré sobre cada calibre.

Mis jornadas están pensadas para cazadores reales, no tiradores deportivos. Por tanto, creo que este análisis puede ser más representativo para el cazador medio español en 2024 que las estadísticas comerciales.



Mi ‘personal’ sistema de medir la popularidad

Hay muchas maneras de medir la popularidad de un calibre, principalmente por ventas de rifles o munición de las grandes casas comerciales. En EE UU también se utilizan las ventas de materiales y equipos de recarga, aunque esto puede confundir, al mezclar datos de «tiradores no cazadores» con los de los puramente cazadores.
Yo me baso únicamente en los rifles que se han utilizado en mis jornadas compartidas de tiro, que llamo «seminarios de caza». Como son exclusivamente para cazadores, creo que pueden reflejar mejor la realidad del cazador medio.

Esto no es Wikipedia ni Youtube…

En los diez seminarios de tiro de este año se han utilizado 70 rifles delante de mí. Esto ofrece una perspectiva distinta a las estadísticas comerciales, ya que he podido observar cómo se comporta el cazador con su rifle, disparando entre 40 y 60 tiros. Extrapolando, serían unos 140 rifles al año y unos 700 en los últimos cinco, con unas 35.000 balas disparadas delante de mí. He analizado si el calibre elegido era el adecuado para cada cazador, observando cómo responde en blancos realistas a tamaño natural, hasta 300 metros. Observo durante horas si la elección de «ese calibre» en concreto era la correcta para «ese cazador»

Viéndole tirar «a él», no tirando «yo», que es muy diferente. Intentando detectar si «ese cazador» dominaba «su arma» y «su calibre». O si al revés si «su rifle y su calibre» le dominaban «a él» y tal vez podría haber una mejor elección.

A esto se suma mi experiencia: 50 años con rifles de caza y 25 organizando y guiando safaris por los terrenos más duros del planeta. En los últimos cinco años, en 35 safaris, he visto cazar a unos 50 o 60 cazadores, con más de 500 piezas abatidas delante de mí. Mis conclusiones no provienen de Wikipedia, Youtube ni balística digital, son el resultado de cientos de días de frío, calor, sudor, hambre, sed, mojaduras y palizones, en los destinos de caza más duros y más complicados de la tierra.

Una ‘pequeña estadística’ vista ante mis ojos

Este año he visto utilizar 70 rifles, distribuidos por calibre de la siguiente manera:

  • .30-06: se utilizaron 13 rifles.
  • 7 mm Rem. Mag.: 11 rifles.
  • .300 Win. Mag.: 10 rifles.
  • .270 Winchester: 10 rifles.
  • .270 Winchester Short Magnum: 6 rifles.
  • .308 Winchester: 6 rifles.
  • 7×64: 3 rifles.
  • 6,5 Creedemore: 3 rifles.
  • .243 Winchester: 2 rifles.
  • 6,5×57 R: 2 rifles.
  • .338 Win. Mag.: 2 rifles.
  • 8×68 S: 1 rifle.
  • 6×62 Freres: 1 rifle.

    TOTAL: 70 rifles utilizados.

Repasaremos cada uno de ellos desde un punto de vista diferente a los ríos de tinta que se han escrito habitualmente. Generalmente, un calibre se analiza por su energía, velocidad, cargas y puntas. Pero si «ese calibre» se adapta al cazador que lo compra y tira cómodo con él, eso no se suele analizar. Después de ver tirar unas 35.000 balas, delante de mis narices, a unos 700 cazadores, creo que alguna idea puedo aportar. Por lo menos lo voy a intentar.

El venerable 30.06, campeón de la popularidad

Es curioso que un diseño que data de 1906 siga ocupando los primeros puestos de ventas del mundo. ¿El motivo?, la enorme variedad de marcas que lo venden. Lo carga prácticamente cualquier marca en todos sus modelos ya que permite resolver muchísimas situaciones de caza, tanto en España como en el mundo. Además, no habrá armería que no tenga balas para él. Con cargas comerciales desde 125 hasta 220 grains. Otra de sus principales ventajas está en el retroceso. Creo que es el máximo que el 80 % de los cazadores pueden aguantar, sin que afecte a la precisión de sus disparos. Permite dominarlo a un cazador medio, con un entrenamiento medio. Y eso significa colocar la bala donde toca. Lo he visto cientos de veces.

Además, permite construir rifles compactos, ligeros y fáciles de disparar. Con 55, e incluso, 50 centímetros de cañón, el resultado es un arma muy compacta, ligera y fácil de disparar. Tal vez empecemos a entender por qué el viejo .30-06 sigue siendo el favorito de millones de cazadores.

Sobre balística, velocidad y energía, no me voy a extender, está todo en internet. Pero sí hablaré del Point Blank Range o máxima distancia de tiro sin corrección (PBR), que casi nadie usa, y que nos basamos el 50 % del tiempo en situaciones de «caza real con estrés de pieza a la vista» en mis seminarios de tiro. Con balas de 150 grains con un buen coeficiente balístico, volando a unos 880 m/s, nos da un máximo PBR de 258 metros sin necesidad de hacer ninguna corrección al apuntar.

Sólo hay que concentrase en apoyarse bien, estabilizar el rifle, apretar suavemente el gatillo y controlar la respiración, estos factores, muchas veces son olvidados, especialmente entre este mundo de energías y velocidades, en los que se basan lo nuevos teóricos de la Wikibalística . Pero el viejo .30-06, en todos ellos, sigue sin fallar.

El 7 mm. Remington Magnum y el .300 Winchester Magnum

Segundo y tercer calibres en popularidad en mis estadísticas… y casi en cualquier ranking comercial. Los voy a revisar juntos pues, a efectos prácticos den una situación real de caza, su comportamiento es prácticamente idéntico. Incluso nacieron con un año de diferencia: el 7 mm en 1962 y el .300 en 1963.

Voy directo: para cazar en España, ambos me parecen una elección descalabrada. Pienso que muchos lectores estarán afilando sus flechas envenenadas para lanzármelas, lo cual me preocupa si son buenos arqueros. Porque sé que si me disparan con cualquiera de estos dos superfenómenos, sé que, a más de 150 metros, no me van a dar. Simplemente, porque no dominan su retroceso.

Estos cartuchos fueron diseñados para animales de entre 300 y 800 kilos, a larga distancia y en parado. Usted verá que esto es el tiro absolutamente opuesto al que se hace en montería. Aquí disparamos a 30-150 metros, a todo trapo, medio enmontada, que requiere un movimiento rápido de brazos. Justo lo contrario para lo que se pensaron.

Sus cifras de velocidad y energía son magníficas, pero hay otros valores a la hora de juzgar el poder de parada de un cartucho —como el Momento, el K.O. de Taylor o el Stopping Value de Hatcher— no tienen en cuenta la velocidad elevada al cuadrado. En España, nuestras piezas pesan entre 25 y 90 kilos (corzo, rebeco, muflón o un macho montés) No son búfalos, ni alces, ni osos. Muchos españoles piensan que esas estupendas cifras de velocidad y energía pueden ser fenomenales, y lo que muchos olvidan, es que todo lo que sale hacia adelante… también empuja hacia atrás (Ley de Acción y Reacción) El retroceso existe. Y afecta.

He visto a unos 200 cazadores tirar más de 10.000 balas con estos calibres delante de mí. El 90 % no dominaba el retroceso. Aunque no lo supieran, yo sí lo veía pues ese es mi trabajo. Luego, al mirar las agrupaciones, todo cuadraba: no colocaban la bala en su sitio. Y, sin darse cuenta, deslumbrados por sus cifras de velocidad y energía han hecho la peor elección que han podido hacer.

Entonces, ¿debo vender mi 7 Magnum o mi .300?

Pues, claramente no. Lo que debe hacer es practicar, tirar y  aprender a dominarlos. Porque sí: ambos son magníficos diseños. Los uso, los tengo en mi armero pero los uso para lo que se debe: recechos de animales pesados o muy pesados a larga distancia sobre animales pesados, de 300 kilos en adelante. Es decir: alces, caribúes, osos grizzlies, grandes antílopes. Y ese uso, hoy, lo remito a cacerías en América, Asia y África.

¿Funcionan con un corzo o un rebeco? Sí, son todoterreno. Pero eso no significa que sean la mejor elección. H, may opciones más adecuadas fáciles de controlar, más precisas en manos del cazador medio.

Por último, por si alguien quiere cifras les diré: sus máximos Point Blank Range (PBR) son prácticamente iguales. Con una bala de 150 grains: 304 metros para el 7 mm Magnum, 307 para el .300 Winchester Magnum. Hasta en eso son casi gemelos.

Y mientras esquivo otra flecha envenenada que me ha caído al lado del teclado, me despido por hoy.

Un abrazo y buena caza.

Autor: Roque Armada. Director de la Escuela de Tiro Iberalia TV