Los datos obtenidos tras el estudio muestran que el zorro es el carnívoro que consumió más frutos de piruétano, pero que el porcentaje desciende un 38% cuando se trata de territorios con presencia de lince. Emilio Virgós, líder del grupo de investigación en la Universidad Rey Juan Carlos, afirma: «Los zorros que coexistieron con los linces —en claro comportamiento anti-depredatorio— llegaron a ser frugívoros menos eficientes, consumiendo menos frutos por unidad de tiempo y haciendo visitas más cortas a los piruétanos».
Para compensar esta pérdida de disgregación de semillas de piruétano, el tejón es el carnívoro que «podría equilibrar la pérdida de semillas dispersadas por los zorros dentro de los territorios de linces en zonas donde esta especie llegue a mayores densidades, como ocurre en algunas zonas de Doñana», destaca Jose Fedriani, coautor de este trabajo e investigador del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE-CSIC).
Aunque los carnívoros estudiados no son los únicos consumidores de frutos, el resto de animales que también se alimentaban de piruétanos resultan dispersores de baja calidad, llegando a romper las semillas durante la masticación, como los ciervos. Por lo tanto, dado que se ha comprobado que el zorro es el principal dispersor de semillas de piruétano, en aquellas zonas linceras donde su presencia sea menor podrían experimentarse limitaciones en su dispersión debido a cascadas tróficas desencadenadas por grandes depredadores. Las cascadas tróficas son «un mecanismo poderoso que puede alterar funciones clave del ecosistema», concluye Burgos.