La opción más racional de la gama Touareg de Volkswagen es el V6 TDI de 204 CV gracias a una excelente relación calidad-precio-prestaciones. Pocos integrantes del segmento de los 4×4 de lujo pueden presumir de sus cualidades dinámicas. La versión más pasional es la de 262 caballos, donde no se renuncia a nada.
El Touareg es uno de esos vehículos que llegó al mercado de los 4×4 para sembrar la discordia: ofrecer las prestaciones de un todo terreno puro en una carrocería con un diseño muy atractivo e interesante y ofreciendo a sus ocupantes un lujo y confort interior solo posible en las berlinas de alto standing.
Lo consiguió en su categoría y pues por encima había ciertos modelos con lo que resultaba muy difícil competir, como podían ser los Range Rover o el Porsche Cayenne.
Pasados unos años, y con el Touareg firmemente asentado en el mercado, le ha llegado el tiempo de mejorar sus principales argumentos.
Uno de ellos, el principal, el motor, un V6 de tres litros de capacidad y 262 caballos (en su lanzamiento en 2000 este motor rendía 204 CV) con el aditivo Ad-Blue que mejora sus emisiones contaminantes.
Paradójicamente y en sentido contrario a lo que otros fabricantes han hecho, como es el caso de Cayenne, el Touareg continúa ofreciendo las reductoras, las cuales, y junto a la suspensión neumática se convierten en el mejor aliado para el campo y un importante argumento comercial frente a otros muchos modelos, ante a los que se posiciona como un artículo más representativo y de lujo, como es el caso del Toyota Land Cruiser o el Mitsubishi Montero.

Sorprendentemente ágil tanto en el campo como en carretera, es además un vehículo bien terminado y cómodo.
Con una caja de velocidades de 8 marchas el Touareg multiplica por dos su rango de marchas en el campo gracias a la reductora, 16 velocidades que le permiten pasar por cualquier parte. Este cambio destaca por su funcionamiento, absolutamente suave en el paso de marchas y con unas relaciones muy bien elegidas.
Tiene la particularidad de desconectarse cuando en bajada, por ejemplo, levantamos el pie del acelerador, lo hace para ahorrar combustible y eliminar elementos de rozamiento y así mantener más la inercia. Su acople al volver a acelerar es un poco brusco, en otros fabricantes pasa más desapercibido.
SORPRENDENTEMENTE ÁGIL Y MUY CONFORTABLE
Resulta más que sorprendente ver evolucionar y moverse a este vehículo en el campo. Es cierto que pocos compradores lo meterán en el monte, pero estando entre cazadores antes o después el coche podrá mostrar sus virtudes en campo.
Dispone de una serie de sistemas que le permiten abrirse camino, como la suspensión neumática de altura variable, la reductoras, el control de velocidad de descenso y, sobre todo, el sistema de tracción total de reparto variable con control de tracción automático.
Nuestra unidad de pruebas disponía además del Terrain Tech, el sistema que permite bloquear los diferenciales central y trasero, necesario para poder avanzar, por ejemplo, ante situaciones de mucho barro o nieve donde la adherencia es nula.
Sobre asfalto acusa el peso, lógico habida cuenta de su tamaño. La suspensión neumática, con 5 niveles de altura y 3 de dureza, es responsable de un buen comportamiento igual que la configuración de sus suspensiones, pero las inercias están ahí y no se pueden eliminar.
A pesar de todo, la sensación de seguridad y de estabilidad es total permitiendo rodar a velocidades muy altas con absoluto aplomo.
La suspensión tiene dos modos, normal y sport. En el segundo lo que hace es endurecer algo la suspensión (entre otras cosas porque también hace más firme la dirección y mejora la respuesta del acelerador) y baja la altura de la carrocería de modo que al reducir la altura al suelo baja el centro de gravedad permitiendo un paso por curva más seguro, especialmente en curvas de amplio radio, teniendo también cambios de apoyo más rápidos en carreteras de montaña.
De cara a un viaje largo el Touareg resulta un coche comodísimo, filtrando todo tipo de irregularidades y aislando a los pasajeros de todo tipo de baches. El silencio a bordo es absoluto y los kilómetros pasan sin que se adviertan en un buen ambiente de confort y lujo.
Mucho de ese lujo se lo debemos a la calidad con la que está rematado este coche, un lujo al que el fabricante alemán nos tiene acostumbrados y que pasa factura. El precio base del V6 TDi Tiptronic con Terrain Tech es de 71.000 euros, a los que añadimos un sinfín de cosas más que, aunque nos hacen la vida más cómoda y sencilla, engordan la factura hasta límites insospechados, como los casi 85.000 euros de la unidad probada.
El problema es que algunas opciones obligan a montar otras, por ejemplo, el control de crucero que exige tener volante multifunción combinado con el asistente de cambio involuntario de carril. Otro opcional vistoso es el techo panorámico, 1.300 euros. Así poco a poco la factura final crece hasta una cantidad casi de mala educación.
Y aunque la calidad de realización y de remate es muy buena, como sus materiales de primera calidad, después de estar dispuesto a pagar un precio base de 71.000 euros hay determinados elementos que son de pago, como los pilotos traseros de led, los faros bi-xenon con luz diurna led, elementos que bien podrían formar parte del equipamiento de serie a tenor del montante inicial a desembolsar.
En el interior la calidad es irrefutable, de diseño sobrio, pero sin tacha en cuando a realización. Asientos cómodos (especialmente los delanteros), con buena visibilidad, y plazas amplias y confortables para todos los pasajeros. Incluso la plaza central trasera, que siendo algo menos cómoda que la de sus acompañantes, no tiene problemas de espacio.
El maletero tiene un guiño al confort para los que decidan montar la suspensión neumática. Dispone de botones que nos permiten regular la altura de la suspensión permitiendo subir o bajar el coche para facilitar la carga y descarga. Junto a ellos, los botones que nos permiten abatir los asientos traseros y configurar un espacio de carga completamente plano.
En definitiva, el Touareg es un coche de calidad y buena terminación, que sorprende por cómo un coche de lujo puede evolucionar con tanto desparpajo por el campo, sin perder un ápice de la elegancia que le hace destacar en ciudad.