La segunda generación de Jeep Compass iguala su imagen a la de sus hermanos mayores Cherokee y Grand Cherokee y se posiciona en el segmento de los SUV como uno de los mejores dotados en campo sin dejar de lado confort de marcha. No se podía esperar menos de este especialista americano en todo terreno.
El Jeep Compass estaba pidiendo a gritos un cambio de diseño habiendo quedado un poco alejado de la modernidad que reflejaban sus principales competidores que todos habían tocado a renovación.
Y la verdad es que la segunda generación de Compass no podía habernos dejado mejor huella. Estéticamente el cambio ha sido inmejorable, acercando su diseño al de sus hermanos mayores, y quizá sea este, si es que queremos poner alguno, su principal defecto, pero hay que fijarse mucho en él para darse cuenta de que estamos ante un Compass. La primera sensación que deja es muy buena.
Puertas adentro encontramos el mismo efecto, un diseño muy semejante al de sus hermanos mayores, y, si lo comparamos con la anterior generación, un salto en tecnología abismal.
El salto tecnológico se nota en confort, seguridad, vida a bordo y capacidades todo camino. Vamos, que se podría decir que se trata de un producto prácticamente nuevo.
Al asomarnos por primera vez al Jeep Compass nos sorprende por diseño y amplitud. Los materiales del interior transmiten una grata sensación de calidad, sin que a simple vista o al tacto encontremos elementos que sugieran lo contrario.
La versión probada, Limited, dispone de una serie de elementos que mejoran la imagen que percibimos, como el cuero de los asientos y la regulación eléctrica de los mismos, o la apertura y cierre del maletero motorizada.
Los asientos tienen un mullido algo firme, puede que resulten más cómodos para los largos desplazamientos; además sujetan poco el cuerpo y la banqueta de los delanteros es algo corta.
Los mandos están colocados en posiciones óptimas, por lo que a los pocos minutos parece que el coche es nuestro. El salpicadero está presidido por una gran pantalla desde la que se hace el manejo de la radio (también dispone de los clásicos botones), del climatizador (también con sus correspondientes botones duplicados) y del navegador (cuya información es magnífica, informando en todo momento de gasolineras, restaurantes, etc.).
Las plazas traseras son aptas para dos ocupantes adultos; el tercero pasará por ligeros inconvenientes (como sucede también en su más directa competencia) por asiento, túnel central y espacio para los pies.
La línea de cintura elevada hace que sus ventanillas no sean muy grandes y quedan algo elevadas, especialmente para los más pequeños de la casa.
La banqueta y respaldo de este asiento no tienen ningún tipo de regulación y su partición es en la proporción 60/40. Su capacidad de maletero es discreta: 368 litros en caso de llevar rueda de repuesto y 438 litros sin ella.
Sus formas son muy irregulares, lo que hace que su aprovechamiento sea difícil. Otro de los problemas ante el que nos hemos encontrado ha sido el desmontaje de la bandeja, una operación que requiere más tiempo del necesario.
TECNOLOGÍA FIAT
El nuevo Compass tiene una oferta de motores bastante amplia. Nos hemos fijado en la que será la opción más vendida, el motor Multijet 2.0 de 140 caballos diésel.
Se trata de un motor de funcionamiento correcto y poca sonoridad. Los 140 caballos de este motor son suficientes para mover con soltura los 1619 kilos de esta unidad (una tara, por cierto, de la media para abajo del segmento) siempre que estemos dispuestos a rodar a ritmos tranquilos.
Si decidimos ir más allá comienza a mostrar sus carencias, especialmente en materia de recuperación y aceleración, donde pediríamos algún que otro caballo más. Existe una versión de 170 caballos que, entendemos, corrige esta falta de prestaciones pero que no hemos probado.
El gran aliado de los ocupantes es la suspensión, traga sin dificultad todo tipo de baches e irregularidades haciendo de los viajes una experiencia muy positiva.Sujeta muy bien el coche pero en carreteras de alta montaña con cambios de apoyo rápidos y continuos deja notar cierto balanceo que, sin interferir en la seguridad, nos hace levantar el pie del acelerador. En autovía y autopista la capacidad rodadora del nuevo Compass es ejemplar.
En la versión probada Limited 4×4 el motor de
140 caballos está asociado al cambio automático de 9 velocidades. Este cambio tiene un funcionamiento correcto por suavidad en los pasos de marcha, pero le falta algo de rapidez, no en circulación tranquila sino cuando queremos explorar las virtudes dinámicas del coche.
Tiene manejo manual también, pero este control solo se puede hacer desde la palanca de cambio pues no dispone de levas tras el volante. A pesar de sus 9 marchas el cambio penaliza los consumos frente a la versión manual, casi medio litro de diferencia entre ambos y que en condiciones reales se sitúa en torno a los 7 litros.
Donde el Compass es más sobresaliente es fuera del asfalto, aquí saca ventaja a todos sus competidores. Dispone del sistema Terrain, una ruleta mediante la que se modifican parámetros del motor, cambio, diferenciales y control de estabilidad para ajustarse al terreno por el que se circula: nieve, tierra y barro.
La versión más campera, Trailhawk, dispone del Active Drive Low, en el que la primera velocidad es muy corta y en campo se retrasa el cambio a segunda para simular una reductora. El diferencial central se puede bloquear dejando un reparto al 50 por ciento entre los dos ejes presionando el botón 4WD Lock.
La versión Limited es una pena el ángulo de entrada que tiene, 16,8 grados, pues el de salida y ventral son los mejores de su segmento (31,7 y 22,9 respectivamente). La altura libre al suelo, 215 mm, también es de las mejores de su competencia.