UNA EFICAZ HERRAMIENTA DE GESTIÓN
La caza no es otra cosa que el aprovechamiento ordenado de un recurso natural renovable y por lo tanto una actividad necesaria para la buena conservación del propio recurso, en este caso, las especies cinegéticas.
La forma en que ordenemos este aprovechamiento cinegético, redundará de manera directa en las poblaciones de nuestro acotado, no sólo en las de especies de caza, sino también en las no cinegéticas e incluso en las vegetales.
La caza selectiva no es otra que aquella en la que extraemos del medio los ejemplares que no queremos que permanezcan o transmitan su herencia genética a nuestra población. Se practica principalmente en la caza mayor, pero se puede dar también (aún de manera inconsciente) en modalidades de caza menor, como la perdiz con reclamo, en la que se suelen eliminar aquellos machos viejos y resabiados que ya no entran en los ojeos, que se escapan cazando en mano y que en cambio sí entran encelados al reclamo, defendiendo su territorio.
DISTINTOS CRITERIOS PARA UN MISMO FIN
Dependiendo del objetivo a conseguir, la caza selectiva se puede enfocar con muy distintos criterios. Desde luego que hay unas bases claras para tener una pirámide poblacional equilibrada, pero también influye la tasa y la forma de extracción que se realice. De esta manera, es radicalmente distinta la situación y, por lo tanto, la caza selectiva a realizar en un coto que aprovecha los venados a rececho y en berrea que otro que los aprovecha en montería, así como también variará según la densidad poblacional con la que cuente el acotado y la calidad de trofeos que pretenda desarrollar. Es decir, la caza selectiva es una herramienta para moldear las poblaciones, como complemento a la forma principal de aprovechamiento.
Lo que sí se mantiene, independientemente de las características del propio aprovechamiento, son ciertas pautas de base, como las siguientes:
Eliminar todo ejemplar con síntomas de enfermedad
Eliminar todo ejemplar que presente defectos genéticos (ejemplo: defectos en cuerna)
Eliminar ejemplares con peor desarrollo del trofeo
Eliminar exceso de población (en función de necesidades)

La caza selectiva no es otra cosa que la que sirve para extraer del medio los ejemplares que no queremos que permanezcan o transmitan su herencia genética a nuestra población.
CAZA SELECTIVA DEL VENADO
Siguiendo lo que se ha indicado en el apartado “Distintos criterios para un mismo fin”, vamos a centrarnos en una especie típica de la caza mayor en España, como es el ciervo, para indicar como habría que plantear su caza selectiva.
En primer lugar, habría que eliminar todo ejemplar que presente síntomas claros de enfermedad o debilidad. Luego, eliminar todos aquellos ejemplares que presenten malformaciones genéticas en la cuerna, pues no nos interesa que transmitan esta herencia genética a generaciones venideras. Por último y si las características de la población y de su futuro aprovechamiento nos lo permiten, eliminar aquellos ejemplares que presenten puntos negativos a la hora de su valoración o bien que estén desprovistos de algún elemento básico, como por ejemplo carecer de contra-luchadera. A continuación (siempre dependiendo, como hemos dicho, de objetivos), eliminaremos aquellos ejemplares poco desarrollados, fruto por ejemplo de un parto extremadamente tardío, o que estén por debajo de la línea media de calidad de la finca, en relación como es lógico a la edad del individuo.
En este punto debemos de tener en cuenta el tipo de año que hemos tenido, y por tanto la disponibilidad de comida y recursos. El ciervo no disminuye de un año para otro el número de puntas, ni es tan directamente proporcional a los recursos en el desarrollo del trofeo como lo es el corzo, pero sí notaremos cuernas más cortas, disminución en el grosor y nulo aumento del número de puntas. Por último podemos eliminar el exceso de aquel sector de la pirámide que nos interese, por ejemplo las hembras.
Hay una creencia extendida en el ciervo de que en la caza selectiva hay que eliminar a las hembras viejas. No comparto en absoluto esta opinión, a no ser que sean excepcionalmente viejas, las hembras de mayor edad suelen parir antes, dando lugar a ejemplares más fuertes y desarrollados.
OTRAS ESPECIES DE CAZA MAYOR
En el caso del jabalí, podremos enfocar las esperas a abatir aquellos ejemplares a eliminar para bajar la densidad, y no sólo los grandes trofeos.
Una caza selectiva típica, que se practica a rececho, es la de aquellos muflones cuyos cuernos acaban por asfixiar a animal o por matarlo, clavándose en el propio cuello, o bien aquellos más jóvenes, cuya curvatura delata que nunca llegará a ser un gran trofeo.

Seguiremos criterios racionales, eliminando primero los ejemplares con síntomas de padecer alguna enfermedad. Después cazaremos los que presenten defectos genéticos.
En el corzo sin embargo, hay que tener cuidado y no eliminar los ejemplares pequeños, pues puede ser fruto de un mal año de comida. De esta manera un ejemplar medallable, tras un año de penurias, puede ofrecernos un trofeo que no sea ni sombra del que fue, y sin embargo al año siguiente, si viene bueno, recuperarse con creces. Por este motivo recomiendo eliminar sólo aquellos ejemplares con malformaciones genéticas, no fruto de golpes antes de descorrear.
¿Cuándo ponerla en práctica?
Respecto a cuándo realizar esta caza de gestión, es recomendable, sobre todo en el caso de ejemplares con enfermedad, eliminarlos cuanto antes, siempre que tengamos autorización.
Para el resto de los casos, dependerá de la especie. Es ideal antes del celo en los ciervos, aunque como todo dependerá de la normativa autonómica, pero en aquellas en que se permite en agosto-septiembre, antes de la berrea, es el momento perfecto, pues además con el calor es fácil ver a los ejemplares en torno a los puntos de agua al caer la tarde. Igual pasa con el gamo.
Las esperas al jabalí, no es ningún secreto que en verano son más llevaderas, aparte de aguantar más, podremos identificar más fácilmente a los ejemplares, sobre todo en los puntos de agua y cebaderos.
En el resto de casos el celo puede ser un buen momento, después de haber abatido los ejemplares de grandes trofeos, aunque lo idóneo es que aquellos individuos a eliminar, no lleguen a reproducirse.
Por supuesto, contar con unas buenas infraestructuras en el coto que nos faciliten y hagan más cómoda afrontar la caza y la identificación de las especies selectivas, no solo es deseable sino que supone una gran ayuda.
Juan Herrera Coronado
Ingeniero Técnico Forestal