Su rapidez y capacidad de mimetismo la convierten en una de las piezas de menor más difíciles de abatir. Por ello, saber dónde y con qué perro buscarla, qué munición utilizar o cómo y dónde dispararla para que nuestro tiro sea efectivo son algunas de los interrogantes a los que intentaremos dar respuesta en las siguientes líneas, Ah, y recuerde, cuando menos se lo espera, salta la…
Los llanos. Llanuras, posíos, barbechos, sembrados, rastrojeras, baldíos, pastizales, veneros, arroyos, costanas, laderas, junqueras, tomillares, aulagares… Detrás de una retama, junto a un tomillo, en el tocón de una jara, entre una formación de “dientes de perro”, en un surco junto al agua, en unos juncos….
De cualquier sitio puede saltar la liebre. En la yacija (la cama), su panza caliente, y mirando hacia donde viene el aire, “pico a viento”, como decía Covarsí. ¿Hay liebres en los riberos? Las hay, pero pocas.
En terreno quebrado y fragoso no se siente tan segura. Su defensa natural es la huida, por lo tanto, haberlas, puede que sí, pero serán las menos. La liebre preferirá los altos, los llanos y los espacios abiertos, los abertales.
Como todo vertebrado y mamífero, la liebre, en verano, busca la sombra y el rincón que le dé frescura, y en invierno huirá de la rudeza de la helada y se acercará a la orilla del agua, que no está tan fría como la tierra. Ahí la buscábamos. Ahora, con eso de adelantar la veda a diciembre, nos han fregado.
¿Es la liebre caza actual? En el ámbito rural, sin duda. En los cotos de sociedades, llamados ahora sociales, abunda el cazador de escopeta y perro que sale el día de caza en pos de la rabona clásica de toda la vida. No olvidemos lo que decía nuestro maestro de escopeta y prosa: una liebre da mucho de sí en el plato de una casa con necesidades. Y por desgracia, últimamente las hay.