Becada Euroasiática, Scolopax Rusticola
A becada es la única ave entre las vulgarmente conocidas como limícolas (de limo o lodo), que incluyen a andarríos, playeros, zarapitos, agujas, vuelvepiedras o correlimos, que tiene costumbres terrestres y no está ligada a un medio acuático, ya sea dulce o salado, como el resto de los integrantes de este amplio grupo, lo que la convierte en un ave muy particular.
Su rasgo más característico es su largo pico, no en balde scolopax, ‘becada’ en latín, procede del griego scolops-opos, que significa ‘palo’ o ‘estaca puntiaguda’.
Otra característica particular son sus grandes ojos negros, situados muy atrás en los laterales de la cabeza, que le facilitan una visión de 360 , sin duda una adaptación, junto a su plumaje críptico en la hojarasca, contra la predación en su medio boscoso.
El entorno ideal de la chocha común son los templados bosques mixtos de Europa y Asia, montes de espeso sotobosque y suelos blandos y ricos en humus, con alternancia de pastizales naturales o de uso ganadero, donde pueda encontrar, horadando la tierra con su pico, las larvas y lombrices que componen la base de su alimento.
Esto es algo que también diferencia a la becada de la mayoría de las aves terrestres, que suelen tener una dieta fundamentalmente vegetariana. Se ha calculado que en este tipo de bosques la densidad de chochas puede ser unas cuatro veces mayor que en otros medios donde se la puede encontrar. Aquí, la cobertura forestal le proporciona protección contra el frío y los predadores durante el día.
La becada es un ave básicamente nocturna, y suele desplazarse a los prados cercanos a alimentarse al atardecer. Los desplazamientos entre estas zonas pueden ser de unos 1500 m de media, distancia que la becada cubrirá volando.
«Nos va a coger la gallinita ciega», se decía antiguamente entre los campesinos, cuando se les echaba la noche encima faneando en el campo, siendo este el origen de un popular juego infantil.
Su peón es ágil, aunque la disposición de sus ojos le impide desplazarse en línea recta, lo que supone otra diferencia con la tónica general entre las aves terrestres, que son mejores corredoras. Esta puede ser la razón por la cual se la conoce como ‘cega’ (ciega), aunque también puede tener que ver, además de con su errático caminar, con su vuelo aparentemente vacilante que, si bien es verdad que no parece muy decidido y rectilíneo, sí que puede ser rápido y muy ágil.
A pesar de recurrir al vuelo más que otras aves terrestres, sin duda está muy ligada a la tierra; de hecho, salvo rarísimas excepciones, no se posa nunca en las ramas de los árboles. En tierra, campea concienzudamente en busca de alimento y, cuando se ve en peligro, intenta pasar desapercibida permaneciendo amonada confiando en su camuflaje, permitiendo que lleguemos casi a pisarla.
Esto le ha valido otro de sus nombres comunes, el de ‘sorda’.
LOS 5 SENTIDOS DE LA BECADA
Todos los sentidos de la becada son prodigiosos. Su pico es una herramienta multiuso fantástica, además de tener la capacidad de abrir únicamente la punta a su antojo. En él, el sentido del tacto es finísimo y es capaz de detectar cualquier vibración del terreno.
Además se han hecho experimentos que demuestran que son capaces de detectar las lombrices por medio del gusto y el olfato. Su oído, situado más abajo que en otras aves, delante de la cavidad orbitaria, también está muy desarrollado.
Aquí, en el oído interno, tiene localizado el sentido del equilibrio, que es lo que le permite esas sorprendentes evoluciones de su vuelo entre la maleza, ayudada tanto de día como de noche por los 360 de visión espacial que le proporcionan sus redondos ojos negros.
LA DISTRIBUCIÓN DE LA BECADA EUROASIÁTICA
Se distribuye en gran parte de Euroasia, desde Portugal a Japón. Por el norte, llega hasta el círculo polar ártico, y sus zonas de invernada más meridionales se encuentran en el norte de África y Oriente Medio. En gran parte del sur de su área de distribución puede encontrársela de paso en sus migraciones.
La becada es un ave migratoria de comportamiento filopátrico, es decir, que acostumbra a repetir fielmente, año tras año, como los salmones, sus querencias de cría en el norte de Europa, y de invernada en zonas más al sur o en la costa, de temperaturas más templadas.
Estos movimientos migratorios suelen efectuarlos en oleadas, en grupos de menos de diez individuos, de noche, con tiempo seco, una brisa sostenida del noroeste y altas presiones, mientras que si son sorprendidas por la niebla, viento fuerte o precipitaciones de lluvia o nieve, permanecerán en tierra o interrumpirán su viaje donde se encuentren, en espera de condiciones más favorables.
El factor determinante del comienzo de la migración invernal es el frío, que condiciona la obtención en el suelo congelado de las larvas y lombrices que le sirven de alimento. También la luna nueva provoca más movimientos, y a medida que se unan estas condiciones el golpe migratorio será mayor.
Los patrones migratorios de la chocha dependen del origen de cada población, siendo las nacidas más al norte las de una condición viajera más acusada y las que se desplazarán más al sur; mientras que las poblaciones que habitan las zonas centroeuropeas más templadas harán desplazamientos más cortos, existiendo una franja en la que son directamente sedentarias.
Las becadas de ciclo largo llegan a la Península casi un mes antes que las de ciclo corto, y los desplazamientos los realizan en etapas de unos 400 km, separadas por descansos de varios días.
A principios de noviembre, cuando la mayor parte de las aves que nos visitan ya están con nosotros, llega el grueso de arceas, que permanecerán en la Península hasta mediados de marzo, momento en el que viajarán de nuevo al norte de Europa para criar. También se ha comprobado que algunas poblaciones del noroeste invernan más al oeste que las orientales, y que las hembras y jóvenes migran antes que los machos.
En España, las aves que efectúan el ciclo migratorio largo proceden del entorno del Báltico y noroeste de Rusia, de donde se cree que viene el 80 , mientras que las que completan un ciclo corto llegan principalmente de Francia. Se estima que menos de un 2 cría aquí.
La abundancia de becadas varía mucho de un año a otro dependiendo principalmente de la meteorología y de cómo esta afecte a la cría, así que un estudio en sus enclaves del norte puede determinar con antelación cómo va a ser la temporada en los países de invernada, con lo que una gestión flexible sería deseable para adaptar fechas y cupos de caza según las variaciones poblacionales predichas.
También sería deseable que dicha gestión fuera coordinada entre comunidades autónomas y otros países, principalmente Francia, ya que la práctica totalidad de becadas que inverna en la Península recala en este país. Este tipo de gestión conjunta entre distintos países se lleva realizando desde hace años en América con éxito, de cara al manejo de poblaciones de anátidas y otras migratorias.
Un halo de romanticismo ha envuelto siempre a esta ave para naturalistas y cazadores. Su carácter migratorio, los húmedos bosques que habita y su todavía algo enigmático ciclo vital la hacen irresistible.
Lo que muchos no saben es que tiene siete hermanas, también admirables, que pasamos a presentar a continuación.