Quizás la gran densidad poblacional de esta especie, que incluso ha llegado a variar sus hábitos migratorios para “convertirse” en sedentaria, tenga mucho que ver con el aumento de adeptos a su caza. En este artículo conocemos de cerca cómo se abaten con cimbel, tanto desde “txabola” como desde puesto móvil, aprovechando su pasa y contrapasa por nuestro territorio nacional.
Antes de nada me gustaría precisar que para que una modalidad venatoria gane adeptos la especie a cazar debe contar con una densidad poblacional que supere la capacidad del medio… y las torcaces lo superan ampliamente, ya que son “plaga” en algunos lugares, incluso dentro de España.
Es más, de todos es conocido que es la especie venatoria de caza menor que más ha aumentado en España y en toda su área de distribución. Pues bien, para realizar esta afirmación no necesito irme a la página 24 del Programa de Seguimiento de la Avifauna de la Seo/Birdlife – SACRE – Tendencia de las Aves en Primavera – Resultados 1998- 2013, documento de conteo y opinión en el que se contempla un aumento del 72,49% de las torcaces que se quedan en España.
Ni tampoco tengo en cuenta el Atlas de las Aves en Invierno en España 2007-2010, donde, en su página 321 (de sus 816), la SEO considera un aumento poblacional entre migratorias y sedentarias de un 61%. No obstante, recomiendo la lectura de todo lo que publiquen organizaciones tales como la SEO, GREFA y similares, con las que no puedo compartir muchas cosas, pero no por ello dejo de admirarlas en otras.
Yo me hago una composición de lugar con el cómputo de todas las publicaciones y otras muchas informaciones, además de pisando campo, claro.
UNA ESPECIE QUE VA A MÁS
El motivo del imparable aumento de la torcaz es debido a que ha sabido introducirse en los núcleos de población, adaptándose al medio mejor que otras aves. Y por si lo escrito fuera poco, a ella le favorece el galopante abandono del mundo rural, que conlleva el aumento de la masa forestal.
Es más, sus idas y venidas migratorias, denominadas pasa y contrapasa, las lleva a cabo de tal manera que desautoriza cualquier opinión, pues de la noche a la mañana las cambia. Y aumenta en cantidades fuera de lo normal, a pesar de la gran mortandad de su prole antes de salir del nido. Estaremos hablando de un 63% o algo así.
La torcaz ya no migra en su práctica totalidad y va dejando importantes contingentes poblacionales por el camino por si le ocurriera alguna desgracia en algún lugar de su área de distribución. Pero todo ello es consecuencia del cambio climático y social que está sufriendo su área de dispersión en particular y el mundo en general.
DE MIGRATORIAS A SEDENTARIAS
Las torcaces pueden verse lo mismo en Madrid capital que en el centro de París, con el mismo garbo que las de Palencia capital, por citar tres ejemplos. Y a la hora de criar, las que no migran, que son cada vez más, no siguen ningún patrón conocido, aun cuando estoy seguro de que lo tienen bien definido. Crían lo mismo en Castilla-La Mancha que en Castilla y León o Aragón.
Si quieren les cuento cómo están de cómodas en el Ebro, cerca de La Pilarica, o en Huesca capital. En definitiva, estamos ante unas aves que han sabido adaptarse al cambio e incluso se han adelantado a él, sin olvidarse del pasado, para no tener problemas en el caso de que tengan que volver a proceder como antaño.
ASÍ MIGRAN LAS TORCACES
Es imposible escribir sobre modalidades de caza de la torcaz, que son muchas y muy diferentes entre sí, si no se informa antes de la migración en general, aún cuando sea muy brevemente y se trate de una migrante parcial que deja poblaciones sedentarias en su área de distribución. No en vano, muchas modalidades de caza, como la espera en puesto de pasa o contrapasa entre otras, están basadas en la migración. ¿Cómo voy a escribir sin incidir en lo que se desconoce?
La paloma está sujeta a controles históricos, pero sólo la que pasa por el suroeste de los Pirineos con varios puestos de observación que nutren de información a los bien definidos y delimitados lugares de conteo de Arnéguy, Banca, Sare y Urrugne.
La torcaz pasa cada año más tarde, en mayor número, más alta, más concentrada, por la noche (si llega el caso) y por diferentes lugares de esos que ciertos “cráneos” privilegiados han determinado como de paso obligado por el sólo hecho de establecer puestos de pasa con miras recaudatorias en vez de venatorias.
Pero no se lo pierdan, que algunas instituciones se empeñan en establecer líneas de migración fijas cuando son muy variables. Líneas que más que de la cartografía del terreno dependen de un montón de factores, entre los que cabe destacar el aire predominante o la niebla que tapona pasos en esas fechas.
Antes, quienes cazaban a vuelo o con “ciegas” tenían un puesto o “txabola” para cada aire o por lo menos para los más predominantes de la zona. En Francia se las ceba… y encima tenemos las trampas en forma de redes ubicadas en la frontera de Euskadi y Navarra con Francia. Redes que se colocan a uno y otro lado de la muga. Redes similares o iguales que las de Etxalar (Navarra).
Por eso a veces se van hasta el Mediterráneo para entrar a la dehesa española y portuguesa, por donde les dé la gana. Y otras muchas migran amparadas por la costa Cantábrica y no entran en tierra precisamente por donde se las espera, pues bordean la citada costa para repartirse por toda España, donde se las empieza a cazar más de lo normal y de muchas modalidades, pero entre todas ellas no mellan al colectivo de torcaces, pues cada año aumenta más. Hay que tener en cuenta que muchos maizales de Castilla y León, pongo por caso, están en pie hasta Semana Santa o más.
Y lo están debido a que los agricultores no quieren cosechar el maíz por tener un grado de humedad superior al 14%, por lo que les costaría unos 18 euros por tonelada secarlo para ser admitido en la cooperativa o en el almacén de venta.
LA PALOMA NO SE QUEDA DONDE SE LA CAZA
En este artículo vamos a hablar de la caza de la paloma con artes tradicionales, como por ejemplo con “ciegas”. Quisiera empezar precisando que lo de “ciegas” es una denominación que nada tiene que ver con ninguna amputación o mutilación, pues en mi ya larga vida jamás he visto a nadie que utilice una paloma “ciega” para las muchas modalidades existentes hoy en día. Lo que sí he visto es mimarlas en exceso y quererlas como yo puedo querer a mis canes, a mis fringílidos o a mis perdices de reclamo.
Voy a centrarles el tema al objeto de informarles sobre la caza con cimbeles y orgueras en su vertiente tradicional y en la ocasional, que es la que se está poniendo de moda con resultados muy positivos. Por su parte, la tradicional va a la baja por causas lógicas derivadas de una mala administración y de la falta de entendimiento internacional, intercomunitario, interprovincial y, en muchas ocasiones, intermunicipal.
Perdonen que me reafirme en lo de intermunicipal, pues son muchos los ayuntamientos y entidades menores de España que el único ingreso directo que reciben es el de la caza, y ahora están viendo cómo se les escapa, pues por aquí cada año están quedando muchísimos más puestos de pasa sin vender y las cazas tradicionales como la de las “ciegas” sólo las mantienen pocos pero doctos incondicionales de una edad más bien avanzada y cuyo saber heredaron de sus ancestros lejanos… y ahora se encuentran con que no tienen en quien legarlos.
La caza con “ciegas” en puestos fijos en el norte va a menos, y doy personalmente fe de ello cuando ya hará casi 15 años que un servidor de ustedes tuvo que dejar la modalidad debido a que sólo me entraban al ingenio las heridas, las enfermas y alguna despistada. Total, que como decía mi mujer, mantenía más palomas que las que cobraba.
Pero los culpables no hay que buscarlos entre los cazadores y sí en una Administración que siempre pensó que con las “ciegas” se abatían torcaces a raudales. Prueba evidente de ello es que actualmente en Álava sólo se pueden capturar diez torcaces por jornada en la “txabola” de las “ciegas” y no hay límite en los pasos tradicionales. Pero lo cierto es que ya no se llega a diez diarias en la “txabola”.
Yo recuerdo que antes en la superficie donde había “txabolas” de “ciegas” no entraba nadie a nada, y menos a coger setas, pasear, andar con vehículos infernales, cazar becadas al salto o dar una batida de jabalí en toda regla. Antes, si a alguien se le ocurría tirar a vuelo donde se cazaba con “ciegas”, ya podía recoger los trastos y marcharse de allí de por vida, pues a lo mejor al día siguiente se encontraba todos los pertrechos esparcidos por el monte.
En el norte, a diferencia de en la mitad sur peninsular, los puestos de “ciegas” están debidamente ubicadas y tienen registradas sus coordenadas, por lo que no se pueden mover para nada.
Para resumir, la situación es de tal magnitud que a lo mejor te estás “trabajando” un bando para que entre en plaza y va algún cazador “volante” y, como las ve bajas, las “endosa” tres tiros. Así no se puede hacer nada. Con decirles que en ocasiones han disparado sobre las palomas atadas a los cimbeles y a las orgueras, creo decirles bastante.