El autor trata la caza de esta esquiva especie en las distintas comunidades autónomas en las que se puede practicar y proporciona datos sobre sus poblaciones y humedales más importantes donde invernan.
Me duele en el alma que cuando se habla de la caza de ánsares en España siempre nos refiramos a Doñana. Miren ustedes, eso ya hace decenios que cambió y el ánsar también inverna en Castilla y León o en Euskadi, además de en otras autonomías de España.
Oigan, qué tal y como puedo demostrar con la evidencia documental pertinente, en el humedal de Salburua ubicado en el exterior de la ciudad de Vitoria-Gasteiz (Álava) ya se quedan a criar desde hace años. Lo que ocurre es que se escribe de oídas y copiando para luego disertar o escribir estólidos libracos con una estulticia que asusta al más pintado, pues repiten lo mismo hasta la saciedad.
Nací en la provincia de Palencia donde tengo mi segunda residencia y vivo habitualmente en la capital de Euskadi, que es Vitoria-Gasteiz, motivos ambos por los que, dada mi edad, y lo mucho que ando en el campo, sé cuándo en ambas provincias vinieron los ánsares a invernar y cuándo empezaron a criar. Los ánsares se solían abatir durante la época de pasa en los puestos fijos de paloma torcaz.
LA CAZA DE ÁNSARES EN ESPAÑA
Escribiré sobre cómo se cazan los ánsares en Doñana y sus alrededores, faltaría más, pues las explicaciones y molestias que se ha tomado con mi humilde persona Miguel Ángel Pineda, son dignas de alabar y más de agradecer en unos tiempos donde lo que se sabe, se guarda para escribir libros durante horas de trabajo a cuenta de la administración.
O dar charlas de esas que comienzan como cuando los párrocos rurales de antaño enunciaban la lectura de la Primera Carta a los Corintios. ¡Qué poses adoptan los muy sinvergonzones para no decir nada!. Bueno, allá cada cual. Pero permítanme escribir que en Euskadi y Castilla y León, no sólo pernoctan en la pasa o descansan los días de temporales. No.
Aquí hay ánsares que además de invernar, se quedan a criar. Según los censos internacionales de aves acuáticas invernantes en España de los últimos 20 años, la población se encuentra cerca de la estabilidad, con un índice de aumento del 1,5% tal y como se indica en el ”Atlas de las aves en invierno en España 2007/2010” – Gobierno de España – Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente- SEO/Birdlife.
LA CAZA DE ÁNSARES EN PASA
Los ánsares se solían abatir durante la época de pasa en los puestos fijos de paloma torcaz, pero en algunos lugares los puestos palomeros los han circunscrito a sólo cazar torcaces y zorzales, pero nada más.
De todas las maneras, no se abatían tantos, pues es un ave sumamente susceptible y casi siempre pasaba a dos tiros dando vueltas de remonte antes de pasar un monte a fin de no estar nunca a tiro de los puestos de espera; no obstante, los días malos meteorológicamente escribiendo, siempre se bajaba alguno, sobre todo quien permanecía en el puesto sin moverse como en las guardias militares.
Pero como nuestras autoridades venatorias están más preocupadas por la cosa del parné o del ego, de esto no saben nada y las diferentes administraciones se la meten doblada a fin de que limando por aquí, limando por allá, sólo se quede el colectivo para matar bichos tales como el jabalí.
DÓNDE SE PUEDEN CAZAR EN ESPAÑA
Miren ustedes, en vez de darles la tabarra sobre ZEPA, LIC y la Red Natura 2000, les diré que los ánsares se pueden abatir en todos los lugares donde se pueda cazar con la escopeta a no ser que esté prohíba su caza por la autonomía o el ente pertinente (cosas más incongruentes se han visto y se siguen viendo).
Pero ojo al Cristo, que lo que acabo de enunciar es cierto, no lo duden, pero tiene que figurar la captura de ánsares en los planes cinegéticos del coto, de lo contrario pasará como con la caza en las riberas de los ríos cuando no está por escrito en los planes cinegéticos antes citados.
Sepan que hay muchos técnicos que para poner una vela a los cazadores y otra a los ecologistas (algo caerá) no ponen lo que no les dicen los presidentes de los cotos y si éstos no están al loro, se quedan sin cazar ánsares.
Esto ocurre como consecuencia de que nuestras autoridades venatorias están dedicadas a resolver sus problemas judiciales por ceses, elecciones truchas y demás paparruchas. En lugares tales como la Reserva natural de Lagunas de Villafáfila (Zamora) dejan cazar dentro de la reserva, propiamente dicha, a los vecinos de la zona durante los días determinados por la administración.
Pero están vigilados, tienen un cupo y no eligen ellos las posturas a fin de que los ánsares, qué son sumamente susceptibles, no se marchen para otro lado. Y en Villafáfila hay en los días álgidos la friolera de 15.000 ánsares con exposición pública de los censos.
Y por citar otra excepción de lugares donde los nativos y allegados pueden cazar ánsares les voy a citar La Laguna de la Nava (Palencia), donde con exposición pública de censos el día 13-11-15 yo leí la existencia de 13.000 ejemplares de ánsares comunes y uno indio (ya les escribiré sobre la clase de ánsares).
Pero me dicen que este año, al morirse la persona que se encargaba del tema y dada la guerra que están dando los ecologistas, probablemente no se cacen ánsares en el humedal. Ya lo veremos. De momento la pelota está en el tejado. Bueno, en todos los parques Nacionales de España está prohibida la Caza, pero en los Parques Naturales no está prohibida (no se confundan ni dejen que les confundan).
Tanto es así, que en Doñana se puede cazar sin ningún problema en los cotos de los parques naturales, pero no en el Parque Nacional donde ya sólo hay dos fincas de particulares y otra del Ayuntamiento de Almonte (Huelva). Cazar en Doñana y en los arrozales del Guadalquivir es una gozada por su tradición, por sus reclamos, y sus engaños depurados durante siglos para su aproximación o esperas de amanecida o dormida a fin de poder tenerles a tiro.
En Castilla y León estamos más influenciados por la caza de la avutarda y tomando ese saber como base, hemos ido adaptándolo a la caza de ánsares. Qué no es igual, ni mucho menos. Tengan presente que se pueden encontrar ánsares a decenas de kilómetros de los humedales, pero no es frecuente, lo que pasa es que en, por ejemplo, Castilla y León en su casi desconocida Tierra de Campos, tiene muchos donde no hay censos y algunos ni siquiera están reconocidos como tales.
Voy a insistirles en que en los parques Nacionales y sus distancias reglamentarias así como en figuras similares, no suele dejarse cazar, pero los ánsares se mueven mucho y como no entienden de fronteras, se van a los cotos de los alrededores además de otros lugares donde comen, sestean e incluso pernoctan.
Eso se detecta observando sus querencias en lugares tales como alfalfales, colza y similares, por citar dos productos que les gustan a rabiar. En esos lares se les suele esperar estratégicamente ocultos con buenos resultados. Miren ustedes, en los pantanos de Álava hay unas bandadas preciosas y tremendas, pero no se pueden cazar.
También suelen instalarse en cotas altas de las tierras llanas. Un servidor de ustedes, que soy yo, se les ha encontrado yendo a fotografiar avutardas. Pero son más esquivos que ellas. Una banda de ánsares puede tener querencias de comida a más de 25 kilómetros y lo malo es que tienen varias.
Hay que ir varios días al mismo lugar hasta pillar el adecuado. Pero no se engañen, que si los ánsares tienen comida a la orilla de los humedales, los desplazamientos son mínimos. No sólo en los arrozales del Guadalquivir hacen esperas en el suelo. Hombre, esos agujeros los hacía yo en las islas del Duero a su paso por Coreses (Zamora) y los disimulaba con vegetación del entorno, tanto era así, que en ocasiones tenía que disparar con el 10 a los patos que acudían al reclamo sonoro y a los cimbeles.
¡Qué pena que de aquella no me hubiese dado por la fotografía! Y lo de acercarse a ellos con el caballo, las vacas y demás animales… suele dar resultado si en los humedales hay ganado no estabulado, como es lógico, y en Doñana lo hay, pero a la mínima de cambio se levantan.
El caballo no anda igual cuando lleva a alguien al lado que cuando come o descansa a solas. Yo, me decanto por la espera en agujeros camuflados y los cimbeles vivos o de plástico al lado (y también por los reclamos digitales, pero ahora están prohibidos).
Los cimbeles vivos para reclamo necesitan lugares donde tenerlos todo el año y muchos cuidados, amén de un aprendizaje, claro. Normalmente en España se utilizan en lugares tradicionales como los arrozales del Sur Peninsular y el entorno de Doñana. En la mitad norte se utiliza la espera, el acecho y para de contar.
CLASES DE ÁNSARES
No se asusten si en la Directiva AVES sólo figuran el ánsar común y el campestre y en las enciclopedias y publicaciones similares ven otras variedades. Pues también hay mixturados entre comunes y campestres ¿y …? ¿Qué hay que hacer en este caso?. ¿Quién distingue volando un ánsar de otro?. Por haber los hay hasta nivales sin el negro de la punta de las alas. ¿Qué no?.
Vayan al centro de la ciudad de Miranda de Ebro (Burgos) y en el puente que separa la ciudad vieja de la nueva verán un abanico de especies curiosas de ver. Los hay hasta campestres y comunes con un bulto en la cabeza a modo de chinchón que no sé a qué clase pertenecen.
Lo que sí sé es que se ponen debajo del puente para que les den pan y como vean algo anormal, vuelan todos ellos como condenados armando una algarabía de tres pares de narices.
Con el ánsar campestre y el común no hay problema alguno, pues ambos son cazables y en vuelo no se distinguen adecuadamente, pues dependiendo de su procedencia y edad tienen diferentes matices que nos volverían locos si los empezamos a analizar y plasmar por escrito. Luego está el Ánsar piquicorto (Anser brachyrhinchus), éste tiene muchas diferencias con el común, pero aun cuando llegan pocos a España, cada vez llegan más.
Ustedes fíjense en que tienen la cabeza y el cuello marrones y son mucho más oscuros que los otros. Hombre, notarán una diferencia, pero se les puede confundir dependiendo de la hora a la que se les dispare. El ánsar nival es blanco, como su propio nombre indica, pero los ánsares cambian de color dependiendo de la edad.
Los que no son blancos en su totalidad, salvo en la punta de las alas que son negras, tienen el cuello y la cabeza blanca. Pero tampoco vienen mucho a España, si bien no es raro verlos en medio de grandes concentraciones.
Lo que ocurre es que muchos provienen de colecciones particulares y se les escapan o cuando se cansan de ellos los sueltan en el río dada esa costumbre medieval que todavía no se ha desterrado en España y ahí quedan para mixturarse con los demás y montar un verdadero carajal.
El ánsar careto es igual que el común con muchas diferencias pequeñas e inapreciables visto desde lejos que por razones de espacio no voy a citar.
Tranquilos, qué estas diferencias no les frenen la caza, pues cuando abatan varios los distinguirán y si están muy interesados en el tema búsquenlos en Internet tecleando en Google el nombre que les indico y no se enfaden si se encuentran con ánsares diferentes, pues pueden ser mixturaciones y hasta domésticos asilvestrados y cruzados.
Bueno, luego tenemos el Ánsar chico, que yo siempre confundía con las hembras del careto habida cuenta de que ambos llevan manchas ventrales.
No suelo verlos por estos lares, pero nunca fiando.
Hace 10 años jamás los vi criando y hoy no hay humedal importante en España donde no críen a pesar de la mucha depredación que sufren las crías de los ánsares como las de las demás especies acuáticas.
Aún así, es una especie en clara expansión a pesar de la mucha caña que se les da desde el norte de Rusia hasta en España. Por eso son tan desconfiados. No obstante, aquí somos más mojigatos. Vamos de buenos y conservadores cuando tenemos las cuencas hidrográficas denunciadas por retraso en su documentación y en periodo de inspección por Europa dada su nula gestión no cumpliendo lo acordado en todos los aspectos.
El Ánsar indio (Anser indicus) que les citaba al principio no es frecuente verle por estos lares, pero no tiene confusión posible cuando está posado porque tiene la cabeza blanca con rayas negras y luego a diestra y siniestra del cuello le baja una franja blanca.
CAZA EN ESPERA Y AL PASO
Yo no los he cazado en el Sur, eso es cierto, aun cuando me gustaría, pero es cuestión de cartera. Los he cazado, eso sí, en mi puesto palomero cuando yo no estaba tan en el punto de mira de quienes quieren amargarme la vida.
Y también, cómo no, los he cazado en mi Castilla y León del alma donde abundan dependiendo de las fechas, claro, pero hace años que las cifras y las llegadas van sufriendo unas variaciones a la baja que nos tienen desorientados.
Entrarles a cuerpo descubierto aun cuando parezca que están durmiendo porque tienen la cabeza metida debajo del ala es una tremenda bobada, pues la ponen de manera tal que abriendo de vez en cuando el ojillo ven lo que pasa. Y lo de oír, ni les cuento.
Es más, en las bandadas grandes hay sus vigías que con ese cuello que tienen parecen un periscopio. Pues bien. Al menor graznido de peligro se levantan todos como a dos o tres tiros. Ustedes me dirán: si nos pone tantas pegas ¿Cómo se les caza?.
Y yo les diré, no es una caza fácil. Se cazan a la espera o al paso. Pero hay que tener en cuenta que ellos van por alto y nosotros aun cuando estemos cubiertos al raso, nos van a ver si no sabemos mimetizarnos.
Pero bueno, si sabemos cubrirnos adecuadamente con sacos vacíos cosidos o con las modernas vestimentas de ahora, siempre buscando un amparo en las junqueras o depresiones del terreno, algo haremos cuando vengan a pastar de anochecida o se vayan a dormitar a las masas de agua.
Masas en las que si te acercas con una barca aun cuando sea a remos, también se levantan a varios tiros. Pero sí se pueden utilizar las barcas para escondernos en los marjales de pantanos y humedales. Es una caza preciosa.
Oigan, qué este modesto servidor de ustedes, los ha abatido, pocos, en el río Duero a su paso por (Zamora). Insisto, lo que ocurre es que la ley de caza de Castilla y León nos dejó con el culo al aire en esas islas del Duero donde con los pertinentes reclamos acústicos (ahora prohibidos) había que hacer dos viajes con la barca a fin de transportar los reclamos de plástico, con los pertrechos y las anátidas abatidas.
Y ojo con los ánsares heridos, que te endosan unos picotazos que te acuerdas de ellos un buen rato.
Miguel Ángel Romero Ruiz
En mi opinión el artículo está lleno de contradicciones , no me agrada nada la entrada , comparando de una forma casi ofensiva entre distintos lugares de España , primero degrada y después alava ,además lo encuentro bastante erróneo en muchos apuntes que no voy a entrar en este momento.
“Lo que ocurre es que se escribe de oídas y copiando para luego disertar o escribir estólidos libracos con una estulticia que asusta al más pintado, pues repiten lo mismo hasta la saciedad.”
Aplícate el cuento, majo….