La rehala en primavera: 365 días de esfuerzo e ilusión

¿Qué ocurre con las rehalas cuando termina la temporada de caza?

 

Ya pasado el invierno, en el que durante unos cuantos meses durante unos cuantos meses los rehaleros y sus valientes han tenido una agenda muy apretada de monterías, muchos madrugones, kilómetros por toda la geografía española, frío, calor, lluvia y, sobre todo, mucha ilusión por una afición que forma parte de sus vidas.

A partir de marzo empieza el merecido descanso, los perros están fuertes después de una larga temporada, pero también exhaustos por los envites del monte. Es hora de reponer fuerzas, estar tranquilos y olvidarse un poco de los astutos jabalíes y los veloces venados.

En cuanto a los rehaleros, el que piense que mantener una rehala sólo se circunscribe a los meses de temporada, está totalmente equivocado.


Revisión de valientes…

Primero, hay que valorar cómo están los perros. Durante la primavera, la alimentación cambia por una comida más ligera, los cuidados veterinarios se intensifican para que su salud esté en un estado óptimo y los cachorros recién nacidos se convierten en el centro de atención y durante la primavera nacen muchas camadas.

Los veteranos dejan paso a los jóvenes, guiándolos por nuestras sierras y vinculándoles su saber acumulado en un sinfín de monterías.

Los rehaleros, por su parte acarrean muchos desvelos, cuidados para que salgan adelante y todo esto es cuestión de horas y trabajo por delante.

Reformamos la casa y toca mantenimiento de vehículos

También es tiempo de reformas: perreras más cómodas, limpieza diaria, de realizar pequeñas o grandes reparaciones que son necesarias y que durante la temporada no es posible acometer. Y, con respecto a los vehículos, toca revisar, pintar, ajustar motores … Todo suma para que el próximo octubre todo esté a punto.

“Así es la vida de la rehala, nunca se para, son 365 días al año de trabajo, de alegrías y algunas tristezas, de mucho esfuerzo y, sobre todo, de mucha ilusión.”


A todos…

Desde el campo español hasta el corazón de la montería, la rehala es el alma que la mantiene viva. Entendamos siempre que la rehala es la figura más importante de la montería española y que mantener una buena rehala no se hace con un chasquido de dedos: es fruto de mucho trabajo que debe ser reconocido, valorado y respetado por todos los que en algún momento participamos en una montería.

A todos los monteros, cuando estemos en un puesto y veamos una rehala llegar a nuestra postura, no olvidemos nunca que, gracias a ellos, podemos cazar.

A todos los orgánicos: una rehala debe ser pagada y valorada como se merece.

A los rehaleros: defendamos entre todos la imagen de la rehala, siempre con la cabeza bien alta, en perfecto estado de revista y con un comportamiento ejemplar en cada montería en la que asistan.


Texto y fotos: Carlos Muñoz

@miradasmontera