La caza del corzo: mi equipo esencial y consejos por Roque Armada

Vamos a repasar, lo que yo, personalmente, llevo cuando voy a un rececho de corzo. Desde ropa, calzado y lo que meto en la mochila.

 

Veremos prismáticos, catalejos y bastones de apoyo. Todo lo que utilizo y por qué lo uso.  Es muy complicado elegir un solo rifle para la gran variedad y peso de su fauna. Por la mañana puedes tener que hacer un tiro largo y complicado a 280 metros a un carnero blanco de Dall, de 100 kilos. Por la tarde enfrenarte a un gigantesco oso pardo de 500 kilos, en un tiro entre el bosque a 40 metros.

Pero, curiosamente, he recibido muchas más preguntas sobre el equipo de ropa, calzado, ópticas, sacos de dormir, mochilas y otros accesorios.

 

 

Y ahora, ¿por qué sobre corzos?

Hay que tener en cuenta que la caza del corzo tiene dos momentos diferentes. A principios de temporada, podemos encontrarnos en clima de fin de invierno. Sin embargo, cuando llega el celo en julio, podemos enfrentarnos a un calor que no puede uno ni salir al campo a partir de las 10 de la mañana.

Así, intentaré dar una idea aproximada de cómo variará el equipo, ropa y calzado intentando cubrir ambas temporadas lo mejor posible.

Empecemos por la ropa

En los meses fríos de apertura, primero, usaremos vestimenta por capas y, segundo, evitaremos totalmente el algodón en ninguna de nuestras prendas. En esas esperas estarás inmóvil y sin generar calor, y debes aguantar el frío clima del final del invierno.

Ello hace imprescindible la vestimenta por capas. Así, al subir a por un corzo de montaña, podremos quitarnos varias capas que guardaremos en nuestra mochila y, al llegar a un alto, nos las pondremos para aguantar agua, viento e, incluso, nieve en principios de temporada. Basaremos nuestro equipo en tres capas que podremos alternar según la necesidad de cada momento: cuatro capas finas mantienen el calor mejor que dos gruesas.

Esos tejidos no absorban el agua que viene del exterior ni la humedad que procede del sudor interior, por ello, llegamos a la segunda premisa de las montañas, que tal vez les ha extrañado: evitar a toda costa el algodón en nuestra ropa. Si absorbemos sudor mientras hacemos ejercicio para llegar a una asomada, esa camiseta cuando paremos estará húmeda. En un día frío de principios de abril, en Soria o Segovia, hará que nos quedemos fríos, pues la ropa húmeda trasmite el frío hasta 25 veces más rápido que la seca.

Hace mucho tiempo los montañeros y hace poco las marcas de ropa, han desarrollado unos tejidos artificiales derivados del poliéster, cuya principal característica es que prácticamente no absorben humedad, llámese sudor y transpiración y, aunque los lleguemos a humedecer, se secarán rápido y fácilmente mientras seguimos buscando corzos.

Sigamos por el calzado

No tendrán nada que ver las botas que usemos a principios de temporada con las que utilicemos en los meses de verano. En abril cualquier bota de caza de montaña, no muy pesada ni muy dura de suela, puede valer. Son mucho más fáciles de ablandar y adaptarlas al pie. Mejor si llevan membrana de Gore-Tex, ya que permite transpirar la humedad, pero impide la estrada de agua si se mojan las capas exteriores de cuero de la bota.

A principios de temporada, y ahí es el único caso en que utilizo botas de agua. Por lo demás las evito a toda costa, pues son incomodísimas para andar y no transpiran nada. En verano cambio a botas ligeras de lona, que son mucho más frescas. Un detalle importantísimo es que uso unas polainas bajas de lona que copié a las que usan los profesionales de caza en África. Protegen sólo ese trozo que hay entre el borde de la bota y el principio del pantalón pero evitan que se llenen de cardos y zarzas. En la foto adjunta se ven y si alguien está interesado no tiene más que llamarme y se las podemos enviar.

 

 

Hablemos de prismáticos y catalejos…

Los prismáticos deben ser, sobre todo, luminosos. Al principio y final del día a veces nos permiten cazar 10 o 15 minutos más. Me gustan de pocos aumentos. Mis favoritos son los de 7×42. Sí, he dicho 7 aumentos. Vibran mucho menos que los de 8 aumentos y no digamos los de 10.

Si cazamos sin guarda y tenemos que estar horas buscando nosotros un corzo y el apoyo que usemos no es bueno, con 7 aumentos no se me cansa la vista. Dejé de utilizar los de 10 aumentos hace años, cuando me di cuenta de lo que vibraban y a la media hora me producían un dolor de cabeza pesadísimo. Siempre llevo un telescopio terrestre, pero muy pequeño, ligero y compacto, de manera que apenas me abulta en el morral y «sólo» tienen 24 y 30 aumentos.

 

 

El importantísimo bastón de tiro

Creo que para recechar corzos prefiero salir sin rifle que sin bastón de apoyo. En primavera las siembras y praderas pueden estar altas y, si usted se tumba en el suelo, puede no ver nada. Si usted no tiene un bastón de apoyo y no sabe usarlo, dudo que le pegue a un corzo a más de 50 metros.

Ahora ya se comercializan los modelos de cuatro patas y apoyo en dos puntos del rifle, concretamente en el guardamano y en la culata. Una maravilla, si usted lo domina, para tirar de pie. En la foto adjunta puede ver algunas maravillas que nos ha cedido amablemente la armería Nieremberg. El bastón de tiro es una de las ayudas más importantes que debe llevar un cazador de corzos que sepa lo que hace. Aunque yo, personalmente, prefiero hacérmelos manualmente, según un modelo que me enseñaron en África.

 

 

Mi morral y por qué lo elegí…

El morral para cazar corzos es importantísimo, por varios motivos. El primero y más obvio, para llevar su equipo, ropa de recambio, unos guantes, un gorro abrigado y algo de agua y comida. Me gustan unos modelos muy anchos que se abren y te permiten meter un corzo entero destripado. Llevan una bolsa impermeable dentro, que permite sacarse luego para lavarla.

 

 

Consejo del mes y un poco de todo…

Aquí podemos meter una serie de accesorios muy variados que llevaremos en los bolsillos o en la mochila:

  • Botes de ceniza para sacar el aire un reclamo.
  • Un reclamo, pues, aunque no sea en época de celo, con el buttolo puedo parar un corzo que me he tragado y empieza a dar saltos y ladridos.
  • Cinta naranja, no adhesiva, para marcar rastros de sangre.
  • Una bolsa grande de basura, de las recias de jardinería, para meter el corzo en la mochila y no mancharla demasiado.
  • Una navaja suiza para resolver mil cosas, mi modelo, además, lleva incorporado un altímetro y un termómetro.
  • Otra navaja Opinel para aviarlo con un pequeño afilador.
  • Un medidor láser de distancia.
  • Un frontal con pilas de recambio por si tengo que buscar un corzo y se me va la luz.

 

 

Como despedida insistiré en que, sea el equipo que sea, usted lo tiene que conocer y dominar. Llevar los mejores prismáticos y telescopio del mundo no le va a servir para nada si no sabe cómo apoyarlos y utilizarlos para buscar caza. ¡Les deseo todo el éxito tras los duendes!

 

Texto y fotos de Roque Armada. Director de la Escuela de Tiro Iberalia TV