Los tiradores y cazadores casi siempre nos hemos iniciado disparando con una carabina de aire comprimido. Prestada por un familiar, un amigo, las disponibles en las barracas de feria en pueblos y ciudades, o en los campos de tiro olímpico, nuestras primeras experiencias de puntería normalmente comenzaban con el esfuerzo de bascular el cañón para comprimir el muelle y tratar de alinear miras para «cazar» el blanco apretando el disparador cuando lográbamos posarlas sobre el objetivo…
Hoy, el ejercicio sigue casi igual, pero ahora todo resulta muy fácil. Y aún más con la Arrow: ya no es necesario comprimir el aire tras cada tiro ni volver a poner el balín en el cañón. Tampoco tenemos que buscar trucos de referencias al alinear las miras, agarrar culatas que parecen pescados o luchar con la tensión de disparadores irregulares. Además, es mayor la potencia y el alcance, pero con muy poco ruido y casi sin retroceso.
Todos esos avances de la técnica, que hasta hace muy poco se encontraban dispersos en varios modelos de coste elevado, ahora están disponibles en esta nueva carabina, más perfeccionada, que Gamo nos ofrece por poco más de 200 euros, pero con calidad europea y fabricada en España.
Hace ya muchos años que el mundo de las competiciones, tanto en las de tiro olímpico o en modalidades a campo abierto como field target o las de larga distancia (100 m – 300 m), está dominado por los sistemas con impulsión por precompresión externa (PCP), en los que el dispositivo compresor del aire no forma parte del arma.
La casi total ausencia de retroceso, la rapidez de desarrollo del disparo y las facilidades para lograr mayores alcances, velocidades y potencias, o la repetición inmediata junto a no exigir esfuerzos que afecten al tirador durante una competición, han hecho que este sistema se haya impuesto respecto a los de compresión dinámica (muelle) o los de bombeo simple o múltiple que exigen mover una o varias veces la palanca compresora del arma.
No obstante, los sistemas PCP dependen de una botella/bombona nodriza, etc., o de un compresor eléctrico de alta presión que no siempre están disponibles en fincas o pequeñas poblaciones, y Gamo también ha resuelto esa objeción al ofrecer un compresor manual capaz de alcanzar los 220 bar necesarios para este modelo. De ese modo, es posible tener nuestra Arrow disponible para el tiro solo con dedicar algo de nuestro tiempo y esfuerzo para llenar el cilindro de la carabina.
Aparte de las ventajas técnicas que este fabricante ha desarrollado hasta con nombres propios –como el silenciador Whisper Fusion o el disparador ajustable CAT–, la nueva Gamo incluye el cargador 10-X Quick Shot de 2ª generación (ya han presentado una 3ª con retén inercial…) y, sobre todo, su principal novedad: la repetición con cerrojo lineal y una original palanca de accionamiento que ha dado nombre a este modelo: el sistema «Arrow», con un pomo de accionamiento provisto con una aleta doble para mover el cierre (un poco al estilo de las armas M16/M4 o el Babbit/Robinson de 1870) que no requiere giros, sino solo apretar un poco hacia abajo para inmediatamente tirar y empujar el cerrojo: sencillo y rápido.
Esa es la primera de las gratas impresiones de manejo que recibimos tras extraer la carabina de su caja, donde viene acompañada de un manual de instrucciones en varios idiomas y de un cargador de 10 tiros.
Perfectamente ajustada y terminada, con su acabado sintético de color negro y una culata del mismo material y color (quizá se ofrezca también en madera, para los tradicionales) que es, además, simétrica para uso de zurdos o diestros. Aparte de detalles dictados por la estética «flecha» que rige a la Arrow, su diseño es completamente funcional y aplica soluciones empleadas en diversos modelos de competición. El resultado es una estabilidad verdaderamente extraordinaria en las posiciones habituales de tiro (de pie y sentado), aunque para tirar con el bípode en posición tendido preferiría una carrillera más alta.
La culata tiene bordes, relieves y huecos que dan apoyos y referencias para un acople perfecto, rápido y fácilmente repetible. El peso (2,8 kg), distribución uniforme de masas y el centro de gravedad justo por delante del cargador también ayudan mucho, así que, tirando de pie a blanco fijo, pero sujetando el guardamano como en caza o tiro al plato, apenas hay «baile de miras», sino oscilaciones lentas y de poco desplazamiento, y sin necesidad de apoyos de codo estilo tiro olímpico. En encare rápido, inmediatamente se vienen a nuestra vista las referencias verde y naranja del alza y el punto de mira, que, además, facilitan el aprendizaje de puntería y la precisión en la toma de miras.
La misma función de escuela y comodidad encontramos en el disparador, un dos tiempos (en realidad, tres) ajustable con recorridos y tensiones muy bien escogidos para la función de aprender a sentir y tener control sobre el disparador y el disparo. De fábrica, el gatillo empieza a moverse con solo 50 gramos de esfuerzo, y en 3 mm se detiene al llegar a unos 100 g. Continúa arrancando nuevamente con unos 125 g, y vuelve a pararse a 175 g tras recorrer solo 1 mm más, así que hasta ese punto es casi igual a una carabina para competición de tiro olímpico. Vuelve a moverse con 450 g, y el tiro sale, aprox., a 800 g, muy suave, que por seguridad y aprendizaje se compensa con un largo trayecto final con otros 4 mm más.
Después de abrir el cerrojo es posible extraer el cargador tirando hacia la izquierda.
Llenarlo requiere cuidado, ya que, si soltamos el rotor bruscamente, pueden deformarse las bases de los balines, y entorpecer el funcionamiento y la precisión de tiro.
Como en muchas armas de aire comprimido, e incluso en rifles de cerrojo, una vez introducido el cargador con balines dentro hay que poner cuidado con los errores de manejo y no accionar dos veces el cerrojo que podría causar una doble alimentación, que también afecta a la precisión y al funcionamiento, así como tener en cuenta, por seguridad, que una vez accionado el cerrojo hacia adelante y si no disparamos, el balín queda dentro del cañón aunque después el cargador esté vacío o fuera del arma. Así que resulta aconsejable disparar siempre un último tiro en vacío hacia el blanco, antes de guardar la carabina.
Estupendas sensaciones de tiro y ausencia de molestias: retroceso muy suave, incluso con los pesados balines de 1 gramo (15,4 grains) y, sobre todo, la bajísima sonoridad del disparo, que recuerda a dar una palmotada o un libro al caer al suelo. Repetición cómoda y rápida, y buenos resultados de precisión (grupos de 5 impactos en 1 cm, tiramos sólo a 10 y 25 m) por culata, miras y disparador, aunque con balines deformados vimos trayectorias en sacacorchos que iban alto y a la derecha.
En cuanto a la autonomía, hicimos casi 70 disparos antes de que el manómetro indicase la necesidad de rellenar aire comprimido.
Dejamos para un próximo artículo sobre la bomba de carga manual más detalles sobre resultados con otros balines, niveles de carga, etc., en esta interesante carabina que ofrece soluciones de alta gama a precios bajos: un nuevo modelo en el que Gamo ha sabido poner el dardo en la palabra, y el acierto en los hechos.
Distribuidor: Gamo Outdoor, www.gamo.com
R. González Villarroel
Me encanta igual es hora de cambiar mi shadow 1000