Me llamo Iván Cañas Buitrago. Mis origenes en la caza se remontan al año 99.
Recuerdo aquella época llena de nervios e ilusión, con ganas de vivir una experiencia que me marcaría el resto de mi vida; de hecho, la noche anterior a mi primer día de caza no pude dormir, ya que esperaba a los pies de la cama a que mi padre viniera a despertarme, pues él es el origen de mi pasión.
Aquel primer día, de mucho frío y viento, me enorgullecía ver a mi padre cada vez que abatía a un animal, y me inspiraba a pensar en cuándo sería mi primer lance. Mientras ese momento llegaba, mi padre me enseñaba la importancia del respeto a la naturaleza y los animales.
Tras varios años de aprendizaje y enriquecimiento personal, siempre con la ayuda de mi padre, llegó mi momento.
De nuevo solos por un viñedo de mi querida tierra manchega, fue él quien me alertó de una liebre encamada. “¿La ves?” me preguntó. Rápidamente mis ojos se dirigieron a donde apuntaban los suyos, mientras él sujetaba a Paloma, mi podenca andaluza. Entonces cogí, con nervios pero ilusión, el arma por primera vez, y no dudé. Tenía por fin mi primera pieza.
Desde entonces continuo los pasos de mi padre y sus consejos, que aún sigue dándome, y que me ayudan en diferentes campeonatos de caza en los que participo, tanto locales, provinciales como autonómicos.
Tras 23 años practicando este maravilloso deporte, y aprovechando que este año seré padre, quiero continuar el legado con mi hijo, enseñándole el amor por la caza.
Iván C.B.
Una gran verdad. La caza es algo que no puede definir nadie por qué es un sentimiento y solo el que lo vive sabe lo que es.