A priori puede parecer una cuestión sencilla, pero como se demuestra en este artículo, no lo es. ¿Qué collar es el mejor para mi perro? ¿Cómo debo colocárselo para no lesionarlo? El autor nos lo cuenta en las siguientes líneas.
Cuando hablamos de un collar, de un simple collar para un perro, lo primero que se me ocurre decir es que consiste en un sencillo y antiguo método de sujeción. Pero un collar, hoy en día, se ha convertido en algo más, mucho más, que un sistema de control.
Desde los collares de seguridad, hasta los collares electrónicos, tanto para el adiestramiento o la localización con GPS, pasando por los collares medicados con antiparasitarios, se han hecho herramientas imprescindibles en el manejo actual de nuestros perros.
Pero centrándonos exclusivamente en collares de manejo, lo primero que hay que tener en cuenta es el tipo de collar que vamos a utilizar. Cuanto más fuerte, mejor sujeta y más resistente, pero más posibilidades de que provoque daño en el perro o comprometa su integridad.
Por otro lado, los collares más cómodos y seguros para el perro puede que no sujeten mucho. También hay que tener en cuenta los materiales de los que están hechos.
Tradicionalmente se ha utilizado el cuero, que al ser un material natural, flexible y adaptable, presenta muy buenas propiedades, pero coge suciedad y olor. Aunque se sigue utilizando para collares, en la actualidad también se fabrican de otros materiales.
¿QUÉ COLLAR ELIJO?
Personalmente pienso, tras un largo ejercicio como veterinario y haber tenido muchos perros, que los canes están mejor sin ningún tipo de collar. Un collar es algo artificial que colocamos a un animal, y eso siempre puede causar problemas.
Por ello, mientras estén en casa, y especialmente en la perrera o el corral de esparcimiento donde el perro pasa gran parte del día, lo mejor es que estén sin ningún tipo de atadura.
El collar lo pondremos cuando necesitemos controlar al animal, por ejemplo cuando salimos a pasear con él o al campo de caza. Porque, además, un collar en un perro de caza tiene otro aspecto muy importante, el de la seguridad.
Aunque un perro sea obediente, esté muy bien educado y el collar de manejo no sea necesario, es muy bueno que lleve un collar de alta visibilidad por la seguridad del animal durante la caza… y si lleva grabado el número de teléfono del dueño, mucho mejor, por si se pierde.
Como comentaba al principio, los collares de cuero siguen siendo muy útiles, y son los que menos problemas dan, al menos en lo que se refiera a reacciones en la piel.
Personalmente, y de forma muy genérica, los que más me gustan son lo que están hechos de dos capas, la interior (la que entra en contacto con la dermis del perro), de piel suave y fina, y la exterior, de cuero más grueso (de más o menos 3 milímetros) y mucho más resistente.
Existen varios métodos de curtido del cuero, pero para los collares es importante que sea un curtido natural a base de plantas, libre de productos tóxicos.
En cuanto a los nuevos materiales, se están utilizando multitud de ellos. Destacan los collares de nylon, por su resistencia, limpieza y economía. Sin lugar a dudas son una buena opción, aunque las hay mejores.
En la actualidad, una parte de los collares sintéticos para los perros de caza se empiezan a hacer de biothane, un plástico biocompatible que tiene la ventaja de no irritar la piel de los animales (cosa que a veces pasa con el nylon), además de conservar las cualidades de los materiales sintéticos.
Es decir, tiene la naturalidad del cuero y la resistencia y limpieza del nylon. También se realizan en colores muy llamativos, como el azul, amarillo y naranja eléctricos, perfectos para aumentar la visibilidad de los perros de trabajo en el campo. Personalmente es el tipo de collar que utilizo cuando salgo de caza con mis perros, un collar ancho de biothane de color naranja con una franja reflectante, para que sean visibles de noche, y con mi número de teléfono móvil grabado.
El collar va siempre puesto con holgura, para que si se engancha en una rama o alambre se pueda liberar de él. Para atarle, llevo una simple correa de cuerda de escalar fina, con un nudo deslizante con tope. Es decir, el perro cuando va por el campo solo lleva el collar de alta visibilidad, y el collar de sujetar es parte de la correa que me engancho al hombro o a la cintura.
¿CÓMO EVITAR LOS SUSTOS CON LOS COLLARES?
Los problemas y accidentes relacionados con los collares son más comunes de lo que podemos imaginar. Lo más frecuente que recibimos en la consulta diaria son irritaciones de piel por el propio collar o por la hebilla que lleva.
En los casos en los que el dueño no ha prestado atención, el collar puede debilitar y cortar la piel, como es el caso de la foto. He llegado a ver perros, atados y con collares de metal, en los que ha cortado la piel, tejido subcutáneo y muscular, y ha llegado al hueso. Incluso en una ocasión fui testigo de un caso en el que la piel había cicatrizado por encima del collar.
El collar estaba, literalmente, incrustado en el cuello del pobre animal. Pero lo más dramático de los collares es que pueden estrangular al perro. Y esto se produce tanto en la perrera como en el campo.
En numerosas ocasiones he visto perros que, intentando fugarse de la perrera, han enganchado el collar en un hierro o en un clavo que sobresalía y se han ahorcado. Lo mismo ocurre cazando cuando se enganchan en una rama y no consiguen liberarse del collar.
Hasta tal punto este problema existe que en Estados Unidos hay una empresa que comercializa collares anti-ahorcamiento. La idea se desarrolló cuando al director de la empresa, mientras paseaba por un parque, su perro se le ahorcó con el collar, muriendo en sus manos sin que pudiese hacer nada. Tras tan traumática experiencia, decidió diseñar un collar de este tipo.