En el artículo ” El perro de caza durante la veda I” tratamos dos aspectos importantes a la hora de afrontar el largo periodo de veda para el perro de caza: la inactividad y la alimentación. En esta segunda parte veremos cómo aprovechar este parón para realizar “el mantenimiento” del perro y pensar en futuras generaciones de compañeros cinegéticos caninos.
Este periodo de inactividad es perfecto para realizar la “puesta a punto” de nuestro perro. Es el mejor momento para aplicarle las vacunas, que son muy importantes para su protección frente a algunas enfermedades.
Pero ¿por qué el periodo de inactividad es precisamente el mejor momento para vacunar?: Al vacunar a un animal, le inyectamos el agente que causa la enfermedad, para que su propio organismo cree anticuerpos y, de este modo, esté protegido. Siendo verdad que el patógeno que se inyecta está alterado de diferentes maneras para que no produzca la enfermedad y que mantenga la capacidad de respuesta inmunitaria por parte del perro, no deja de ser la inoculación de una enfermedad ante la que el perro debe responder. Y en ocasiones esta respuesta puede ser diferente a la esperada y el perro puede enfermar.
Por ello, todos los fabricantes de vacunas aconsejan (entre otras cosas) que no se vacune un perro que está sujeto a estrés. En plena temporada de caza, muchas veces con una alimentación no suficiente para el ejercicio que hace, y casi siempre con bajas temperaturas, sin lugar a dudas no es el momento oportuno para vacunarle. Por ello, durante la veda, y con la calma y tranquilidad que un perro tiene en la perrera, es el momento oportuno de llevar a cabo esta actuación.
TIEMPO DE CRIAR NUEVOS CACHORROS
También es una buena época para criar, y buscar nuevos ejemplares que vayan sustituyendo a los más mayores. Y esto es precisamente lo que suelen hacer en el extranjero. En Francia o Alemania, muchos buenos criadores son amateur, y tiene dos o tres perras de alto nivel, que cazan durante la temporada, y tan solo crían con ellas en el momento que termina la temporada de caza.
Esto tiene bastante sentido por varias razones. La primera es que coincide con el ciclo normal de las perras. Una hembra sana y que esté al aire libre, entra en celo en función del alargamiento o acortamiento de los fotoperiodos. Dicho de manera más simple, entran en celo cuando empiezan a alargar o a acortar los días, es decir al principio del otoño y al principio de la primavera. Este celo, el de finales del invierno y principios de la primavera, es perfecto para criar los cachorros.
Nacen en plena primavera, se crían durante los meses de más horas de luz y mejor temperatura, y se les puede introducir en la caza el otoño siguiente. Además, la perra no pierde la temporada, ya que cuando ésta comience, si se la ha cuidado un poco, estará en plena forma para empezar a cazar.
Para ello, también hay que prever una serie de cosas. Es importante la edad de la perra. Desde el punto de vista veterinario, la mejor edad para criar se sitúa entre los 2 y los 4 años. A pesar de ello, muchos cazadores no piensan en criar hasta que la perra es mayor, y con idea de obtener un substituto, y que además la madre, con mucha experiencia en la caza, enseñe al nuevo cachorro. Esto está bien, siempre que se tenga en cuenta que no es conveniente criar con una perra mayor de 8 años, ya que tienden a tener problemas en la gestación y en el parto, así como camadas muy reducidas.
Hay que acordarse de buscar un buen macho, con suficiente antelación a que la perra salga en celo, y tener previsto los desplazamientos necesarios. También, y una vez que se confirme la gestación, hay que tener preparado el lugar donde instalar el cubil, y construir (o comprar) una paridera idónea. Este punto es importante, ya que un buen lugar donde ubicar los cachorritos los primeros días, salva muchos de ellos, sobre todo de morir aplastados por la propia perra.
Además hay que recordar, en línea con lo que hablábamos al principio, que a la perra hay que desparasitarla siguiendo un protocolo (al menos 15 días antes y después del parto) y tenerla convenientemente vacunada. Esto va a suponer que los cachorros van a nacer con menos riesgo de contraer parásitos intestinales, y que estarán protegidos de enfermedades las primeras semanas de vida.