Termina la caza y guardamos el rifle, la escopeta y todos nuestros artilugios, pero no podemos olvidarnos del perro, al que hay que seguir cuidando. En las siguientes notas, vamos a tratar las nociones básicas del manejo del perro de caza en los periodos de inactividad, así como algunas actuaciones que es oportuno realizar en este momento, como las vacunaciones o planear la reproducción con las hembras que han trabajado bien durante la temporada.
Quizás la principal característica de la veda es que no se pueden sacar los perros al campo, y eso tiene consecuencias importantes en su fisiología y su metabolismo. Recuerdo que cuando era un crío, los perros los sacábamos durante todo el año al campo, y nadie decía nada. Es más, estaban sueltos por el pueblo, y ellos mismos se iban solos a cazar, por lo que mantenían un buen tono muscular y un peso óptimo los 365 días del año.
En la actualidad, está absolutamente prohibido sacar a los perros durante la veda, por lo que hay que confinarlos en una perrera hasta la siguiente temporada.
Esto supone que los perros pasan de un periodo de mucha actividad a otro de inactividad total, y si no se sabe manejar esta situación puede tener efectos realmente perjudiciales para el animal.
Por ello es bueno tener en cuenta ciertas pautas de conducta para que el periodo de inactividad sea lo más llevadero posible, y que el perro llegue a la próxima temporada de caza en buenas condiciones.
Desde este punto de vista hay que tener en cuenta que los perros de caza son deportistas de alto nivel y si nos guiamos por lo que hacen los deportistas de élite veremos que siguen unos protocolos para poder desarrollar al máximo su potencial. Éstos se basan en intercalar periodos de actividad con periodos de descanso, para no agotarse.
Los periodos de actividad son los entrenamientos en los que intentan hacer cada día un poco más de ejercicio que el día anterior para que los músculos se vayan fortaleciendo, las articulaciones se vayan haciendo más flexibles y elásticas, y el sistema cardio-respiratorio vaya adquiriendo su máxima capacidad.
Cuando han alcanzado el máximo nivel que su organismo les permite, lo pueden mantener durante un tiempo, pasado el cual tienen que descansar, durante otro periodo de tiempo.
Pero este descanso debe mantener un mínimo de trabajo para conservar cierto tono muscular, flexibilidad y capacidad respiratoria.
Con los perros de caza, ocurre lo mismo, y las temporadas de caza y de veda son perfectas para llevar a cabo las fases de actividad y la de reposo. Pero el reposo no debe ser absoluto, y el perro debe mantener un fondo mínimo realizando un mínimo de actividad. Para mantener ese “tono base” necesario bastaría con sacar al perro al campo unos 45 minutos, dos o tres veces por semana, y dar un buen paseo dejándole libertad para correr.
En la zona donde vivo, en Navarra, los planes de ordenación de caza de cada coto, contemplan una zona de perros (normalmente un terreno de bajo interés cinegético) donde se permite sacar los perros todo el año. Esto es bastante interesante y permite hacer estos “entrenamientos” semanales, aunque no son aptos para todas las razas.
Salir al monte con sabuesos o perros de caza mayor tiene problemas, ya que es muy posible que cojan un rastro y no solo se salgan de la zona de perros, sino que se salgan del coto (y algunos de la provincia). Con estas razas, el planteamiento debe ser diferente y tener cercones donde puedan estar en libertad y hacer algo de ejercicio.