Bravo, versátil, leal, robusto y trabajador. El Drahthaar es un auténtico todoterreno, nada se le resiste. Muestra y cobra cualquier especie de menor en las condiciones más exigentes y en los terrenos más duros. Pero… ¿cómo se ha logrado obtener una raza así? Pues tras muchos años de trabajo de pacientes criadores y de varios cazadores que, atraídos por sus grandes cualidades, se decantaron por este perro como su fiel compañero.
Un buen amigo mío nació y creció en Nueva Zelanda, pero se fue a vivir a Canadá hace más de dos décadas para dedicarse a la pasión de su vida: la cetrería. Había volado sus aves de presa con springer spaniels y bracos alemanes en su país de origen, pero cuando se instaló en Manitoba (Canadá) decidió cambiar de raza. Quería probar un perro de muestra robusto que se pudiese enfrentar a la dura maleza y al áspero clima del centro de Canadá. Después de sopesar los pros y las contras de varias razas, eligió un drahthaar (braco alemán de pelo duro).
Adquirió dos machos y cazó con ellos varios años. Después decidió añadir una hembra a su perrera. Yo estaba allí cuando llegó por avión desde Alemania. A pesar de haber estado unas 14 horas en una jaula de transporte, al segundo de ser liberada, la cachorra saltó a los brazos de su nuevo dueño, le lamió la cara y corrió a un pequeño estanque que había al otro lado del jardín. Cuando llegó allí, sin ninguna duda, saltó dentro del agua y se puso a perseguir a una familia de patos. Tenía tan solo cuatro meses.
Aquella joven cachorra se convirtió en una magnífica perra de muestra. Para mí, ella siempre representará la esencia del drahthaar: un bravo y adaptable, muy leal y trabajador perro de muestra. Y el hecho de que un cetrero de Nueva Zelanda que vive en Canadá pueda obtener un cachorro de un criador de Alemania y comience a cazar al minuto de que sus pies pisan el suelo, es el testimonio de los increíbles logros de un pequeño grupo de personas que tuvieron el coraje de seguir una idea revolucionaria hace un siglo.
TODO COMENZÓ A FINALES DEL SIGLO XIX
“Toda verdad pasa por tres etapas antes de ser reconocida. En la primera, es ridiculizada; en la segunda, se oponen; en la tercera, se considera como evidente”, señala el filósofo alemán Arthur Schopenhauer.
La historia del drathaar comienza a finales del siglo XIX y principios del XX, al finalizar el periodo de cría experimental, cuando se fijaron la mayoría de las razas actuales. Para entonces, muchas razas habían sido declaradas como tales, separadas y distinguidas de otras, y sus libros genealógicos cerrados para la llamada “sangre extranjera”.
Caninas, registros y asociaciones de criadores se formaron a lo largo de Europa y los criadores deseaban ganar los premios en las exposiciones caninas por “mejorar” su raza. De manera creciente, entre los criadores, la tendencia era basar la selección de sus animales reproductores en dos criterios principales: la apariencia y el pedigree. Creían que seleccionar los animales con la mejor apariencia y mantenerlos en un registro cerrado era la manera más apropiada de mejorar sus perros.
Pero los cazadores enseguida descubrieron el error de esta manera de pensar. Se dieron cuenta que seleccionar perros basándose solamente en su apariencia era inútil. A menos que se estableciese un estricto programa de pruebas para seleccionar perros basado en las habilidades de caza heredadas, no habría ninguna forma de progresar.
Sin embargo, la mayoría de los criadores aceptaron el cierre del libro genealógico y el concepto de cría de raza pura. Todavía creen que las razas deben mantenerse separadas y que los criadores deben evitar “contaminar” sus líneas con sangre de fuera. Los creadores del drahthaar tenían un punto de vista diferente. Creían que todos los perros de muestra de pelo duro eran miembros de la misma familia y que la cría entre ellos estaba permitida.
También pensaban que podían cruzar con razas no relacionadas, como el braco alemán (deutsch kurzhaar). Naturalmente, muchos miembros de las organizaciones de perro de caza consideraron esta actitud con una afrenta a la santidad de las razas puras. Así, a pesar del considerable riesgo para su reputación y la firme condena de sus compañeros, los partidarios del drahthaar se aferraron a sus convicciones.
Al igual que otros criadores de su época, sabían que la única forma de criar mejores perros de caza era seleccionar reproductores basado en las habilidades, no sobre su apariencia externa. Esta es la esencia del famoso dicho “durch Leistung zum Typ”, que significa “la forma sigue los pasos de la función”. Pero a diferencia de otros, estos primeros visionarios fueron incluso más allá. Creían que todo seguía los pasos de la funcionalidad, incluso lo más sagrado de todo: la pureza de raza.
Argumentaban que dividir las variedades de perros de pelo duro en razas supuestamente puras e independientes era solamente llevar a cabo una “división por pelo”. Esto suponía fraccionar las fuerzas, cuando todos tendrían que estar trabajando juntos. Así que decidieron unir sus fuerzas e incluso inventaron un eslogan que resumía su enfoque.
Instaron a los demás a “tomar lo bueno donde se encuentra” y a criar “como te guste, pero sé honesto y deja que los resultados te guíen”. Incluso hoy día estas ideas pueden causar conmoción.
Pero entonces debieron parecer una herejía para los miembros de las organizaciones caninas oficiales.
En los primeros años, los criadores de drahthaar usaban principalmente perros stichelhaars y pudelpointers en sus programas de cría. Los grifones también se utilizaban, pero con menos frecuencia. Y después también se realizaron cruces con bracos alemanes.
Esto significó ciertas dificultades en la cría de una línea propiamente dicha de perro de pelo duro, pero se realizaron rápidos progresos en lo referente a las habilidades en el campo. En 1904, posiblemente como reflejo del patriotismo de los miembros del club, el Verein Drahthaar (Club del pelo duro) se renombró como Verein Deutsch Drahthaar (Club Alemán del pelo duro). Después de todo, Alemania desarrolló su propio perro de muestra de pelo largo y su perro de muestra de pelo corto.
Al principio, el nuevo club creció despacio. Al comienzo de la I Guerra Mundial, en 1914, tan solo había unas pocas docenas de miembros y un total de 56 entradas en el libro genealógico. Después de la guerra, el club experimentó un gran crecimiento: en 1921 superó los 1.000 miembros. En 1926, los drahthaar se habían hecho tan populares que eran casi la mitad de los perros versátiles registrados en Alemania. En 1928 era finalmente reconocida por la Comisión Delegada y, para mediados de 1930, casi había alcanzado el estatus de la raza oficial de Alemania.
Durante estos complicados años bélicos, los criadores se tuvieron que enfrentar a un difícil problema. Tenían permitido criar perros, pero no podían poseer armas. Esta regulación sólo permaneció unos pocos años en la Alemania del oeste, pero se mantuvo durante décadas en el este. Así, en una revista de caza de la Alemania del este, en 1956, se destacaba que los perros del este eran bastante buenos… ¡pero no estaban acostumbrados al sonido de las escopetas!
Muy pocos drahthaar se exportaron antes de la Segunda Guerra Mundial, pero a partir de los 50, un buen número de ellos recorrieron el camino a otros países y a Norte América. De esta manera, los drahthaar comenzaron a aparecer en España en los años 70 y 80, formándose el club de la raza en 1994.