Sin duda, es uno de los bípodes de caza más ligeros del mercado. Está construido en fibra de carbono y aluminio aeroespacial 7075, y tiene un peso de solo 158 gramos, 21 gramos menos que mi smartphone actual, un Samsung S6, como puede apreciarse en la foto (página siguiente).
Pero su peso no lo convierte en absoluto en una pieza endeble, todo lo contrario, es increíblemente robusto y totalmente capaz de soportar cualquier maltrato. Esta temporada he realizado con él disparos en situaciones de caza a muy larga distancia, con muy buenos resultados, y a pesar de su poco peso su estabilidad impresiona.
Su sistema de conexión al rifle mediante imanes permite acoplarlo y desacoplarlo de un modo rápido y muy silencioso.
Sus patas telescópicas son rápidamente extensibles mediante un giro. En su extremo tienen puntas de duro metal, para usar principalmente en roca o hielo, que vienen protegidas con unas tapas antideslizantes de goma para apoyarlo en el resto de superficies como tierra, barro, etc.
Existen dos modelos de diferente tamaño, normal y largo, y decidí optar por el largo, que tiene unas medidas de 22 a 32 cm, y creo que acerté con mi elección.
En el MKII se basa el bípode que Blaser comercializa para su R8, que también está diseñado por Spartan Precisión para la prestigiosa firma alemana de rifles.
PRUEBA DEL JAVELIN BIPOD MKII
Fue el apoyo que me hizo descubrir los productos de Spartan durante una cacería de arruís mientras acompañaba a mi amigo, y compañero en más de una salida de caza por montaña, Jordi Figarolas, de Aventure Boreale.
Las erosionadas y agrestes montañas del levante suelen ofrecer balcones desde los que es común tirar de una ladera a otra, generalmente a distancias bastante largas, y en una de esas situaciones nos encontrábamos en ese momento.
Después de una mañana dura de montaña, finalmente localizamos un buen ejemplar de arruí. Lentamente nos acercamos a unas enormes rocas que nos permitían tener una inmejorable ubicación. Con el precioso e imponente ejemplar de arruí a unos 300 metros, llegaba el momento de culminar el lance. Fue entonces cuando vi a Jordi sacar de su mochila el bípode y colocarlo rápidamente en su rifle. El hecho de tener el bípode puesto en el rifle solamente en el momento del lance me fascinó.
En ese momento mi armero estaba preparándome un rifle custom para la caza en montaña. Ya sabía qué bípode lo acompañaría.
Mi siguiente rececho de arruí fue similar, esta vez cazando con Cristóbal, de Gestión Caza; localizamos un macho espectacular, nos acercamos lo máximo posible, pero aun así no conseguimos recortar los 430 metros que nos separaban de nuestro objetivo, ya que un barranco totalmente vertical y ausente de vegetación impedía cualquier atisbo de recortar la distancia.
Así que busqué un lugar donde poder tumbarme, saqué mi bípode MK II del bolsillo exterior de la mochila, lo conecte al rifle, volví a medir la distancia, corregí la torreta balística del visor V8 de Zeiss y, lo más rápido que pude, disparé.
Este ha sido el mejor arruí que he cazado hasta el momento, un ejemplar imponente que superaba holgadamente los 70 cm de longitud de cuerna.