La caza en el siglo XXI: entre la herencia y el presente digital por Carlos Muñoz

La caza es una actividad que forma parte de nuestra cultura, España es un país privilegiado para cazar, tenemos una biodiversidad única y una historia cinegética muy arraigada heredada de nuestros antepasados.

El siglo XXI está aquí y no podemos, ni debemos, volver al pasado; nuestro objetivo claro es seguir luchando por muchos aspectos de la caza heredados de nuestros antepasados, que no deben desaparecer, y adaptarnos a lo nuevo, a lo desconocido que está por llegar, pero siempre con respeto y buscando la mejor cara de la caza, de sus gentes, del mundo rural. Que prevalezcan las buenas maneras cuando estemos en el campo haciendo lo que más nos apasiona: ¡cazar!

La visión de la caza ha cambiado radicalmente desde hace unos años a la actualidad. Antaño no había teléfonos móviles, normalmente los lances se recordaban a través de nuestra memoria y en las recordadas fotografías analógicas convertidas en papel y en los que en las cabeceras de cada foto había siempre alguna anotación para no olvidar nunca la fecha y lugar…

Las nuevas generaciones vienen apretando con fuerza, ilusión, afición y ganas de comerse el mundo –lo lógico en la juventud–. Muchos han heredado de sus padres la pasión por la caza y, a lo largo de los años, recibieron de sus maestros la sabiduría y buen hacer para ejercer la actividad cinegética como mandan los cánones tradicionales.

Sin embargo, aquellos que, no han recibido los sabios consejos de un maestro y han llegado al mundo cinegético sin ese rodaje serreño y sin supervisión, pueden equivocar los conceptos y olvidar de que la caza es mucho más que pegar tiros.

La forma de cazar no es la misma, empezando por conceptos meramente estéticos: la forma de vestir hace unos cuantos años difiere totalmente de lo que vemos hoy en el campo.

También se ha producido un cambio radical en las fincas y en el campo español. Si hablamos de caza menor, las poblaciones van a menos, proliferan las granjas y, a día de hoy, son la mejor solución para intentar que no desaparezcan determinadas especies.

Sobre la caza mayor, los recechos siguen su dinámica. Si hablamos de monterías, las fincas abiertas siguen dando todo lo que tienen: las cercadas son más previsibles.

Las redes sociales ya se han asentado en la caza, muchos jóvenes hacen un trabajo realmente destacable dando una imagen de la caza muy positiva e intentando darle el valor que se merece.

Todavía quedan muchos posos de tradición en el mundo cinegético, muchas vivencias que no hace falta enseñarlas a través de una publicación y que, simplemente, se disfrutan con las personas que para cada uno merecen la pena.

Por supuesto que no quiero ser un hater de las redes sociales ni estoy en contra de la evolución natural de las tecnologías ni del comportamiento de las nuevas generaciones, ellos son el futuro.

Autor: Carlos Muñoz