La ley ha salido adelante, tras una argucia legal, gracias a los votos de PP, Vox, Junts y PNV.
En 2021, el Gobierno prohibió su caza en todo el territorio nacional al considerarlo una especie amenazada. Se calcula que en España puede haber entre 2.500 y 3.000 ejemplares, experimentando un aumento notable cercano al 30%, siendo la provincia de Castilla y León donde más ejemplares se concentran.
Históricamente, el lobo ha estado presente en casi todo el territorio nacional y ha sido objeto de muchos análisis y estudios, pero su población se vio drásticamente reducida durante el siglo pasado, llegando casi a su desaparición por completo en algunas zonas.
Detractores y defensores del lobo los ha habido siempre. Los ecologistas siempre se han manifestado en contra de su caza y de la caza en general.
El lobo siempre se ha concentrado en la zona norte del país (Cantabria, Galicia, Asturias y Castilla y León), pero en los últimos años se ha expandido a otras zonas de España como: Madrid o Castilla La Mancha, donde se han divisado ejemplares de lobo, cercanos a los núcleos urbanos, como ocurre con el jabalí que bajan del monte en busca de comida al no tener alimento en su hábitat natural.
Para el mundo rural, el lobo ha sido considerado como una amenaza. Se calcula que en 2022 los lobos causaron más de 9.000 ataques al ganado en todo el país, siendo Castilla y León, la comunidad más afectada, según datos de la Fundación Artemisan.
Los ganaderos siempre han reclamado un control de esta especie, legalizando su caza, ante los continuos ataques que sufre el ganado y que genera varios millones de euros de pérdidas anuales en el sector.
En este caso, como en otros, hay que escuchar a los sectores afectados, en concreto al ganadero que lleva años pidiendo soluciones ante el aumento poblacional de esta especie que causa graves daños económicos en sus cabañas. Los políticos desde sus despachos dictan leyes de espaldas la realidad del mundo rural que obedecen más a criterios ideológicos que científicos.Todos hemos visto imágenes de ataques de lobos a ovejas, cabras y vacas. Terneros recién nacidos, despellejados por los lobos. Las ayudas, como dicen los ganaderos, son insuficientes. La presencia de perros mastines para proteger los rebaños ha paliado algo los ataques, así como las vallas electrificadas, pero siguen produciéndose y cada vez son más frecuentes los ataques, como denuncian los propios ganaderos.
El lobo no tiene depredadores naturales. La caza controlada es la mejor herramienta para el control de esta especie.
Patricio Simó