Recibimos, junto a los calores del verano, la preocupante noticia de la muerte de liebres por mixomatosis.
Distintas instituciones han adoptado protocolos de actuación y han publicado folletos informativos destinados a cazadores, agricultores y ganaderos, sectores a los que solicitan su colaboración para entender mejor y atajar el brote.
Artemisan elabora un folleto informativo sobre la mixomatosis
Protocolo de detección de la mixomatosis en la liebre ibérica
Trofeo se ha puesto en contacto con con nuestro colaborador Christian Gortázar, del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos IREC (UCLM & CSIC), para que nos aclare esta cuestión.
Su nota nos tranquiliza, ya que bajo su punto de vista, aunque es la primera vez que se detecta la enfermedad en la liebre ibérica (Lepus granatensis) –en la europea (Lepus europaeus) sí se conocía–, en principio parece que sus características biológicas no cumplen con los requisitos del virus para convertirse en un problema grave, como sucede en ocasiones con el conejo.
A pesar de eso, aconseja a los cazadores estar alerta ante posibles casos para remitirlos a las autoridades sanitarias.
Todos los datos en la página 14 de Trofeo Caza nº 580, septiembre 2018.
Aunque a algunos les cueste creerlo, nadie mejor que los cazadores velará por la buena salud de las especies salvajes, no solo por las cinegéticas, y una nueva prueba de ello la dan los últimos comunicados difundidos por la británica Moorland Association, en los que a través de su directora, Amanda Anderson, y del director en Escocia de la Game & Wildlife Conservation Trust (GWCT), Adam Smith, se defiende sin ambages el papel de los cazadores y de los propietarios de terrenos gestionados para la caza de grouses ante los ataques ecologistas, que también los sufren, y afirman que estos espacios son, según avalan 50 años de datos, el ambiente más favorable en Europa para otra liebre que habita este continente, la variable o de montaña (Lepus timidus), donde sus efectivos son hasta 10 veces mayores que en cualquier otro lugar.
La liebre de montaña se enfrenta en las islas británicas a amenazas como la expansión de los bosques o la sobreexplotación agropecuaria, por lo que la conservación de los brezales, hábitat de los lagópodos, beneficia de paso el incremento de la población del lagomorfo, del que se aprovecha cinegéticamente un cupo a su vez.
Estos entornos fomentan asimismo la cría de otras especies no cinegéticas, como la del aguilucho pálido (Circus cyaneus), incluido en la Lista Roja de la UICN y del que los conservacionistas ingleses celebran este año la mejor temporada de cría durante más de una década.
Se ha constatado que la mayoría de los 34 pollos que posiblemente llegarán a adultos este año lo harán gracias al empeño de los gestores privados de conservar sus brezales para la caza.
Aunque esta política de fomento de los moors para los ojeos de grouses es criticada en algunos círculos animalistas y ecologistas, los científicos, conservacionistas, medios de comunicación, incluso el Parlamento, la aplauden.
Mientras, aquí, el conocimiento objetivo sobre asuntos cinegéticos sigue siendo bajo, y noticias como la aparecida en la cuenta oficial de Facebook de La Vanguardia, que afirma sin rubor que: «Los cazadores matan más animales de los que nacen al año», desatan la ira en las redes sociales, donde se arenga a emprender la caza de cazadores y «colgar la cabeza de tales ‘hijosdeputa’».
¿Y qué dice la justicia? ¿Son declaraciones como: «Yo propongo matar y degollar a todos estos putos cazadores…», fruto del odio?, ¿son ofensivas?, ¿exceden los límites de lo tolerable? Pues al parecer no.
Según la reciente sentencia del Juzgado de Instrucción nº 17 de Madrid a la querella contra 92 personas, presentada por el departamento jurídico de la RFEC, por sus declaraciones en las redes sociales, esto queda enmarcado dentro de la libertad de expresión y no han encontrado nada punible…
Y ahora, échales un galgo.
Pablo Capote