Con el debido respeto me dirijo a usted, señora Ministra, para mostrarle otra visión respecto a la prohibición de la caza del lobo, porque no creo que su deseo sea pasar a la historia como la ministra que creó un gran problema donde no lo había, “embarcada” por unos anticaza.
El lobo no es un osito de peluche para jugar, es un animal salvaje, sanguinario, que tiene un comportamiento único de matador natural, razón por la que aterroriza al resto de la fauna. En el S. XVIII en Gran Bretaña se erradicó esta especie ¡algo muy serio debió de suceder!
El lobo es un superpredador al igual que el hombre, que es el único que puede controlarlo.
En el supuesto de confirmarse la prohibición de la caza del lobo, el Estado tendrá que crear una guardería específica para su control en evitación de males mayores que puede llegar al ataque a los humanos. Los censos que ahora aparecen son elucubraciones, pero los datos de ataques de lobos a la ganadería son ciertos y constatables. ¡Esa es la gran diferencia!, señora Ministra.
Con este disparate histórico sería previsible el aumento de individuos de lobos lo que daría lugar a nuevos grupos familiares de lobos que colonizarían otras regiones de España, hoy libres de estos indeseables vecinos; ello podría generar movimientos migratorios de otras especies hacia lugares hoy libres de lobos. Los ganaderos dejarían sus explotaciones, con lo que usted, con su firma, contribuiría a la despoblación, porque no se trata solo del dinero compensatorio por los daños, tal como argumentan los anticaza. Hay que comprender que no tiene sentido ejercer una actividad pendiente todas las noches de las andanzas de los lobos y, en ocasiones, amanecer contando las muertes o buscándolo tras la huida de ‘su’ ganado.
La super-reproducción del lobo es un salto en el vacío; ya hemos visto en anteriores ocasiones las consecuencias negativas e imprevisibles de la manipulación del equilibrio natural con la introducción de especies exóticas y que en su día fueron decididas por quienes entonces tenían la responsabilidad de su conservación. Así que, señora Ministra, no avale usted con su firma experimentos con la naturaleza, como es el caso.
El lobo tiene un instinto genético de matar, superior al de comer, como ha dejado demostrado su comportamiento a lo largo del tiempo.
Es indecente utilizar la figura del doctor Rodríguez de la Fuente por los anticaza, como lo hace el portavoz de la ACEL, es un insulto a su memoria y denota una ignorancia supina y mala intención, que les descalifica. La frase de Félix que transcribo deja bien claro todo lo contrario: “Admiro al cazador, pero es necesario crear una nueva filosofía, un nuevo concepto de la caza que ya muchos tienen y que beneficia a todos”. La caza genera actividad y puestos de trabajo en la España abandonada; los anti, lo contrario.
Como final, señora Ministra, le ruego vea en mí a un viejo cazador de 88 años que pretende ayudar sin esperar nada, ni siquiera adularla. Un romántico.
Por Lesmes Peña Hurtado
Expresidente de la Real Federación Española de Caza
Exvicepresidente del Comité Olímpico Español
Presidente honorífico de la Federación de Caza de Castilla y León
Autor del libro Caza, Pesca y Deporte. Mi verdad. Ediciones Proust