Thalía, una golden retriver, mientras paseaba con su dueña en Zaratán, fue devorada a las mismas puertas de la ciudad de Valladolid
Por Leonardo de la Fuente
‘Thalía’, en una imagen facilitada por sus propietarios.
La localidad vallisoletana de Zaratán, unida prácticamente a la ciudad de Valladolid, vive con mucho recelo y preocupación tras el suceso ocurrido en la noche del 19 al 20 de septiembre cuando un lobo, o un grupo de lobos, acabaron con la vida de una perra golden retrevier cruzada, a escasos 200 metros de la última casa de la calle Las Fuentes, una urbanización donde sus vecinos, por supuesto, muchos de ellos menores de edad, pasean a diario por este lugar cercano a la carretera que une Zaratán con la localidad de Wamba y donde, esta misma primavera, se llegó incluso a grabar un imponente lobo solitario a escasos metros de esta carretera.
La última salida al campo de la perra Thalía para hacer sus necesidades fisiológicas fue la misma que tantas veces había repetido.
«Mi hijo Pablo y nuestra perra salieron a dar una vuelta en las inmediaciones de nuestra casa como siempre hacíamos. La perra se fue hacia una zona de descampado, pero esta vez no acudió a las llamadas de mi hijo», ha narrado la propietaria de la perra, Ágatha Plata.
«Enseguida empezamos a buscar a Thalía, que no acudía. Pensamos que se podía haber entretenido con algún perro de algún vecino que estuviera por la zona, pero en esta ocasión no fue así y la perra no volvió a casa».
Tras estar buscándola hasta las cuatro de la madrugada, sus propietarios fueron incluso hasta la localidad de Wamba «a ver si por alguna razón se había despistado a pesar de tener once años de edad. No supimos más de nuestra perra».
«A la mañana siguiente salí por el camino que va hacia Villanubla, a ver si había tomado esa dirección -comenta Ágatha-. Allí me encontré con un vecino que me preguntó que cómo no llevaba a la perra y le conté que la noche anterior, que había una luna llena inmensa, se nos había despistado y no la habíamos vuelto a ver. Nuestro vecino, que también paseaba su perro, me dijo que unos metros más atrás su perro se había quedado parado levantando la cabeza y como olisqueando algo, que no pudo ver. Él es cazador y le llamó la atención el gesto de su perro».
Estado en que se encontraron los restos de ‘Thalía’ sus propietarios.
Tras este comentario la dueña de Thalía volvió a la zona donde el perro se había quedado parado tomando las emanaciones «y allí, a escasos metros y en una zona de maleza nos encontramos a nuestra perra Talhía devorada por un lobo, o por varios lobos, pues no lo sabemos a ciencia cierta, en unas imágenes que no olvidaremos nunca», recuerda Ágatha Plata.
La propietaria denunció estos hechos ante la Guardia Civil y el Seprona, «que se han tomado la denuncia muy en serio y que me han llamado en varias ocasiones para tratar de tener más información al respecto».
Señala que habían oído en alguna ocasión que por esta zona, entre Zaratán, Ciguñuela, Simancas y Wamba, alguna vez se ve algún lobo, incluso se les ha grabado y se les ha fotografiado a las puertas de alguna urbanización, como pasó este año con el lobo que fue fotografiado por un vecino a la entrada de Soto Verde.
«Que haya matado a nuestra perra nos hace ponernos en lo peor y no es descabellado pensar que cualquier día ataque a algún niño o a alguna persona de las muchas que salimos a pasear por estos caminos cercanos a nuestros domicilios».
La dueña de Thalía señala que «con el contencioso que hay entre proteger y blindar al lobo, o seguir controlándolo mediante de la caza autorizada, lo que va a suceder es que las manadas van a seguir creciendo cada más, matando cada vez más animales domésticos y acercándose cada vez más a las zonas urbanas, y esta desgracia que nos ha pasado a nosotros con nuestra mascota está sucediendo con demasiada frecuencia en más puntos de España, sobre todo en el norte, donde en ocasiones vemos que los lobos han atacado animales dentro de los mismos pueblos».
«El lobo tiene que ser controlado como cualquier especie y nosotros no somos cazadores, pero entendemos que animales de este tipo, que la mayoría de las ocasiones matan por matar, no pueden estar a su libre albedrío, descontrolados y más protegidos que las propias personas», manifestó Agatha Plata.