El Gobierno de Cataluña va a destinar durante los próximos tres años un total de 10 millones de euros para intentar terminar con la plaga de jabalíes que provoca múltiples daños en cultivos, crea situaciones de peligro en áreas urbanas y supone un riesgo para la transmisión de enfermedades. Durante el último decenio, la Generalidad catalana estima que la población de estos ungulados puede cifrarse en 200.000 ejemplares, estando la mayor parte concentrada en la provincia de Gerona. Ahora, desde la Dirección General de Ecosistemas Forestales y Gestión del Medio Ambiente, que puso en marcha el plan de actuación millonario para terminar con la sobrepoblación de jabalíes, quieren animar a los ciudadanos a consumir su carne. «Estamos trabajando para que la carne de jabalí se encuentre más fácilmente en los supermercados», ha explicado Anna Sanitjas, la responsable de esa dirección general.
La directora de Ecosistemas Forestales y Gestión del Medio Ambiente ha contado en RAC1 que pretenden darle valor a la carne de jabalí tal como se hace en otros países de Europa donde el consumo de carne de caza es más habitual. Esta medida se adopta como medio para «contribuir a reducir la superpoblación» y para ello se contará con la colaboración de los cazadores. El propósito es que la demanda de carne de esta especie aumente de forma local y los ciudadanos puedan encontrarla de forma habitual en los supermercados, como sucede en países como Alemania.
El exceso de población de jabalíes en Cataluña está provocando consecuencias negativas en los sectores agrícola, sanitario y social. La superpoblación se traduce en daños en la agricultura, principalmente en campos de cereales y cultivos hortícolas, pero también en un aumento del riesgo de enfermedades infecciosas como la turberculosis, la triquina y la peste porcina africana y en una mayor accidentalidad. Además, durante 2021 se registraron más de 5.032 accidentes de tráfico en las vías catalanas, de los que que 3.000 fueron provocados por jabalíes.
La población de jabalíes se ha triplicado en la comunidad catalana durante los últimos 20 años. Este exceso de ungulados supone un peligro para la seguridad de las personas y se traduce en daños a la agricultura y en el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas, como la gripe porcina. Ignasi de Dalmases es jefe de los Agentes Rurales de Gerona y lo tiene claro: «Vamos por detrás del problema: tenemos más población y menos cazadores». Para él, las causas de este aumento radican en el abandono del campo y de la limpieza de montes, en el incremento de alimentos para los jabalíes en zonas urbanas y en una menor presión cinegética.
Dalmases explica que se pretende evitar que los jabalíes se acerquen a zonas urbanas, que es donde pueden causar situaciones peligrosas, como el reciente ataque a una niña en la playa de Cadaqués. «No debemos darles pan ni tener contacto con ellos», advierte el jefe de los agentes rurales a esos ciudadanos que consideran «gracioso» acercarse a los jabalíes o darles de comer. Todo lo contrario, pues el aumento de población de estos ungulados y su interacción con el hombre solo incrementa los problemas y daños. La solución es clara para los agentes rurales: «la principal herramienta para acabar con la superpoblación es la caza». Y después, como recomienda Sanitjas, comer su carne de manera habitual.