Este Renegade sin perder la tradición y el espíritu de los Jeep de toda la vida, es una alternativa más a los SUV que plagan nuestras carreteras, prestándole mayor atención a la capacidad off road.
El Jeep Renegade es un todocamino de contenidas dimensiones (4,2 metros de longitud) que el fabricante americano lanzó con la idea de rivalizar con los SUV más urbanos del mercado: Nissan Juke, Mitsubishi ASX…
Desde que Jeep está en la órbita del fabricante italiano Fiat, está presentando productos más arriesgados y que quieren cautivar a los clientes por algo más que la efectividad.
Así, el Renegade, es un vehículo que entra por los ojos, bastante llamativo. Ha sido desarrollado en conjunto por ambos constructores y su fabricación se lleva a cabo en la italiana planta de Melfi.
Es, por tanto, el primer producto del fabricante norteamericano que se ensambla fuera de Estados Unidos. Resulta difícil encontrarle semejanzas con el Fiat 500 X, con el que comparte elementos tan importantes como la plataforma, pero que ha sido adaptado para ofrecer mejores capacidades todoterreno y un comportamiento algo superior al de sus rivales fuera del asfalto.
Sus formas rinden un moderno tributo a aquellos Willys de los años 50 que dieron a conocer a Jeep por todo el orbe y que fueron responsables de su buena fama.
DETALLES DE TODOTERRENO
Desde que abrimos las puertas, nos damos cuenta de que estamos más frente a un todoterreno. Para sentarse hay que aupar el cuerpo y la posición de conducción es más alta que en los todocaminos habituales.
La presencia de su salpicadero es robusta, de coche preparado para el trabajo duro capaz de soportar todo lo que se le ponga por delante.
Los materiales elegidos para su fabricación son de tacto rígido pero no presentan tacha ni al tacto ni a la vista, con una sensación de calidad muy a la americana, es decir, materiales no tan blandos al tacto pero que ajustan perfectamente.
El asidero que el acompañante tiene frente a sí solo es útil cuando salimos al campo, pero como detalle estético está muy logrado. Hay determinadas zonas que no están tan vestidas como en sus rivales europeos, pero ciertamente se lo perdonamos cuando analizamos sus precios.
Me ha dejado muy buena sensación en cuanto a habitabilidad: las plazas traseras están muy bien aprovechadas gracias a sus formas cuadradas, pero, dada sus contenidas dimensiones, la parte posterior es más apta para dos adultos que para tres.
Es muy correcto, en cambio, en lo que a distancias para las piernas se refiere. Es un coche que cuida mucho los aspectos prácticos, con multitud de huecos portaobjetos repartidos por el habitáculo y un maletero de 351 litros ampliable a 1.297 en caso de abatir los asientos traseros.
Opcionalmente, se puede adquirir un asiento delantero del acompañante abatible, lo que permite transportar objetos de muy largas dimensiones.
En las versiones más altas de equipamiento se puede optar por un sistema multimedia con pantalla táctil de 6,5 pulgadas, con un funcionamiento muy correcto, tanto por la velocidad de su procesador como por la facilidad de su manejo.
¿Una pega? Cuando incide el sol sobre su pantalla, cuesta leer bastante.
COMPORTAMIENTO SANO
El Renegade es un coche que transmite muy buenas sensaciones de conducción. Su comportamiento en carretera es muy sólido y filtra muy bien las irregularidades de la carretera. La sensación de seguridad es total y, en cuanto al confort, no podemos ponerle pegas, ni siquiera por rumorosidad o ruidos aerodinámicos, como a priori podríamos pensar teniendo en cuenta sus formas.
Fuera del asfalto no defrauda. Jeep quería un coche que fuese más allá de los SUV… y lo ha conseguido, pero con algún que otro truco. El primero, montando ruedas específicas y no unas asfálticas, es decir, con neumáticos M+S. El segundo tiene que ver con su nivel técnico. El Jeep Renegade se ofrece con dos tipos de tracción total.
El primero de ellos, el que lleva la mayoría de la gama, es el Jeep Active Drive, que en condiciones normales desconecta el eje trasero para ahorrar combustible y solo cuando accionas el botón 4WD Lock ambos ejes trabajan juntos. En ese momento podemos optar por los distintos modos que ofrece el sistema Select Terrain según el terreno que pisemos: Auto (automático), Snow (nieve), Sand (arena) y Mud (barro).
El segundo tipo de tracción integral disponible es el Jeep Active Drive Low, que solo equipa la versión Trailhawk y que, como su nombre bien indica, añade una posición extra para la reductora. Además, suma la posición Rocks al sistema Select Terrain, así como el control de descenso de pendientes.
Y añade cinco milímetros de altura libre al suelo (210 mm en total). La gama de motores del Jeep Renegade es bastante amplia.
Para esta prueba hemos optado por el más potente de los motores diésel, la versión de 140 caballos, asociado a un cambio manual de seis velocidades.
Se ofrece también con transmisión automática de nueve relaciones, inédita en su segmento, con un funcionamiento bastante suave y que ayuda mucho a reducir los consumos.
El motor 2.0 Multijet de origen Fiat tiene como principal virtud su alta dosis de par, dejando en el “debe” una falta de fuerza a bajas vueltas que se apreciará especialmente cuando haya que iniciar la marcha en cuesta.
Por lo demás, este motor es agradable y de esos que solemos calificar como “con tirón”. Sus consumos son bastante ajustados, 6,5 litros a los 100 km, que, aunque quedan lejos de los 5,1 homologados, no podemos calificarlos de excesivos.
La versión de 1,6 litros es bastante más austera en consumos, pero solo está asociada a la tracción delantera, lo que le resta muchos puntos a la hora de salir al campo.
El cambio de seis marchas le encaja a la perfección, contando con una sexta marcha bien ajustada para viajar con desahogo por terrenos despejados y unas primeras relaciones cortas que le aportan la respuesta necesaria tanto en los trazados de montaña como a la hora de abandonar el asfalto y sumergirnos en el campo.
Los recorridos de su palanca, de diseño discutible pero firme de tacto, son cortos.