El Mercedes GLA ha revolucionado el segmento de los SUV Premium, donde, hasta el momento, el rey era el Land Rover Evoque. El modelo de la estrella reinterpreta las exitosas líneas del Clase A y, aún fuera de los cánones habituales, se presenta “musculoso” y atractivo. La tracción total 4Matic solo está asociada al motor 2.2 CDi de 170 caballos y al cambio automático de siete velocidades.
La Clase A de Mercedes ha sido desde sus inicios una gama creadora de tendencias dentro de Mercedes, y con ella se han roto muchos de los cánones de la marca. Fue el primer tracción delantera, el primero en montar motor delantero transversal y el primero de los coches “pequeños” de Mercedes…
En definitiva, un precursor dentro de Mercedes. Y así continúa con el paso de los años. A la primera generación no la paró comercialmente ni un alce, mientras que la segunda pasó más discretamente. Ahora, la tercera marca nuevos hitos.
En primer lugar, ser la causante de bajar la edad media de compradores de Mercedes (la de compradores de Clase A es de 45 años) y de introducir nuevos productos de éxito, como el CLA, que tanto en Europa como en Estados Unidos está arrasando comercialmente.
La gama de Clase A se completa con la carrocería que traemos a estas páginas: el GLA, el Clase A más aventurero y que nos permite hacer nuestros pinitos por el campo. El Mercedes GLA reinterpreta el exitoso diseño de la berlina Clase A, pero le da un toque de coche “musculoso”, de coche preparado para todo, de esos que no se asustan fácilmente.
Aunque lo normal sería que los SUV estuviesen asociados a la tracción a las cuatro ruedas (en el fondo se trata de un todoterreno dulcificado), el mercado prefiere a los de solo tracción delantera. Todos los fabricantes disponen de versiones 4×4, que se suelen asociar a los motores más potentes y a los equipamientos más completos.
En el caso particular del GLA, se trata del motor 220 CDi de 170 caballos, que, además, está asociado al cambio automático de 7 velocidades de doble embrague (DCT). En gasolina, la tracción 4Matic solo está disponible con las versiones 250 y AMG, 211 y 360 caballos, respectivamente.
UN COMPORTAMIENTO DE BANDERA
Es en el asfalto donde mejor valoramos sus virtudes, tanto por motor como por confort, pero también donde mejor nos desvela sus pequeños “pecados”. El mayor de ellos, la rumorosidad y sonoridad.
El motor no es precisamente brillante en este aspecto… Y sin perjuicio de su gran confort, desentonan dentro del ambiente de calidad que se respira en su habitáculo, confeccionado con materiales de calidad y rematado con la misma finura que un clase E.
En habitabilidad o espacio interior, el GLA es un vehículo mejor aprovechado que la Clase A normal, pero tampoco es un dechado de virtudes.
Las plazas traseras son algo estrechas, además de disponer de una banqueta diseñada para dos ocupantes, y su acceso, aunque mejorado respecto de la berlina, obliga a contorsionar el cuerpo en exceso por la altura de carrocería y por el ángulo de apertura de las puertas.
Su maletero sí que es más amplio. Sobre el papel, anuncia 481 litros de capacidad… que tienen truco. Su capacidad real es de 421 litros, pero gracias al pack de carga (132 € de coste), se pueden reclinar los asientos posteriores.
Ojo, que son reclinables hacia delante para ganar espacio de carga, y no hacia atrás, como cabría esperar para mejorar el confort de los pasajeros. Ese pack de carga incluye algún detalle a tener en cuenta, como red en el maletero y una caja que se guarda en el doble fondo del maletero, donde va ubicada la rueda de repuesto trasera.
Y TAMPOCO CONSUME DEMASIADO……
El GLA también resultará plenamente satisfactorio en cuestiones de economía de consumo. Su motor, de 2,2 litros y 170 caballos, no es excesivamente tragón, en parte debido a su capacidad para rodar a bajas vueltas en marchas largas, por lo que la sexta y la séptima velocidades son perfectamente utilizables.
En el ordenador de a bordo resulta fácil ver que los consumos se sostienen por debajo de los seis litros de media, lo que nos hace disfrutar mucho más de la conducción. Por último, comentar que, efectivamente, la opción de compra de un GLA 220 CDi 4Matic como la unidad que hemos sometido a pruebas se puede antojar cara por culpa de 39.400 €, pero también hemos de valorar que se trata de un coche cuyo equipamiento es bastante completo, con faros de xenón, detector de fatiga, equipo de audio con bluetooth, control de crucero, faros de encendido automático, volante multifunción, llantas de 18 pulgadas… •
LA “FIERA” QUE LLEVA DENTRO
La principal virtud del GLA quizás sea su capacidad para mutar, para pasar a ser Mr. Hyde. Se consigue pulsando un botón en el salpicadero.
En el momento que lo presionamos, deja atrás esa faceta de coche elegante y urbano y se transforma en un coche que puede rodar con soltura por pistas de tierra y que, llevado por buenas manos y con saber hacer, puede salvar obstáculos interesantes, siempre que la física le permita superarlos.
El botón off road actúa en la gestión electrónica del motor y el cambio y modifica las leyes de actuación del control de tracción y del ESP (retrasa su entrada en funcionamiento).
Además, cuenta con un control de descenso que permite afrontar bajadas importantes dejando que sea el coche el que ajuste la velocidad de bajada, de modo que su conductor se concentre únicamente en la dirección.
El secreto de las versiones con el paquete off road reside en los 30 mm. extras de altura libres al suelo que permiten que el GLA abra camino donde otros sólo ven obstáculos infranqueables.
El GLA descubre a sus ocupantes nuevos mundos gracias a la buena calibración de sus suspensiones.
Están diseñadas y ejecutadas de un modo que permiten a su conductor sentir qué ocurre bajo las ruedas y cuándo se pierde motricidad, pero también son responsables del alto confort que se vive en su interior. No hay molestos rebotes ni reacciones bruscas ante baches, grietas o grandes irregularidades. Filtran pero dejan sentir. Mercedes demuestra por qué es una de las marcas más cotizadas y por qué es un fabricante de primera línea.
En asfalto el GLA resulta también muy satisfactorio… Aunque fuera de los trazados más amplios que pueden representar las autopistas y las autovías, transmite la sensación de ser un coche más pesado y voluminoso de lo que es.
Pero es una cuestión de sensaciones, pues agilidad no le falta, teniendo un comportamiento más que parecido al de un turismo, aunque más torpón que el dinámico y rápido Clase A.