El Suzuki SX4 S-Cross, reúne todos los ingredientes para ser un triunfador. Se parece mucho a un compacto familiar, pero no renuncia ni a la tracción a las cuatro ruedas ni a la genética Suzuki, aspectos que le aportan un valor añadido.
La apuesta de Suzuki para el segmento de los compactos todoterreno, los comúnmente conocidos como SUV, pasa por una carrocería que no se diferencia excesivamente de sus competidores, pues ha querido aplicar la misma fórmula que resultó exitosa en otras marcas.
Quizás la mayor diferencia la encontramos en la altura al suelo, pues el S-Cross es más bajito que el resto (es el que menos altura libre al suelo tiene, 170 mm.). Lo que no pierde es amplitud en su interior, donde ofrece una habitabilidad superior a la de las berlinas compactas, frente a las que es un poco más grande.
El S-Cross, a pesar de contar con el emblema y las inscripciones, olvida el nombre SX4 e introduce una plataforma nueva que será la que se emplee en el inminente Suzuki Vitara, que, al igual que el S-Cross, confirmarán que Suzuki dulcifica y civiliza más su producto ofreciéndole una orientación más urbana.
La pena es que muchos aficionados perderemos del portfolio de compra vehículos tan camperos como el Suzuki Gran Vitara.
BUENA FACTURA Y BAJOS CONSUMOS
Dentro del Suzuki S-Cross se vive un ambiente más que correcto.
Destaca más por su buena ejecución que por su vistosidad, pero no defrauda la durabilidad de sus componentes. Prevalecen los plásticos duros, pero con un gran ajuste y una excelente terminación.
Los acabados de calidad predominan en toda la gama, pero aún más en la versión GLX-EL que probamos, donde disfrutamos de un techo practicable de grandes dimensiones que mejora la sensación de espacio y luminosidad del interior. Su habitabilidad también nos sorprende.
Es buena, especialmente en su espacio trasero para las piernas, que nada tiene que envidiar a la de los coches de segmentos superiores. En el debe, por señalar algún aspecto, nos encontramos con la poca modularidad que ofrece su configuración interior.
No recibe ninguna nota mala en el análisis de su interior; es más, la valoración es muy positiva en cuanto a términos de ergonomía (salvo el botón de manejo del ordenador de a bordo), posición de conducción y visibilidad. Por último, cabe destacar su maletero de gran capacidad, que merece un sobresaliente bajo al ser uno de los más grandes del segmento, solo por debajo de Dacia Duster y Hyundai ix35.
GRAN POTENCIA Y VERSATILIDAD
Animado por un motor de cilindrada media, 1,6 litros, y una potencia poco habitual en el segmento, 120 caballos, tiene a gala ser el SUV que menos gasta del mercado, gracias al uso del sistema de parada y arranque Start&Stop (opcional de 400 €).
De hecho, que el ordenador de viaje marque consumos de 5,1 l/100 km es lo normal. Nos llama la atención por la gran respuesta de su motor turbo, que desata un gran poderío por encima de las 1.300 revoluciones, brindando a sus ocupantes la sensación de ir en un vehículo con un motor de mayor potencia.
Se trata también de un propulsor que tiene buenos bajos, lo que permite circular la mayoría del tiempo a bajas vueltas, especialmente en tráfico urbano, algo que nos permite obtener tan buenos resultados a la hora de valorar los consumos.
Está asociado a una caja de cambio manual de seis velocidades y desarrollos ajustados que permiten obtener tan buenas sensaciones de su nivel medio de potencia.
Un punto positivo de este motor es que, una vez en temperatura de funcionamiento, es bastante silencioso.
Y como muchos otros diesel, en frío suena algo más, pero sin llegar a ser molesto.
Estamos ante uno de los coches más completos y que demuestra que el mercado es caprichoso, pues es brillante en aspectos tan bien valorados como motor, prestaciones, equipamiento, comportamiento y habitabilidad, pero no ha conseguido el favor del público para que sus ventas estén a la altura de sus cualidades.
AL GRIP.. Y A DISFRUTAR
Las versiones equipadas con la tracción All Grip 4WD supondrán sólo un 20% de las ventas, pero para cazadores como nosotros resulta casi vital este tipo de tracción. Está compuesta por un embrague multidisco que funciona realmente bien.
En caso de apuros en campo, con activar los modos Nieve o Lock nos permitirá circular con total normalidad en modo tracción a las cuatro ruedas. Lo más normal, o lógico, es circular siempre con el modo Auto seleccionado, con el que iremos en 4×2 de modo habitual, pero si detecta pérdidas de motricidad en el tren delantero… ¡conecta el trasero!
Si algún día tenemos el espíritu más “guerrero”, podemos ganar en agilidad con el modo Sport, con el que disfrutaremos de una respuesta más rápida del acelerador y de mayor par en el eje trasero, de modo que inscribiremos mejor las curvas.
De esta manera, se convierte en un coche con más nervio, en un “pseudo GTI”. Lástima que ofrezca una de las menores alturas libres al suelo del segmento… lo que en algún momento nos puede detener por miedo a estropear la mecánica, golpear en los bajos o quedar atascados.
La puesta a punto de su suspensión, si se me permite la expresión, sorprende. Una puesta a punto firme, incluso para carretera, especialmente cuando vamos cargados o a plena ocupación. Recupera ese tono “pseudo GTi” que comentaba anteriormente, en el que se ha priorizado sujeción y agilidad en su comportamiento dinámico, generando mucha confianza y seguridad en su conducción. Sólo en pista muy rota, en carreteras de muy mal firme y zonas muy bacheadas, echaremos de menos una menor firmeza.