Es un coche que, con una estética de todoterreno, se adentra en la selva urbana con el único ánimo de ser la alternativa a los más populares modelos urbanos. Podríamos definirlo como el hermano pequeño del Kuga y busca ser alternativa a otros modelos del mismo corte, todocaminos de ciudad, como Nissan Juke, Peugeot 2008 o Renault Captur.
La receta maestra de todos estos modelos es común: maniobrabilidad en ciudad, motores eficaces y eficientes, puesto de conducción elevado y diseño atractivo. A este patrón genérico la marca del óvalo ha querido añadir la rueda de repuesto colgada en un portón posterior de apertura lateral, un guiño presente en los todoterrenos más puros.
En lo que sorprende el Ford EcoSport es en capacidades todoterreno, algo que nos anuncian sus grandes pasos de rueda. Ofrece una altura libre al suelo de las mejores de la categoría, con 20 centímetros, que le permite tener una gran profundidad de vadeo, 55 centímetros, y unos ángulos de ataque y salida líderes también en la categoría, 35 y 21 grados respectivamente.
Si estas cifras llaman la atención, más perplejos nos quedamos cuando analizamos la gama y descubrimos que se ha decidido no traer ninguna versión 4×4 a Europa… obviamente, por planteamientos comerciales, pues, de lo contrario, no se entiende que teniendo las mejores condiciones no se opte por una tracción a las cuatro ruedas, que, aunque se venda poco, capte a ese público que demanda un vehículo capaz fuera del asfalto.
MÁS ECO SPORT
La versión más potente de la gama se encomienda a un motor de tres cilindros y un litro de capacidad turboalimentado capaz de desarrollar 125 caballos con la nomenclatura Ecoboost. Pertenece a una nueva familia de motores que se han diseñado desde la política del downsizing, es decir, motores de muy baja cilindrada pero que, gracias al aporte del turbo, logran potencias elevadas, capaces de obtener muy buen rendimiento a pesar de su escaso cubicaje.
Es cierto que el motor tiene un rendimiento muy bueno, su capacidad de subir de vueltas es soberbia, pero también hay que señalar que los consumos, como era de suponer, se quedan lejos de los homologados por el fabricante.
En condiciones normales de circulación, que marque menos de 7,5 litros es difícil, y a nada que le pisemos para rodar alegremente, el económetro se dispara a casi 9 litros, merodeando entre los 8,5 y los 9. Sus prestaciones, siendo buenas, no llegan a ser magníficas, 12 segundos en 0-100 km/h no le convierten en un coche rápido y, cuando el ritmo es vivo, se disfruta solo su capacidad de estirar.
Si en lugar de un cambio de cinco marchas se hubiese optado por un cambio de seis, variarían mucho las cosas en todos los sentidos, mejorando tanto en consumos como en prestaciones. Además, el tacto de la palanca no se puede calificar de rápido. Si valoramos el coche desde el aspecto dinámico, su comportamiento es muy bueno.
Tiene elementos sobresalientes, como la dirección, rápida, precisa y transmisora, además de ser un coche poco pesado en el que los cambios de apoyo se suceden francamente bien y de forma noble, es decir, sin ningún tipo de reacción brusca.
Su suspensión es algo blanda, sin restar confianza, lo que mejora la sensación de confort dentro del coche, pero es verdad que en carreteras de curvas se echa de menos algo más de firmeza.
En autopista y autovía es un coche que transmite una sensación muy agradable de aplomo, lo que mejora la seguridad al volante. Sin duda, ha puesto la nota más alta en el confort de sus pasajeros y rehúye de un planteamiento más deportivo o Sport.
UN DISEÑO CALCADO DEL FIESTA
En su interior, nos acomodamos en un calco del Ford Fiesta, utilitario del que copia todo el diseño interior, también calidades y materiales, pero al que mejora por habitabilidad y capacidad de maletero. Como es algo más grande que un Fiesta, puede ofrecer unas cotas interiores más amplias, especialmente el espacio trasero para las piernas.
Lo mismo sucede con el maletero: 375 litros de capacidad (ampliables a 1.280 litros). Además, sus formas regulares hacen que sea muy aprovechable. El portón, abisagrado en un lateral y con la rueda colgada, es algo que se ve poco y que no siempre nos permite acceder cómodamente al maletero.
La postura de conducción, gracias a la múltiple regulación de volante y asiento, es excelente. Se conduce en una posición elevada, lo que permite dominar el entorno y afianzar las buenas sensaciones que ofrece la conducción del vehículo.
Y cuenta con prácticos huecos donde depositar objetos y con unos útiles conectores USB y de audio. La calidad interior no defrauda.
Quizá podríamos pedir que algún plástico del salpicadero fuese de mejor calidad visual, pero en su defensa hay que señalar que están en la sintonía con lo que ofrecen sus rivales del segmento.
Igual sucede cuando cerramos las puertas: un sonido que pone de manifiesto su condición de vehículo modesto pero muy a la par de lo que sus competidores ofrecen. Sí que está por encima de sus rivales en lo que se refiere a equipamiento, donde Ford pone su nota diferenciadora.
Solo se ofrecen dos terminaciones, Trend y Titanium, con una diferencia de precio de 1.300 euros que le permite al Titanium brindar un listado muy completo de equipamiento que incluye elementos como ESP de serie, siete airbags (incluido el de rodilla), llantas de aleación de 17 pulgadas, luces diurnas LED, tapicería de piel, arranque sin llave, climatizador automático, radio CD MP3, toma USB, conectividad SYNC y AppLink, control de crucero y sensor de lluvia y de parking . •